Jorge Manco Zaconetti
El Perú tiene una larga tradición minera que es anterior a la conquista española. Es más, el oro y plata americana que fluye hacia Europa monetizando a los estados imperiales en formación, sea España, Francia, Inglaterra, Holanda forma parte del proceso de acumulación originaria del capitalismo como sistema de dominación mundial. Este es el origen, la matriz dependiente que determina las actividades productivas como la minería.
Por ello, se acuñaba en la Francia del siglo XVII la frase ¡Vale un Perú! como sinónimo de riqueza. Por ello, también los forjadores de la Patria en el escudo nacional colocaron la cornucopia con monedas de oro, como símbolo de la riqueza. Nuestro país tiene importantes recursos mineros sobre todo de cobre, oro, plata, zinc, plomo que deben valorizarse, es decir explotarse, con la mayor responsabilidad social, ambiental y tributaria.
De allí la necesidad de apostar por un mayor valor agregado con los productos mineros. No resulta suficiente la exportación de materias primas. Debemos tener más refinerías de cobre como las tiene Chile que con una producción de más de 5.5 millones de toneladas de cobre tiene ocho refinerías, mientras nuestro país solamente tiene una, la Refinería de Cobre de Ilo (Moquegua) que se construyó en el gobierno nacionalista del general Juan Velasco Alvarado y que fue privatizada por Fujimori a precios de ocasión.
Siempre he afirmado que la minería es el sector más importante de la economía peruana, por su participación en el PBI, es decir en el valor de la riqueza nacional, que estima a los precios de mercado la producción de bienes y servicios en un año determinado. También he sostenido que la participación de la minería está subestimada en el PBI. Una medición del 9 % no se corresponde con la realidad, pues esta participación se actualiza teniendo en cuenta los volúmenes producidos de cobre en el 2007, año base de las Cuentas Nacionales, cuando la producción de cobre era de un millón de toneladas en promedio.
Con la entrada en producción de nuevos proyectos a partir del 2015 como Toromocho de la empresa china Chinalco, Las Bambas de MMG, Constancia de Hudbay, con las ampliaciones de la Mra. Cerro Verde y Southern Perú Copper Corporation (SPCC) entre otras la producción de cobre más que se duplicó.
Así, al cierre del 2023 la producción cuprífera fue superior a los 2.75 millones de toneladas, y los ingresos del cobre representan casi el 70 % del valor de la producción minera metálica. Todo ello sin considerar el oro que se produce informalmente e ilegalmente, y los volúmenes de oro que salen por Bolivia y el Ecuador. Entre otros considerandos. Por todo ello considero que la participación del sector minero en el PBI está subestimada, y esta es una realidad que debiera ser explicada y superada por el Instituto Nacional de Estadística e Informática del Perú (INEI).
Sin embargo, salvo los especialistas en la historia de la minería en nuestro país no se reconocen a los forjadores de la minería del siglo XX. Son pocos los que recuerdan el nombre de Ernesto Baertl Schutz, ingeniero de minas, y un dinámico explorador que hizo posible con amigos cercanos la empresa minera Milpo en los años cincuenta del siglo pasado.
De igual manera, se debiera reconocer la importancia de don Alberto Benavides de la Quintana, también formado en la antigua Escuela de Minas que más tarde forma parte de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI). Su nombre está ligado a la unidad minera de Julcani en la provincia de Lircay (Huancavelica), que desde inicios de los años cincuenta del siglo pasado se sigue extrayendo millones de onzas de plata y es el origen, la “gallina de los huevos de plata” de la Compañía Minera Buenaventura.
En esa misma línea de pensamiento poco se recuerda a don Jesús Arias Dávila un gran explorador minero en el centro del país, y su nombre está asociado a la unidad minera de San Ignacio de Morococha (SIMSA) y a la minera aurífera de Mra. Poderosa, hoy jaqueada por la minería informal e ilegal, con un alto costo de la vida de trabajadores mineros.
Tampoco se recuerda al ingeniero Fausto Zavaleta Cruzado, el profesional que hizo posible la explotación de los recursos de estaño de la unidad de San Rafael en Puno que resulta siendo la fuente de la riqueza más importante del grupo Brescia, que luego se diversifica sobre todo con su participación en la privatización del 40 % de las acciones del Banco Continental.
En esa misma línea de pensamiento se debe reconocer la iniciativa del ingeniero Guido del Castillo, que con las unidades mineras de Aruntani en Moquegua y Arasi en Puno entre otras concesiones llega a ser un importante productor aurífero.
Si hay un común denominador entre los mencionados forjadores de la minería en el Perú, es que hacen minería como un esfuerzo propio, de mucho sacrificio, en un país como el Perú donde las vías de comunicación salvo el Ferrocarril Central que llegaba a La Oroya y luego a Cerro de Pasco, en la práctica exigía la montura de acémilas, durante varios días para llegar a los yacimientos.
Evidentemente la alta dependencia de los productos mineros de los precios internacionales explica la dinámica de la producción. Así, en los años de Gran Depresión (1930/1938) la producción minera era de sobrevivencia. Es más, el boom de precios recién se presenta con la guerra de Corea (1950/1953), que sirvió para un potenciamiento de la minería de capitales nacionales, pues la gran explotación minera en el centro del país estaba ligada a la Cerro de Pasco Corporation de capitales gringos que fue nacionalizada en 1973 por el Gobierno Militar, y a la cual se tuvo que indemnizar bajo la mesa.
Augusto Baertl Montori
Es uno de los últimos forjadores de la minería en el Perú, cuya vida está ligada al sector desde niño pues fue el último hijo de Ernesto Baertl Schutz casado con la dama limeña Julia Montori. Al igual que varios pioneros de la minería en nuestro país, estudió en la Universidad de Ingeniería, en la facultad de Ingeniería de Minas, con estudios postgrado en la Harvard Business School y en Northwestern University. Como todos los “mineros de sangre” empezó su carrera profesional el año 1966 como Asistente de Jefe de Sección en la unidad minera San Cristóbal de la Cerro de Pasco Corporation. Una antigua unidad minera ubicada en la provincia de Yauli a más de 4,300 metros de altura, de donde se extraía plata, zinc, plomo, plata.
Sin embargo, su experiencia minera se enriquece en la Compañía Minera Milpo, donde su padre, Ernesto Álvaro Baertl Schutz era accionista, el cual para muchos es considerado el padre de la minería moderna. En esta unidad minera entre 1967 a 1996, durante 30 años, ocupó varias posiciones desde Superintendente de Mina, Subgerente, Gerente de Operaciones para en 1994 asumir la Gerencia General, ocupando la Presidencia del Directorio y Director General y miembro del directorio en varios periodos.
Sin embargo, el mérito histórico de Augusto Baertl Montori es haber hecho posible como Presidente del Directorio, el proyecto minero de Antamina, que antes pertenecía a la Cerro de Pasco Corporation, y luego pasó a manos de Centromín Perú, para luego ser privatizado en los años noventa con compromisos de inversión superiores a los US $ 2,300 millones de dólares, realidad que superaba las expectativas y que significaba un punto de quiebre en la promoción de las inversiones en el sector.
En tal sentido, desde 1997 al 2003, como Presidente y Gerente General de Compañía Minera Antamina, lideró exitosamente la exploración, desarrollo, construcción y la puesta en marcha de este proyecto de clase mundial, que representó una inversión de US$ 2,300 millones, iniciando operaciones en junio del 2001, cuatro meses antes de lo programado y con una inversión por debajo de lo presupuestado.
Entre el 2001 al 2023 los ingresos por ventas de Mra. Antamina de cobre, zinc, molibdeno superan los US $ 62 mil millones de dólares, una riqueza que ha permitido a la región de Ancash ser perceptora del canon y regalías mineras por más de 20 mil millones de soles, fuente importante en la generación del empleo, abono del impuesto a la renta, con un liderazgo en la producción y en las buenas prácticas ambientales y de seguridad en el trabajo.
Además de haber sido Presidente de la “Sociedad Nacional de Minería, Petróleo, Energía” en varias oportunidades, ha sido también
el primer presidente y fundador del “Grupo de Diálogo, Minería y Desarrollo Sostenible en el Perú”, una asociación que apuesta por la empatía, el diálogo para resolver los conflictos sociales y ambientales con los diversos grupos de interés en especial las comunidades campesinas y los trabajadores.
Diario Uno, 20.04.2024