San Juan, Chorrillos y Miraflores: ¡vergonzoso olvido colectivo!
por Herbert Mujica Rojas
¿Qué “razón de Estado” pueden argüir el gobierno, el congreso, la municipalidad de Lima, la sociedad íntegra para insultar la memoria histórica y “olvidar” los luctuosos, sangrientos, injustificables hechos ocurridos entre el 13 y 15 de enero de 1881 cuando las tropas chilenas invadieron y tomaron la capital en la guerra de rapiña que el sur planteó al Perú? Pueblo y dirigentes que no rinden homenaje a sus héroes que murieron por la Patria, sólo merecen el más profundo desprecio que da la historia a los descastados con rumbo a repetir los mismos yerros que en 1879.
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por Herbert Mujica Rojas
¿Qué “razón de Estado” pueden argüir el gobierno, el congreso, la municipalidad de Lima, la sociedad íntegra para insultar la memoria histórica y “olvidar” los luctuosos, sangrientos, injustificables hechos ocurridos entre el 13 y 15 de enero de 1881 cuando las tropas chilenas invadieron y tomaron la capital en la guerra de rapiña que el sur planteó al Perú? Pueblo y dirigentes que no rinden homenaje a sus héroes que murieron por la Patria, sólo merecen el más profundo desprecio que da la historia a los descastados con rumbo a repetir los mismos yerros que en 1879.
¿Es casual esta actitud, incomprensiblemente compartida, por la totalidad de aspirantes a presidente del Perú?
¿O se trata ahora de seguir la “doctrina” del mandatario García de procurar que “no se molesten los del sur”? Acaso en él la coherencia de su claudicación se manifestó en la entusiasta visita que hizo a Santiago en los días en que Perú, en 1881, debió soportar el vejamen de tropas foráneas que saquearon la nación en un conflicto al que la estupidez, honda e inspirada de mediocres, condujo al país. Casi hasta se podría decir que Chile no derrotó al Perú: fueron la ineptitud, la falta de patriotismo, la orfandad de dirección, la frívola costumbre de ponerse de hinojos y abrir las puertas de par en par invitando al saqueo más inmisericorde, los hitos culposos.
¿Cómo se gobierna al Perú?. La respuesta no admite hesitaciones complicadas. El modus operandi, a la par que cínico, es muy sencillo: imbecilizando a las multitudes, vendiéndole espejitos para deslumbrar su miope discernimiento, llenándole la cabeza de “éxitos” en sus contabilidades primario-exportadoras, premuniéndole de televisión basura que sólo muestra el lado morboso y sangriento de crímenes, violaciones, asesinatos, secuestros desde muy temprano hasta que anochece, plagando el imaginario colectivo de “vivezas” de rufianes en la cosa pública y, ciertamente, olvidando que la historia y la memoria colectiva son bastiones ineludibles que vacunan a las sociedades contra los yerros del pasado. Un discurso reemplaza la vergonzosa realidad de úlceras sociales destilando pus cotidianamente y la fábrica no se cansa de propagar lo que necesitan que se crea y no lo que ocurre.
El 27-11-2007 en ¡Así se fabrica la amnesia colectiva! http://www.voltairenet.org/article153273.html escribí:
“Ni un canal de televisión, radio o diarios (con alguna notable excepción por confirmar), recuerda la batalla de Tarapacá porque es un “hecho del pasado”. ¡Como si evocar temas de enorme importancia, por escasos y favorables al Perú, constituyera un crimen! Conviene la pregunta: ¿es esto una casualidad? ¿o ha vuelto a funcionar la fábrica que inocula aviesa y mañosamente la amnesia colectiva en millones de peruanos? Me atrevo a afirmar, denunciando, que: ¡así se cocina la amnesia colectiva!
¿Cómo no van a ignorar qué ocurrió los peruanos, en su pasado trágico o histórico si, quienes debían recordarlo o rememorarlo, simplemente se ponen de acuerdo, en la tácita cobardía de sus miserables existencias, para no mencionar el hecho? ¿Fue Tarapacá algo olvidable, desdeñable? ¡De ninguna manera, fue una solitaria excepción a la larga cadena de fracasos a que nos condujo una oligarquía inepta, cobarde, profundamente adocenada y pusilánime que en 1879 (tampoco había sabido responder en 1836), envió a una guerra con pronóstico de fracaso anunciado, a miles de hombres y mujeres que protagonizaron el sacrificio de luchar por la patria! ¿En nombre de qué modernización o globalización debe echarse al tacho semejante fecha como la de hoy?
Los retrasados mentales que están en Defensa o Interior sólo reaccionan cuando el terrorismo asesina policías, captura comisarías o se apodera de explosivos. Su reacción inmediata, orgánica, insuficiente, sólo pasa por pedir más recursos que el contribuyente tiene que sufragar para que se paguen más consultorías, más sueldos a enemigos del Perú infiltrados a muy alto nivel y con la hipócrita tesis que se pelea por los derechos humanos. ¿Qué derechos humanos son los de aquellos que mueren en la refriega y sólo reciben menciones honrosas, discursos estúpidos y ascensos póstumos? Por eso es que hasta el Establo se mostró renuente a autorizar los recursos solicitados en la convicción que estas dependencias se han manejado con una mediocridad digna de la taifa de obnubilados que las dirigen. Y, por cierto, en estos lugares, a nadie se le ha ocurrido recordar la batalla de Tarapacá.
La historia no consiste en borrar o maquillar los hechos del ayer. ¡De ninguna manera! Años atrás, el hoy ministro de Defensa, Allan Wagner, firmó en 1985 un acta con su par chileno de Relaciones Exteriores de esa época, Jaime del Valle Alliende, por la que hacían votos por una historia común o una re-escritura de lo acontecido entre Perú y Chile. ¿Cumple sus votos Wagner hoy, olvidando Tarapacá?
Pueblo que olvida sus yerros y se permite el desprecio de la historia, transita, inevitablemente, por los caminos de sus más desgraciados errores. ¿Están concientes los líderes que por alguna casualidad, ocupan hoy puestos de mando, de lo que acontece cuando le borran de la memoria lo ocurrido en el ayer porque se impulsa, fabrica, cocina y adereza la amnesia colectiva, una vez más?”
Olvidar los bastiones de la memoria histórica apenas augura la disolución vulgar de la sociedad y su esclavitud en los grilletes que traigan otros, como ayer, en nombre de potencias a las que sólo importan las rentas, la eficacia, la repartija de las riquezas del patrimonio peruano que NO aprecian los mismos peruanos que dejan escapar con facilismo criminal su memoria, recuerdo o reminiscencia inabdicables para cualquier pueblo decente.
Los que murieron defendiendo a la Patria, sentirían vergüenza de sus olvidadores de hoy.
Lea www.voltairenet.org/es
hcmujica.blogspot.com
Skype: hmujica
¿O se trata ahora de seguir la “doctrina” del mandatario García de procurar que “no se molesten los del sur”? Acaso en él la coherencia de su claudicación se manifestó en la entusiasta visita que hizo a Santiago en los días en que Perú, en 1881, debió soportar el vejamen de tropas foráneas que saquearon la nación en un conflicto al que la estupidez, honda e inspirada de mediocres, condujo al país. Casi hasta se podría decir que Chile no derrotó al Perú: fueron la ineptitud, la falta de patriotismo, la orfandad de dirección, la frívola costumbre de ponerse de hinojos y abrir las puertas de par en par invitando al saqueo más inmisericorde, los hitos culposos.
¿Cómo se gobierna al Perú?. La respuesta no admite hesitaciones complicadas. El modus operandi, a la par que cínico, es muy sencillo: imbecilizando a las multitudes, vendiéndole espejitos para deslumbrar su miope discernimiento, llenándole la cabeza de “éxitos” en sus contabilidades primario-exportadoras, premuniéndole de televisión basura que sólo muestra el lado morboso y sangriento de crímenes, violaciones, asesinatos, secuestros desde muy temprano hasta que anochece, plagando el imaginario colectivo de “vivezas” de rufianes en la cosa pública y, ciertamente, olvidando que la historia y la memoria colectiva son bastiones ineludibles que vacunan a las sociedades contra los yerros del pasado. Un discurso reemplaza la vergonzosa realidad de úlceras sociales destilando pus cotidianamente y la fábrica no se cansa de propagar lo que necesitan que se crea y no lo que ocurre.
El 27-11-2007 en ¡Así se fabrica la amnesia colectiva! http://www.voltairenet.org/article153273.html escribí:
“Ni un canal de televisión, radio o diarios (con alguna notable excepción por confirmar), recuerda la batalla de Tarapacá porque es un “hecho del pasado”. ¡Como si evocar temas de enorme importancia, por escasos y favorables al Perú, constituyera un crimen! Conviene la pregunta: ¿es esto una casualidad? ¿o ha vuelto a funcionar la fábrica que inocula aviesa y mañosamente la amnesia colectiva en millones de peruanos? Me atrevo a afirmar, denunciando, que: ¡así se cocina la amnesia colectiva!
¿Cómo no van a ignorar qué ocurrió los peruanos, en su pasado trágico o histórico si, quienes debían recordarlo o rememorarlo, simplemente se ponen de acuerdo, en la tácita cobardía de sus miserables existencias, para no mencionar el hecho? ¿Fue Tarapacá algo olvidable, desdeñable? ¡De ninguna manera, fue una solitaria excepción a la larga cadena de fracasos a que nos condujo una oligarquía inepta, cobarde, profundamente adocenada y pusilánime que en 1879 (tampoco había sabido responder en 1836), envió a una guerra con pronóstico de fracaso anunciado, a miles de hombres y mujeres que protagonizaron el sacrificio de luchar por la patria! ¿En nombre de qué modernización o globalización debe echarse al tacho semejante fecha como la de hoy?
Los retrasados mentales que están en Defensa o Interior sólo reaccionan cuando el terrorismo asesina policías, captura comisarías o se apodera de explosivos. Su reacción inmediata, orgánica, insuficiente, sólo pasa por pedir más recursos que el contribuyente tiene que sufragar para que se paguen más consultorías, más sueldos a enemigos del Perú infiltrados a muy alto nivel y con la hipócrita tesis que se pelea por los derechos humanos. ¿Qué derechos humanos son los de aquellos que mueren en la refriega y sólo reciben menciones honrosas, discursos estúpidos y ascensos póstumos? Por eso es que hasta el Establo se mostró renuente a autorizar los recursos solicitados en la convicción que estas dependencias se han manejado con una mediocridad digna de la taifa de obnubilados que las dirigen. Y, por cierto, en estos lugares, a nadie se le ha ocurrido recordar la batalla de Tarapacá.
La historia no consiste en borrar o maquillar los hechos del ayer. ¡De ninguna manera! Años atrás, el hoy ministro de Defensa, Allan Wagner, firmó en 1985 un acta con su par chileno de Relaciones Exteriores de esa época, Jaime del Valle Alliende, por la que hacían votos por una historia común o una re-escritura de lo acontecido entre Perú y Chile. ¿Cumple sus votos Wagner hoy, olvidando Tarapacá?
Pueblo que olvida sus yerros y se permite el desprecio de la historia, transita, inevitablemente, por los caminos de sus más desgraciados errores. ¿Están concientes los líderes que por alguna casualidad, ocupan hoy puestos de mando, de lo que acontece cuando le borran de la memoria lo ocurrido en el ayer porque se impulsa, fabrica, cocina y adereza la amnesia colectiva, una vez más?”
Olvidar los bastiones de la memoria histórica apenas augura la disolución vulgar de la sociedad y su esclavitud en los grilletes que traigan otros, como ayer, en nombre de potencias a las que sólo importan las rentas, la eficacia, la repartija de las riquezas del patrimonio peruano que NO aprecian los mismos peruanos que dejan escapar con facilismo criminal su memoria, recuerdo o reminiscencia inabdicables para cualquier pueblo decente.
Los que murieron defendiendo a la Patria, sentirían vergüenza de sus olvidadores de hoy.
Lea www.voltairenet.org/es
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Skype: hmujica