por Herbert Mujica Rojas
¿Alguien, que no sea la compañía de aviación Lan, puede explicar qué tiene que ver Macchu Pichu con ésta? ¿Qué dicen los miedos de comunicación, tan ocupados en los escándalos del Establo, en las trapacerías de los personajes públicos, que descuidan, como por casualidad, un envión mediático que está protagonizando un vil contrabando subliminal? Aparece la promoción del voto para que las ruinas cusqueñas ganen lo que tienen de por sí, un enorme prestigio y atractivo urbi et orbi. Y luego de pocos segundos, con intención descarada, se ubica al mensaje para dar la preferencia en compra de vuelos a Lan.
¿Necesita cualquier monumento histórico, ruina preínca o inca, de promociones de esta naturaleza claramente tendenciosa? ¡De ninguna manera! Contrario sensu, es el reconocimiento a su valía y atractivo turístico, el porqué de su uso propagandístico con fines fenicios más bien palurdos. Los de Lan saben bien qué tiene este país y se valen de eso porque conocen que quienes deberían hablar para hacerles notar la impostura, no lo harán por idiotas o por estar en la nómina de coimas o “relaciones públicas”. Y de esos hay muchos.
Que callen los tagarotes, entre los cuales está el máximo testaferro local de Lan, allegado al subdecano por lazos matrimoniales, Rodríguez Larraín y El Comercio, no causa sorpresa alguna. No por puro gusto siempre están del lado ajeno a la patria y contra los intereses del Perú, para solo privilegiar a los séquitos de intereses que defienden. Pero que el resto calle da una idea desconcertante: ¿es que todos se vendieron a la publicidad que compra conciencias? Si hubiera sido otra la aerolínea y de otro país, pero que hubiera incurrido en la misma acción, también sería pasible de la misma crítica directa y contundente. No puede haber pasividades que, como ésta, afectan y confunden al ciudadano común y corriente. ¿Qué tiene que ver Macchu Pichu con Lan?
¿Puede aguardarse que el Establo reaccione? Lo dudo. Hoy se consignan en La Razón, extrañísimas declaraciones del presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, Rolando Sousa que parece que tiene una espinosa cabeza de pescado en el cerebro. ¿No hay alguien que pueda explicarle a ese señor que una cosa es la frontera terrestre con Chile, claramente establecida por el Tratado de Lima y su Protocolo Complementario del 3 de junio de 1929 y afinada por la Comisión Mixta peruano-chilena Demarcatoria en 1930 y otro el asunto pendiente de la delimitación marítima? ¿Y que en el primer caso, el tema es de estrictísima observación y negociación bilateral entre Perú y Chile, sin participación de terceros o cuartos al margen del acuerdo conjunto de ambos países y que en el segundo todo está por plantearse? ¿O tiene cometidos confusionistas esta persona para debilitar la posición del Perú? ¿Y si así fuere, reaccionarán los siempre aletargados habitantes precarios del Parlamento? Y después, los inquilinos de la Plaza Bolívar, se preguntan porqué la gente los detesta tanto.
En previsión de complicadas agendas venideras, es menester, afinar la puntería. Y a los malos tiradores, hay que botarlos del equipo. Y a los que se callan frente a propagandas subliminales nefastas como la que hace Lan, también hay que hacerles un juicio moral de residencia e inhabilitarlos por felones y proditores.