Jaime Daly |
¿Tanto es el terror que le infunde a la súper millonaria empresa cuasi dueña del Aeropuerto Jorge Chávez, Lima Airport Partners, LAP, el autor de estas líneas, que tiene que enjuiciarlo en lo penal en el 9º Juzgado por supuesto contra el honor-difamación? Nótese que esta segunda condecoración es diferente a la que aún está pendiente en el 57mo tribunal penal, de junio pasado. ¿O es que, como ha dicho el juez Garrido Cabrera, Hugo Roberto, del 3er Juzgado Civil del Callao en resolución de fecha 26-8: "Se resuelve ADMITIR a trámite la demanda de NULIDAD DE ACTO JURIDICO", la concesión del primer terminal del país?
¿Toda una empresa, de capitán a paje, desde el gerente general perseguidor de periodistas, Jaime Daly Arbulú hasta el estudio jurídico, contra el modesto autor del libro ¡Estafa al Perú! ¡Cómo robarse aeropuertos y vivir sin problemas! de abril-2007 y que puede leerse completo en http://www.voltairenet.org/article148321.html?
¿Cómo un periodista sin espacio radial, canal televisivo o periódico que acoja sus columnas diarias puede poner en soponcios y jaquecas histéricas a una firma que plantea la denuncia en dos juzgados penales, a ver cuál le da buenos resultados? Quien dudó un segundo sobre la certidumbre de la persecución desatada por LAP, ahora no tiene cómo hesitar frente a lo que es un descarado intento de silenciar, por las malas y con jueces de por medio, a quien sólo rompe el pacto infame y tácito de hablar a media voz.
¿Por causa de qué LAP no informa al país, al Establo de la Plaza Bolívar, sus múltiples intentonas de dar largas a la construcción de la segunda pista en lugar de alimentar la angurria interminable de abogángsteres que le ponen al borde de un ridículo terminal que se traduce en Goliath contra un David inerme?
¿No es acaso verdad que según el informe de la Contraloría General de la República, LAP sobrevaluó las mangas del Jorge Chávez en casi US$ 300 mil cada una de ellas, hecho sobre el que todos perpetran un increíble silencio desde hace larguísimos meses?
¡Ni qué decir de Ositran o el MTC, cómplices de las muy documentadas maniobras escritas que ha producido LAP con el objetivo siempre avieso de incumplir el regalón contrato de concesión que tiene cuatro addendas todas ellas perjudiciales al Estado peruano! Mientras que dure la presencia de la señorita Verónica Zavala de dura piel de hipopótamo ajena a cualquier reclamo, no habrá posibilidades de esclarecer esta larga historia de desverguenzas, inconductas y daños de la que es protagonista la empresita LAP que ya no tiene más excusas que enjuiciar reiteradamente a un periodista para ellos muy incómodo!
Es pertinente pensar, soy el primero en subrayarlo, que si así son las cosas, ¿qué ocurriría si tuviera alguna columna en un diario, o cinco minutos en radioemisora o tres en algún canal para exponer mis argumentos? La lógica fría indica que los juzgados y denuncias ya no serían suficientes y entonces el adagio de la Cosa Nostra, muerto el perro se acaba la rabia, tendría que entrar en la comisión dinámica de sus letales propósitos. ¿O no? Debo reconocer que la estupidez ajena me provoca también compasión con los cretinos.
En junio debí soportar acosos policiales, persecuciones directas e indirectas a cargo, sin duda alguna, de malos elementos comprados para infundir miedo por los omnipotentes fenicios que han hecho del Perú su chacra privada. Gocé del inmerecidísimo y no pedido respaldo de muchas personas generosas. Los del periodismo limeño que se cree nacional callaron en 95%. La voz enérgica de César Hildebrandt desde Radio San Borja dio la cuota de honor y valentía. ¿Necesitarán otros de un abaleado terminal para rendir homenaje póstumo o visitar tras las rejas y dar consuelo?
¿Qué sabe LAP que el resto desconoce como para tener que recurrir a estropicios como el detallado y para aplastar a un periodista que sólo esgrime la verdad contra viento y marea? De ahora en adelante la opinión pública queda notificada de la persecución y si un rayo cae en Lima y sobre mi cabeza se tendrá entonces indicios suficientes de a quién responsabilizar por semejante crimen. Así de simple.
Hay paladines dignos de la caricatura más truculenta. Este es un caso de esos. Y en el Larousse, señor Daly Arbulú, está el significado de estas palabras que no son difamatorias ni agravadas ni nada por el estilo.
¡Atentos a la historia, la tribuna aplaude lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
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