Movidas aéreas de Chile
En el plano estrictamente militar, ¿qué significa que un estado tenga aviones F-16 y otro posea MiG-29? La respuesta es que si un país tiene F-16 la intención es ofensiva (Chile), mientras que si otro tiene MiG-29 (el Perú) la visión estratégica es defensiva. Vale la pena destacar que cuando a fines de la década de 1970 entraron en servicio, los F-16 fueron presentados —y así era en realidad— como aviones de superioridad aérea, con capacidad de enfrentar a otras aeronaves y además de atacar blancos en tierra con bombas y cohetes. El historial en combate del F-16 ha sido invariablemente exitoso, usado por los EE. UU. e Israel para derrotar a fuerzas aéreas de países musulmanes, equipadas con armamento ruso.
Al Mig-29 ha correspondido estar siempre en el lado perdedor. En el caso de los enfrentamientos entre Israel y Siria, los MiG-29 no se atreven a enfrentar2 a los F-16, pero no porque los aviones sean malos ni los pilotos cobardes sino porque el componente electrónico de los F-16 israelíes está unos 10 años3 por delante del de las aeronaves sirias y sus defensas antiaéreas. Por otro lado, cuando ataca la fuerza aérea de los EE. UU. —como se vio en la Guerra del Golfo, de 1991, y durante la invasión de Iraq en 2003— lo hace con cientos de aviones de todo tipo4 contra algunas decenas de MiG. Hasta ahora no se ha visto qué puede pasar si los F-16 y los MiG-29 se enfrentan en igualdad numérica y de sistemas electrónicos. Pronóstico reservado.
El MiG-29 fue creado como una respuesta al F-16; esto es, como un avión de combate capaz de interceptar aeronaves atacantes, pero con una capacidad muy limitada de atacar blancos en tierra. Esto es así porque la estrategia rusa fue siempre de respuesta o contención frente a los EE. UU. y la OTAN, por lo cual pusieron énfasis en la construcción diferenciada de aviones defensivos —como han sido casi todos los MiG desde el legendario MiG-15 de la guerra de Corea (1950-1953)— y aviones netamente ofensivos, de ataque, como el Sukhoi Su-24 (“Fencer” para los occidentales) y los estratégicos (de largo alcance) como el Tupolev Tu-26 (“Backfire” para los occidentales) y el Tupolev Tu-160.
Los rusos venden sus aviones de ataque a muy pocos países. Por ejemplo el enorme Tu-26 —capaz de llevar grandes bombas y misiles de crucero de largo alcance— ha sido vendido sólo a China e India. Y el Su-24 —aeronave supersónica que volando a baja altura puede llevar 8000 kg de armas para atacar blancos situados a 2500 km de distancia— se ha vendido a Argelia, Siria y Libia. Aproximándose a la visión estadounidense de producir aviones que sean a la vez de defensa y ataque, los rusos han desarrollado el Sukhoi Su-30, aeronave de extraordinaria capacidad5.
Como “premio consuelo” para nosotros, ayuda saber que es posible someter los MiG-29, que son principalmente defensivos, a modificaciones que les dan buena capacidad ofensiva. Para esto los fabricantes les cambian el radar, les mejoran los sistemas electrónicos y les ponen dispositivos para disparar armas dirigidas, entre otros reajustes y actualizaciones; de esta manera los MiG-29 multiplican su valor y ya pueden cumplir funciones de defensa y ataque. Hechos estos cambios, la denominación del MiG-29 básico pasa a ser MiG-29SMT.
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