La sorpresa que nos dio la empresita Lima Airport Partners, LAP, concesionaria tramposa del Aeropuerto Jorge Chávez, no ha podido ser más espectacular: Elevará tarifas por uso de mangas. En efecto, a partir de febrero, entran en vigencia nuevos precios. Pago oscilará entre US$ 22 y US$ 67 según tiempo de uso. ¡El negociazo que perpetró esta firma, gracias a complicidades de múltiples pandillas en diferentes gobiernos se ratifica, siempre, con el pago que otros hacen por sus angurrias de dólares! Y, ciertamente, Ositran, esa celestina burocrática, aprobó el incremento.
A la fecha, no se sabe, por el velo de misterio adrede que existe, cuándo se dignará la concesionaria, es decir, LAP, en oficializar la construcción de la II pista del Aeropuerto Jorge Chávez. Esto es si el Estado pone a su disposición, a tiempo para evitar la millonaria multa a favor de LAP, los terrenos. Además, según la Addenda 4, existe la posibilidad que la tecnología de punta, haga inútil y ociosa, esa tan mentada segunda vía de tránsito aeronáutico. Y eso está por escrito.
El silencio institucional del Congreso, la complicidad aviesa de Ositran, la cobertura amable y oficiosa que otorga el MTC y su ministra, Verónica Zavala, que nadie entiende por causa de qué no está tras las rejas por haber depositado 5 millones de dólares ajenos cuando era funcionaria de Fonafe en un banco que luego quebró, es un tema que no inquieta, jamás solivianta espíritu alguno y dejar pasar, dejar hacer, parecen las normas fundamentales del peruano de nuestros días. Y de siempre. Pocas veces, en tan corto tiempo, pudo el hombre público nacional, dar muestras de tanta garra corrupta y alma absolutamente podrida.
Me cupo la divertida aventura de narrar en ¡Estafa al Perú! ¡Cómo robarse aeropuertos y vivir sin problemas! http://www.voltairenet.org/article148321.html una buena parte del hurto científico de que fue objeto el Aeropuerto Jorge Chávez por una empresa sin capital, LAP, huérfana de pergaminos, desvergonzada y discriminadora en su trato con los peruanos, estafadora en grado sumo y que sigue haciendo lo único que hizo desde que ingresó al contrato con el Estado peruano con un misérrimo capital accionario de US$ 3 (tres) mil dólares: cargarle el muerto a los usuarios, empresas y clientes privados. ¡Y todo sigue igual! El libro ha tenido el honor, que dice mucho de su explosiva carga, de no haber sido presentado por ningún grupo político. Con la excepción de Manuel Jesús Orbegozo y un texto amplio en La Razón, el resto de la prensa, ha ignorado el texto. Siempre me he dicho que debe estar muy mal escrito, en un ejercicio de auto-crítica. Sin embargo, no son pocas las verdades de a puño que en el manual se relatan. Pero algo debe estar ocurriendo porque el asunto ¡quema!
No ha mucho, un importante funcionario estatal tuvo la desdicha de retornar al lugar donde sirve al Perú, algo lejos de nuestro continente. Y padeció interminables minutos en las colas para maletas, pasaportes, etc. ¿Dónde está la modernidad del Jorge Chávez? ¿se ha puesto a pensar, amable lector, qué ocurrirá en ocasión de los múltiples eventos de aquí a los próximos meses? El Jorge Chávez, simplemente es un aeropuerto de quinta categoría, similar a una feria en horas pico e incapaz de generar una recepción o despedida amable a sus usuarios. ¿Habrá que apelar, como ha sugerido con humor —no otra cosa puede ser— a las sanciones morales "aunque sea" (Mercedes Aráoz dixit)?
No falta razón a la sugerencia de la inteligente ministra. Las leyes en Perú están hechas para incumplirlas. A ese cometido dedican sus afanes pesquisadores y enrevesados, los picapleitos. Siempre encuentran resquicios por dónde meter el hocico ansioso y descubridor de fuentes de dónde manan dólares frescos y encubridores. No olvidemos que este país, tal como lo conocemos, en la corrupta fibra de silentes y anuentes, es obra de curas y … ¡abogados! El día en que, a los inmorales, se les cante sus pecados en calles, avenidas, restaurantes, bancos o sitios públicos de toda índole, y se les señale con el dedo, ese será el proscenio inicial de la gran revolución peruana. Hasta hoy los grandes cacos se pasean por dónde les viene en gana. Es más, no pocos son personalidades y escritores, dadores de consejos no pedidos y suministradores de bendiciones socializantes. Por eso es que rufianes desvergonzados como los de LAP apelan a su imaginación y simplemente trasladan los costos a otros. Y ganan dinero a carretadas ¡sin invertir!
LAP: ¡ordeñando a una lagartija!
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