Una de las lecciones que Barcelona extrajo de la pandemia es que su subsistencia está inevitablemente vinculada al turismo, un sector con el que arrastraba una difícil relación en los últimos años.
 
 

plaza espana barcelona

 

 
"Una constatación de urgencia es que la conmoción de la pandemia ha sido un experimento natural: ahora sabemos qué pasaría si elimináramos el turismo de repente. Sería un desastre económico", afirmó esta semana el economista y político Andreu Mas-Colell en un artículo de opinión en La Vanguardia.
 
Antes del coronavirus, Barcelona llevaba años superando las cifras anuales de llegadas y alcanzó un pico histórico de 12 millones de visitantes en 2019.
 
Cuando en marzo de 2020 España inició un estricto confinamiento y cerró fronteras, la ciudad volvió a ser de los barceloneses, que poco a poco fueron reclamando los espacios y volvieron a ocupar el centro histórico.
 
Un año más tarde, las autoridades municipales son conscientes de que la actividad de los residentes no es suficiente para el impulso que necesitan la restauración, el ocio o la cultura; y se han lanzado a la promoción en el extranjero.
 
OPERACIÓN RETORNO
 
"Están llegando italianos, franceses, alemanes... pero poca cosa más. Esperamos que los cambios en las restricciones de viajes, que eran necesarios, vengan con una ligera mejoría; aunque somos conscientes que tendremos un mal verano", afirma en declaraciones a Sputnik el director general del Gremio de Hoteles de Barcelona, Manel Casals.
 
Según los últimos datos de esta patronal, a principios de junio solo un 41 por ciento de los hoteles de la ciudad habían reabierto tras la crisis sanitaria y la perspectiva es de llegar al 60 por ciento en julio.
 
El turismo, la hostelería y restauración y el conjunto de los servicios tienen la vista puesta en el avance de la vacunación y el levantamiento de restricciones para iniciar la ansiada recuperación.
 
"Ahora necesitamos restablecer la movilidad y luego dar seguridad, y para eso debemos hacer promoción y transmitir que es seguro venir a Barcelona", dice Casals.
 
Con el certificado COVID de la UE casi en marcha, el objetivo ahora es recuperar no solo el grueso del turismo sino segmentos específicos como el lujo o los negocios, que el empresario lamenta "ahora mismo es inexistente".
 
Se espera que el Mobile World Congress de finales de junio, aunque lejos de los 109.000 asistentes de 2019, sirva como un "gran escaparate" internacional para atraer futuros grandes eventos a Barcelona.
 
La reciente reapertura de la terminal 2 del aeropuerto de El Prat, cerrada desde hace seis meses, también busca avivar un repunte del tráfico aéreo, a lo que se suma un debate sobre una posible ampliación de la infraestructura aeroportuaria.
 
EN BUSCA DE VISITANTES
 
A finales de mayo, el Ayuntamiento de Ada Colau dio a conocer la promoción "Barcelona como nunca antes" para "reactivar la economía del visitante" y fomentar "un reposicionamiento turístico y de identidad".
 
Su misión es situar la ciudad como un destino destacado por su sostenibilidad, creatividad o innovación, atrayendo un turismo de calidad apto para la convivencia con los residentes.
 
El presidente de Turismo de Barcelona, Eduard Torres, destacó que los negocios que sobrevivieron a la pandemia lo hicieron gracias al barcelonés, algo que permitió a la ciudad "reconciliarse" con los suyos.
 
"Ahora tenemos que trabajar para explicarnos bien y de otro modo, con un mensaje renovado, para que nos venga aquel turismo deseado, un turismo de calidad y sostenible", sostuvo Torres.
 
Las autoridades también emprendieron las primeras misiones al extranjero para atraer turistas, la primera en abril a Moscú y San Petersburgo para preparar el mercado ruso, valorado por su poder adquisitivo e interés cultural.
 
Esta semana, el consistorio presentó una alianza con Sevilla para promocionarse conjuntamente en París a la búsqueda del turista francés interesado por ámbitos como la arquitectura, la gastronomía, la moda o la literatura.
 
Barcelona aspira a reposicionarse en el mercado turístico mundial para atraer a un visitante sostenible y respetuoso frente al modelo de fiesta, sol y playa que generaba tanto malestar en las calles pre pandémicas.
 
"El turismo no ha sido muy bien tratado en los últimos años por varios factores, entre ellos una confusión sobre qué era demasiado turismo y un Gobierno que se encontró con una situación que no supo gestionar bien, y entró en ciertas reticencias hacia un sector que se ha visto que es muy productivo", considera el director del Gremio de Hoteles.
 
Casals destaca el valor "económico, laboral y de multiculturalidad" que aporta este sector a la ciudad, que ahora se encuentra ante el reto de acabar de definir qué tipo de turismo busca y cómo atraerlo.
 
"No nos engañemos, seamos conscientes de lo que todo esto aporta y trabajemos para gestionarlo", concluye el empresario. 
 
 
Con información de Sputnik