Contumacia de García: coloca primera piedra en Collique
Sin importarle el rechazo de los vecinos y la ciudadanía, que condenan la destrucción de la Escuela de Aviación de Collique (EAC), el presidente Alan García persiste en su actitud contumaz violatoria de las leyes al pisotear el marco legal que impide destinar a otro fin los terrenos de la EAC.
No sólo que destruye la EAC, sino que favorece a empresas detrás de las cuales estarían intereses estratégicos del enemigo chileno, que busca dejar a Lima indefensa sin un aeródromo alternativo al aeropuerto Jorge Chávez en caso de una catástrofe, como podría ser un tsunami en el Callao, algo nada imposible teniendo en cuenta que durante el virreinato ya hubo un maremoto.
La tercera razón que causa repulsa es el precio vil al cual se remata los terrenos en un proceso pintado de irregularidades encabezadas por el ex ministro de Vivienda Enrique Cornejo.
La cuarta razón de repulsa es la saturación de servicios que causaría un gran complejo de viviendas, pues rompería la fluidez del servicio de agua y el transporte en la zona, lo cual se perpetraría con la complicidad del alcalde de Comas.
Hay una quinta y preocupante razón y es la ausencia de una visión de estadista del Presidente de la República, sumada a la incapacidad del alcalde de Lima, pues carecen de una cuerda estrategia de planificación urbana. No entienden que Lima está saturada, faltan áreas verdes, es el cemento el que en la medida de lo posible debería desaparecer, no las áreas verdes, libres o de esparcimiento, lo cual es más grave en un país donde los terremotos son siempre una posibilidad latente.
Países como Irán, que con la riqueza que la da su petróleo contrata a los mejores asesores del mundo en materia de planificación, también evalúa las opciones viables ante la posibilidad de terremotos y la gran población en la capital, Teherán, con siete millones, pues un gran terremoto haría imposible atender a tanta gente. La solución óptima adoptada es desplazar a varios millones de personas a una nueva ciudad, tarea que ya han emprendido.
En Lima superamos a la población de Teherán, pero carecemos de un buen alcalde y un buen presidente, más envueltos en casos de corrupción que en ver cómo desarrollar a Lima y al Perú de forma integral.
La tercera razón que causa repulsa es el precio vil al cual se remata los terrenos en un proceso pintado de irregularidades encabezadas por el ex ministro de Vivienda Enrique Cornejo.
La cuarta razón de repulsa es la saturación de servicios que causaría un gran complejo de viviendas, pues rompería la fluidez del servicio de agua y el transporte en la zona, lo cual se perpetraría con la complicidad del alcalde de Comas.
Hay una quinta y preocupante razón y es la ausencia de una visión de estadista del Presidente de la República, sumada a la incapacidad del alcalde de Lima, pues carecen de una cuerda estrategia de planificación urbana. No entienden que Lima está saturada, faltan áreas verdes, es el cemento el que en la medida de lo posible debería desaparecer, no las áreas verdes, libres o de esparcimiento, lo cual es más grave en un país donde los terremotos son siempre una posibilidad latente.
Países como Irán, que con la riqueza que la da su petróleo contrata a los mejores asesores del mundo en materia de planificación, también evalúa las opciones viables ante la posibilidad de terremotos y la gran población en la capital, Teherán, con siete millones, pues un gran terremoto haría imposible atender a tanta gente. La solución óptima adoptada es desplazar a varios millones de personas a una nueva ciudad, tarea que ya han emprendido.
En Lima superamos a la población de Teherán, pero carecemos de un buen alcalde y un buen presidente, más envueltos en casos de corrupción que en ver cómo desarrollar a Lima y al Perú de forma integral.