Movidas aéreas de Chile

Escuadrilla F-16

La prensa internacional ha venido informando de la adquisición por parte de Chile de modernos aviones de combate, los Lockheed F-16 estadounidenses, una parte nuevos y otra parte de segunda mano pero en muy buen estado de funcionamiento; totalizan 28 aviones F-16.
 
A veces los diarios peruanos informan de manera alarmante sobre el armamento chileno, particularmente cuando se sabe que las aeronaves chilenas de combate tienen sus bases en el norte de Chile, esto es, lo más cerca que puedan del Perú. ¿Debemos preocuparnos? No mucho, si confiamos en nuestra fuerza aérea; pero el problema está en que el estado peruano nunca entiende que en las relaciones exteriores el comportamiento del estado chileno es integral: actúan presionando y buscando ventajas en el plano diplomático, político, económico y militar1. Es típico que Chile, para reforzar su diplomacia —dirigida a conservar territorios robados a Perú, Bolivia y Argentina—, realice maniobras militares o haga movimientos de tropas cada vez que está en agenda algún asunto de demarcación territorial.
 

En el plano estrictamente militar, ¿qué significa que un estado tenga aviones F-16 y otro posea MiG-29? La respuesta es que si un país tiene F-16 la intención es ofensiva (Chile), mientras que si otro tiene MiG-29 (el Perú) la visión estratégica es defensiva. Vale la pena destacar que cuando a fines de la década de 1970 entraron en servicio, los F-16 fueron presentados —y así era en realidad— como aviones de superioridad aérea, con capacidad de enfrentar a otras aeronaves y además de atacar blancos en tierra con bombas y cohetes. El historial en combate del F-16 ha sido invariablemente exitoso, usado por los EE. UU. e Israel para derrotar a fuerzas aéreas de países musulmanes, equipadas con armamento ruso.

 
 

Al Mig-29 ha correspondido estar siempre en el lado perdedor. En el caso de los enfrentamientos entre Israel y Siria, los MiG-29 no se atreven a enfrentar2 a los F-16, pero no porque los aviones sean malos ni los pilotos cobardes sino porque el componente electrónico de los F-16 israelíes está unos 10 años3 por delante del de las aeronaves sirias y sus defensas antiaéreas. Por otro lado, cuando ataca la fuerza aérea de los EE. UU. —como se vio en la Guerra del Golfo, de 1991, y durante la invasión de Iraq en 2003— lo hace con cientos de aviones de todo tipo4 contra algunas decenas de MiG. Hasta ahora no se ha visto qué puede pasar si los F-16 y los MiG-29 se enfrentan en igualdad numérica y de sistemas electrónicos. Pronóstico reservado.

 
 

El MiG-29 fue creado como una respuesta al F-16; esto es, como un avión de combate capaz de interceptar aeronaves atacantes, pero con una capacidad muy limitada de atacar blancos en tierra. Esto es así porque la estrategia rusa fue siempre de respuesta o contención frente a los EE. UU. y la OTAN, por lo cual pusieron énfasis en la construcción diferenciada de aviones defensivos —como han sido casi todos los MiG desde el legendario MiG-15 de la guerra de Corea (1950-1953)— y aviones netamente ofensivos, de ataque, como el Sukhoi Su-24 (“Fencer” para los occidentales) y los estratégicos (de largo alcance) como el Tupolev Tu-26 (“Backfire” para los occidentales) y el Tupolev Tu-160.

 
 

Los rusos venden sus aviones de ataque a muy pocos países. Por ejemplo el enorme Tu-26 —capaz de llevar grandes bombas y misiles de crucero de largo alcance— ha sido vendido sólo a China e India. Y el Su-24 —aeronave supersónica que volando a baja altura puede llevar 8000 kg de armas para atacar blancos situados a 2500 km de distancia— se ha vendido a Argelia, Siria y Libia. Aproximándose a la visión estadounidense de producir aviones que sean a la vez de defensa y ataque, los rusos han desarrollado el Sukhoi Su-30, aeronave de extraordinaria capacidad5.

 
 

Como “premio consuelo” para nosotros, ayuda saber que es posible someter los MiG-29, que son principalmente defensivos, a modificaciones que les dan buena capacidad ofensiva. Para esto los fabricantes les cambian el radar, les mejoran los sistemas electrónicos y les ponen dispositivos para disparar armas dirigidas, entre otros reajustes y actualizaciones; de esta manera los MiG-29 multiplican su valor y ya pueden cumplir funciones de defensa y ataque. Hechos estos cambios, la denominación del MiG-29 básico pasa a ser MiG-29SMT.

 
 
 
 
 
 
 
 

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1 Esta manera de emprender las relaciones exteriores permite a los chilenos imponer sus condiciones y lograr sus objetivos estratégicos. Sin disparar un tiro han logrado colocar en el Perú 5000 millones de dólares en inversiones (un caballo de Troya muy peligroso para nuestra seguridad nacional), apoderarse de 37 000 m2 de tierra tacneña y logrado la promesa de que el Perú les venderá el gas (ya sabemos que Bolivia no lo vende al enemigo del sur si no obtiene algo del litoral que le robaron en la Guerra del Pacífico).
 
 

2 En junio de 2006, los israelíes con sus F-16 sobrevolaron una residencia del presidente sirio y se retiraron sin ser interceptados por los MiG-29.
 
 

3 Los sirios enfrentan un rival que tiene una ventaja prácticamente insuperable; incluso si en vez de MiG-29 tuvieran el F-16 la situación no variaría, ya que los fabricantes (sean estadounidenses, franceses o rusos) venden sus aeronaves con sistemas electrónicos de un nivel inferior al de los aviones que ellos tienen como fabricantes; dependerá del país comprador mejorarlo con su propia tecnología o recurriendo a terceros.
 
 

4 La primera oleada está constituida por aviones especialmente equipados para destruir radares y centros de comunicación; inmediatamente después vienen bombarderos grandes que atacan blancos militares e infraestructura civil, reforzados con F-16 que protegen a los bombarderos y que también atacan cuarteles, aeropuertos, tanques, puentes, etc.
 
 

5 Tiene un alcance hasta de 3000 km llevando 8000 kg de armas. Aunque es más grande y pesado que el F-16 es mucho más maniobrable que éste y superior en todos los aspectos. En América del Sur el único país que tiene Su-30 es Venezuela.