Ana Delicado Palacios
Argentina no termina de ser un polo atractivo para recibir inversiones. Aun en plena recuperación económica, la nación sudamericana no genera las condiciones necesarias para sacarse el lastre de tantas crisis asociadas a su nombre.
Ésta es una de las conclusiones de un estudio elaborado para la Escuela de Administración y Negocios de la Universidad Austral sobre las inversiones que recibe este país.
Para llegar a esta resolución, los autores del trabajo, Juan José Llach y Martín Calveira, observaron la evolución del Ipap (Índice de Precio de los Activos Productivos).
Este inAdicador predice el comportamiento de la inversión efectiva de la economía al anticipar entre uno y dos trimestres la evolución de la Ibif (Inversión Bruta Interna Fija), que a su vez es uno de los componentes fundamentales del Producto Interior Bruto (PIB).
El Ipap se encuentra en su nivel más bajo desde hace más de siete años. En concreto, desde enero-marzo de 2014.
Esta variable manifiesta un declive pronunciado desde abril-junio de 2018. Doce trimestres de caída, durante este período, subrayan el hecho de que desde 2014 la inversión sea tan volátil y sin una tendencia positiva.
Durante el segundo trimestre de 2021, el Ipap tuvo una contracción el 5,3 por ciento interanual, un porcentaje menor al registrado en el trimestre anterior, cuando el retroceso fue del 6,7 por ciento.
"La inversión, a precios corrientes, se encuentra en el mismo nivel que el segundo trimestre de 2020, cuando la economía tuvo una caída histórica", reveló durante una entrevista con la Agencia Sputnik el economista Martín Calveira.
FALTA DE AVANCES
Los volúmenes de inversión que hay en la actualidad pueden equipararse a los que había durante el segundo trimestre de 2018. Lo refleja la Ibif, que desde hace siete años muestra una inclinación menguante en la mayoría de los trimestres.
"Tomándola a precios constantes y si la comparamos con el tercer trimestre de 2018, la Ibif cae 5 por ciento, mientras que el Ipap para ese mismo período descendió 18 por ciento", evaluó el investigador y coautor el trabajo.
La Inversión Bruta Interna Fija del segundo trimestre de 2021 equivale al 15,6 por ciento del PIB, un nivel similar al que había en el tercer trimestre del año pasado, cuando imperaban las restricciones económicas causadas por el covid-19.
Esto sucede "en un escenario macroeconómico desfavorable y en caída desde el tercer trimestre de 2018, es decir, bastante antes de la aparición de la pandemia", resaltó Calveira.
Si se echa la vista más atrás, se puede afirmar que la inversión en Argentina "no ha mostrado avances significativos desde principios de 2010", afirmó Calveira.
Este dato se constata al observar que el crecimiento promedio del Ipap es negativo entre el período 2012-2020. Las peores caídas se detectaron en 2014, en 2018, 2019 y 2020.
"Las causales principales de ese desempeño son variadas, pero si deberíamos marcar una y dado el efecto a lo largo de los años, sería las condiciones institucionales que afectaron a la economía nacional", juzgó el investigador.
Los cambios frecuentes en las regulaciones financieras e impositivas, por ejemplo, "determinaron altos niveles de discrecionalidad, lo cual impactó naturalmente en las decisiones productivas de largo plazo", consideró.
MEJORAS
El trabajo de la Universidad Austral observa ligeros repuntes de la inversión en el primer trimestre de 2019 y en el tercer trimestre de 2020.
"El desempeño de esos años se debe esencialmente a recuperaciones luego de períodos de crisis y caídas de la mayoría de los indicadores macroeconómicos", explicó el coautor del trabajo.
Pero recuperación no implica crecimiento. "La dinámica del IPAP variable es positiva al compararla con un período de gran recesión", advirtió el economista.
Estos vaivenes económicos tienen a la industria como una de las gran damnificadas. "La industria manufacturera no pudo impulsar la transformación de la estructura productiva de nuestro país", evidenció el investigador de la Austral. "Si bien se produjeron algunos avances, no son suficientes para sustentar un crecimiento de largo plazo".
PERSPECTIVA A FUTURO
El IPAP permite hacer proyecciones a futuro. Los responsables del estudio estiman que la tendencia negativa de la inversión se sostendría al menos hasta el primer trimestre de 2022, más allá de la recuperación temporal que haya este año.
La caída de la inversión, no obstante, "se puede profundizar y extender hasta luego del segundo semestre de ese año, dadas las tensiones políticas y el nivel de incertidumbre en la gestión económica", resumió Calveira.
Uno de los motivos que genera poca confianza en la economía argentina es la deuda por más de 44.000 millones que tomó con el Fondo Monetario Internacional (FMI) la gestión anterior del entonces presidente Mauricio Macri (2015-2019).
La deuda de la nación sudamericana con el FMI llega en la actualidad a los 43.092 millones de dólares, según cifras del Ministerio de Economía actualizadas al 30 de septiembre.
En el clima de recelo que impera, también juega en contra la incerteza de cuánto durará la reactivación económica y el deterioro social que mantiene en la pobreza al cuatro de cada diez argentinos, lo que también "plantea dudas en relación a la disponibilidad de personal técnico", señala Calveira.
"En este sentido, notamos que es determinante para nuestro país el abordaje de políticas de inversión no solo respecto a maquinarias, equipos y establecimientos productivos (inversión bruta), sino también en inversión en capital humano, es decir, educación y capacitación a los efectos de generar trabajadores con capacidades para la nueva economía del conocimiento", concluyó.
Este país sudamericano lleva tres años de recesión, con una caída económica que en 2020 fue del 9,9 por ciento.
Con información de Sputnik