Alfonso Benavides Correa: los documentos de Moyobamba
Por uan Carlos Herrera Tello (*)
Hace cuatro años, un día como hoy, falleció mi recordado maestro Alfonso Benavides Correa, y como cada año, me tomo el tiempo en escribir alguna de las tantas anécdotas que me tocó vivir con este insigne peruano al calor de la investigación histórica, de los textos decimonónicos y de cómo traer esa información al presente para interpretarla a favor de la posición histórica del Perú.
Por uan Carlos Herrera Tello (*)
Hace cuatro años, un día como hoy, falleció mi recordado maestro Alfonso Benavides Correa, y como cada año, me tomo el tiempo en escribir alguna de las tantas anécdotas que me tocó vivir con este insigne peruano al calor de la investigación histórica, de los textos decimonónicos y de cómo traer esa información al presente para interpretarla a favor de la posición histórica del Perú.
En 1996, se inició un debate internacional cuestionando los títulos del Perú sobre los territorios de Quijos y Canelos y también nacía nuevamente la teoría por parte del Ecuador sobre la impracticabilidad del Protocolo de Rio de Janeiro de 1942 y la minimización de la Real Cedula de 1802 al darle un carácter meramente eclesiástico y que no fue cumplida.
En aquel año, la Pontificia Universidad Católica del Perú hizo un aporte trascendental a la historiografía peruana y en especial al contencioso con el Ecuador al publicar “Real Cedula. Reintegración de Maynas al Perú” cuyo estudio fue encargado a Juan Miguel Bákula, Ada Arrieta Álvarez y Hugo Pereyra Plasencia, en el cual se presenta por primera vez un texto facsimilar de la famosa Orden del monarca español en la que reintegra los territorios de Maynas, Quijos y Canelos al virreinato del Perú.
En ese mismo año de 1996, mi querido maestro Alfonso Benavides Correa ya preparaba la segunda edición de su obra “Una Difícil Vecindad”, en la cual ampliaba de su primera edición los problemas territoriales con el Ecuador y estaba en la búsqueda de bibliografía para sustentar la posición histórica del Perú.
En esa constante de buscar información sobre documentación que refuerce la Real Cedula de 1802 es que encontramos pasajes en autores peruanos como Guillermo Faura Gaig en “Los Ríos de la Amazonía Peruana” sobre una segunda cedula que confirmaba la de 1802, pero mayores datos no existían, especialmente el texto de aquella confirmación.
Casi a finales de 1996 adquiero el texto “La Política Imperialista del Brasil y las Cuestiones de límites de las Repúblicas Sudamericanas” cuya autoría pertenece a Vicente G. Quesada. En este texto argentino se prefigura muchas de las cuestiones de límites y entre otras se encuentra la del Perú con el Ecuador y en sus líneas encontramos no solo una cedula de confirmación sino dos, es decir que la agregación de Maynas, Quijos y Canelos al Perú se dio en 1802 y otras dos Cedulas Reales de 1807 y 1819 confirman la agregación de estos territorios al virreinato del Perú.
Vicente G. Quesada, basa su investigación en los “Documentos Encontrados Últimamente en el Archivo Oficial de la Sub Prefectura de Moyobamba que acreditan la Posesión del Perú sobre los Territorios de Quijos y Canelos” este se publicó en Lima en 1860.
El Embajador Benavides me dijo: “Juan Carlos, no sé cómo pero hay que encontrar los documentos de Moyobamba, son fundamentales para sustentar la ejecución de la Real Cedula de 1802” para ello solo respondí que había que ubicarlo en las bibliotecas especializadas y de allí ver cómo obtener una copia. La búsqueda empezó sin resultados concretos, en la Biblioteca del Congreso, lugar donde laboraba, no lo tenía, no obstante tener una riquísima colección de investigación. Luego en la Biblioteca Nacional fue muy difícil acceder al posible texto que tenía otra nomenclatura porque estaba en la Colección de investigación y solicitaban una serie de requisitos para su vista, del mismo modo en la Biblioteca del Ministerio de Relaciones Exteriores, no aparecía en su catalogo. Cuando le informé al Embajador pensaba que el texto posiblemente estaba mal copiado en su titulación. Pero lo que nos parecía más extraño es que sobre esas cedulas reales no había más que una simple mención en la historiografía de nuestro país y se habían perdido con el tiempo.
Así en una oportunidad uno de mis proveedores de textos, me ubica en mi domicilio para que vaya a su casa, porque había adquirido un lote de libros viejos, y que había material sobre límites. Comuniqué la noticia al Embajador Benavides, porque me había dicho que cualquier cosa le avise, y le dije que iba ir al día siguiente. “Nooo, pues Juan Carlos, hoy, tiene que ser hoy para que veas que tiene ese casero tuyo, de repente está lo que buscamos allí y estamos perdiendo tiempo, ve hoy por favor, esto es importante, hijo…”, solo respondí con un si al Embajador ya que cuando me enviaba a estas misiones, la satisfacción era enorme, cumplir con alguna de sus tareas.
Al llegar al lugar, había una gran cantidad de libros en una cochera, y la mayoría de ellos eran textos muy raros, folleteria variada donde primaba la historia; mi primera adquisición fue la Historia de la Fundación de Lima del padre Bernabé Cobo, pero editada en 1882, ejemplar muy raro, luego apareció el primer tomo de la “Historia de las Relaciones Internacionales” de Pierre Renouvin, un texto de Pedro Moncayo “Colombia y el Brasil – Colombia y el Perú” raro ejemplar de 1862 y que es citado por Vicente G. Quesada en varias oportunidades en su obra ya citada; varios folletos sobre nuestro problema con Chile y casi al culminar de ver todo ese cumulo de libros cogí un texto sin pasta y al parecer sacado de uno mayor donde estaba encuadernado, se trataba de los “Documentos de Moyobamba” que tanto buscaba el Embajador Benavides.
Mi sorpresa fue mayúscula ya que le habíamos dedicado mucho tiempo en ubicar este texto, y de encontrarlo en alguna biblioteca iba ser imposible que le pudiéramos sacar una fotocopia, por la antigüedad del mismo, pero a pesar del estado lamentable en que se encontraba y faltarle las dos hojas finales, lo que primero me fije era si allí estaban las dos Cedulas Reales que confirmaban la Real Cedula de 1802; efectivamente allí estaban y sus textos copiados de los originales, una de 24 de octubre de 1807 firmada en San Lorenzo y la otra que transcribe la anterior de fecha 17 de junio de 1819, firmada en Madrid.
Al llegar a mi domicilio llamé al Embajador Benavides para darle la noticia, y solo me respondió: “Pero Juan Carlos, que haces llamándome por teléfono, cuando lo que deberías de hacer es estar en camino a la casa, ven acá que ya estoy preparando un Pisco Sour y unos panecillos con queso calientes, que Toya sabe preparar en el microondas”. La verdad que esa combinación de los panes con queso que preparaba la Señora Toya, que servía a la familia Benavides hace más de 30 años y los Pisco Sour que preparaba el Embajador eran una delicia difícil de negarse a probar.
Al llegar a casa del Embajador me esperaban para pasar de frente a su biblioteca, allí le entregue el folleto y le mostré las transcripciones de las Reales Cedulas, ambos mirábamos los documentos y decidimos que mejor era sacarle una copia, el original se quedaba con el Embajador y cuando termine su estudio me entregaba mi libro, nos tomamos el Pisco Sour, los panecillos y quedamos en que lo iba a visitar en dos días.
A los dos días el Embajador Benavides me pregunta “Que has visto de nuevo en todos esos documentos, que crees que hay que rescatar además de los textos de las Cedulas? “ le respondí que lo que se había encontrado prueba que el Perú estaba dispuesto a hacer la pelea por lo que consideraba suyo, y que para ello los señores Agustín Matute y Carlos Tomás Stevenson se encuentran como anónimos para nuestros registros ya que gracias a su diligencia se ha logrado encontrar los títulos que refuerzan la posición del Perú sobre la Amazonía. El Embajador Benavides quiso darles así un lugar importante en la segunda edición de su obra a estos dos personajes olvidados, pero aun faltaba más, la investigación quedó abierta a conocer donde se encontraban los restos de estos dos peruanos y en especial conocer más de la vida de ellos, a quienes el Perú les debe un reconocimiento.
Al haber encontrado los “Documentos de Moyobamba” Benavides Correa continuó en su investigación sobre las dos Reales Cedulas y se dio un aporte mayor en base a un texto oficial, al cual ya no se le tomaba en cuenta, y que nuestra Cancillería respondía a los escritos ecuatorianos solo con encartes plegables, y con los dos textos fundamentales publicados por la Academia Diplomática, unos sobre el fallo de Braz Dias de Aguiar y el otro sobre el Informe Mc Bride.
Hoy al recordar a mi maestro en el aniversario de su desaparición, y al revisar el viejo folleto, de los “Documentos de Moyobamba”, continuo en seguir su ejemplo desde mi biblioteca, la misma que enriquezco con textos que sirven en mis investigaciones, porque como siempre me decía en forma sarcástica mi querido maestro: “Defender al Perú, cuesta…”
(*) Abogado
En aquel año, la Pontificia Universidad Católica del Perú hizo un aporte trascendental a la historiografía peruana y en especial al contencioso con el Ecuador al publicar “Real Cedula. Reintegración de Maynas al Perú” cuyo estudio fue encargado a Juan Miguel Bákula, Ada Arrieta Álvarez y Hugo Pereyra Plasencia, en el cual se presenta por primera vez un texto facsimilar de la famosa Orden del monarca español en la que reintegra los territorios de Maynas, Quijos y Canelos al virreinato del Perú.
En ese mismo año de 1996, mi querido maestro Alfonso Benavides Correa ya preparaba la segunda edición de su obra “Una Difícil Vecindad”, en la cual ampliaba de su primera edición los problemas territoriales con el Ecuador y estaba en la búsqueda de bibliografía para sustentar la posición histórica del Perú.
En esa constante de buscar información sobre documentación que refuerce la Real Cedula de 1802 es que encontramos pasajes en autores peruanos como Guillermo Faura Gaig en “Los Ríos de la Amazonía Peruana” sobre una segunda cedula que confirmaba la de 1802, pero mayores datos no existían, especialmente el texto de aquella confirmación.
Casi a finales de 1996 adquiero el texto “La Política Imperialista del Brasil y las Cuestiones de límites de las Repúblicas Sudamericanas” cuya autoría pertenece a Vicente G. Quesada. En este texto argentino se prefigura muchas de las cuestiones de límites y entre otras se encuentra la del Perú con el Ecuador y en sus líneas encontramos no solo una cedula de confirmación sino dos, es decir que la agregación de Maynas, Quijos y Canelos al Perú se dio en 1802 y otras dos Cedulas Reales de 1807 y 1819 confirman la agregación de estos territorios al virreinato del Perú.
Vicente G. Quesada, basa su investigación en los “Documentos Encontrados Últimamente en el Archivo Oficial de la Sub Prefectura de Moyobamba que acreditan la Posesión del Perú sobre los Territorios de Quijos y Canelos” este se publicó en Lima en 1860.
El Embajador Benavides me dijo: “Juan Carlos, no sé cómo pero hay que encontrar los documentos de Moyobamba, son fundamentales para sustentar la ejecución de la Real Cedula de 1802” para ello solo respondí que había que ubicarlo en las bibliotecas especializadas y de allí ver cómo obtener una copia. La búsqueda empezó sin resultados concretos, en la Biblioteca del Congreso, lugar donde laboraba, no lo tenía, no obstante tener una riquísima colección de investigación. Luego en la Biblioteca Nacional fue muy difícil acceder al posible texto que tenía otra nomenclatura porque estaba en la Colección de investigación y solicitaban una serie de requisitos para su vista, del mismo modo en la Biblioteca del Ministerio de Relaciones Exteriores, no aparecía en su catalogo. Cuando le informé al Embajador pensaba que el texto posiblemente estaba mal copiado en su titulación. Pero lo que nos parecía más extraño es que sobre esas cedulas reales no había más que una simple mención en la historiografía de nuestro país y se habían perdido con el tiempo.
Así en una oportunidad uno de mis proveedores de textos, me ubica en mi domicilio para que vaya a su casa, porque había adquirido un lote de libros viejos, y que había material sobre límites. Comuniqué la noticia al Embajador Benavides, porque me había dicho que cualquier cosa le avise, y le dije que iba ir al día siguiente. “Nooo, pues Juan Carlos, hoy, tiene que ser hoy para que veas que tiene ese casero tuyo, de repente está lo que buscamos allí y estamos perdiendo tiempo, ve hoy por favor, esto es importante, hijo…”, solo respondí con un si al Embajador ya que cuando me enviaba a estas misiones, la satisfacción era enorme, cumplir con alguna de sus tareas.
Al llegar al lugar, había una gran cantidad de libros en una cochera, y la mayoría de ellos eran textos muy raros, folleteria variada donde primaba la historia; mi primera adquisición fue la Historia de la Fundación de Lima del padre Bernabé Cobo, pero editada en 1882, ejemplar muy raro, luego apareció el primer tomo de la “Historia de las Relaciones Internacionales” de Pierre Renouvin, un texto de Pedro Moncayo “Colombia y el Brasil – Colombia y el Perú” raro ejemplar de 1862 y que es citado por Vicente G. Quesada en varias oportunidades en su obra ya citada; varios folletos sobre nuestro problema con Chile y casi al culminar de ver todo ese cumulo de libros cogí un texto sin pasta y al parecer sacado de uno mayor donde estaba encuadernado, se trataba de los “Documentos de Moyobamba” que tanto buscaba el Embajador Benavides.
Mi sorpresa fue mayúscula ya que le habíamos dedicado mucho tiempo en ubicar este texto, y de encontrarlo en alguna biblioteca iba ser imposible que le pudiéramos sacar una fotocopia, por la antigüedad del mismo, pero a pesar del estado lamentable en que se encontraba y faltarle las dos hojas finales, lo que primero me fije era si allí estaban las dos Cedulas Reales que confirmaban la Real Cedula de 1802; efectivamente allí estaban y sus textos copiados de los originales, una de 24 de octubre de 1807 firmada en San Lorenzo y la otra que transcribe la anterior de fecha 17 de junio de 1819, firmada en Madrid.
Al llegar a mi domicilio llamé al Embajador Benavides para darle la noticia, y solo me respondió: “Pero Juan Carlos, que haces llamándome por teléfono, cuando lo que deberías de hacer es estar en camino a la casa, ven acá que ya estoy preparando un Pisco Sour y unos panecillos con queso calientes, que Toya sabe preparar en el microondas”. La verdad que esa combinación de los panes con queso que preparaba la Señora Toya, que servía a la familia Benavides hace más de 30 años y los Pisco Sour que preparaba el Embajador eran una delicia difícil de negarse a probar.
Al llegar a casa del Embajador me esperaban para pasar de frente a su biblioteca, allí le entregue el folleto y le mostré las transcripciones de las Reales Cedulas, ambos mirábamos los documentos y decidimos que mejor era sacarle una copia, el original se quedaba con el Embajador y cuando termine su estudio me entregaba mi libro, nos tomamos el Pisco Sour, los panecillos y quedamos en que lo iba a visitar en dos días.
A los dos días el Embajador Benavides me pregunta “Que has visto de nuevo en todos esos documentos, que crees que hay que rescatar además de los textos de las Cedulas? “ le respondí que lo que se había encontrado prueba que el Perú estaba dispuesto a hacer la pelea por lo que consideraba suyo, y que para ello los señores Agustín Matute y Carlos Tomás Stevenson se encuentran como anónimos para nuestros registros ya que gracias a su diligencia se ha logrado encontrar los títulos que refuerzan la posición del Perú sobre la Amazonía. El Embajador Benavides quiso darles así un lugar importante en la segunda edición de su obra a estos dos personajes olvidados, pero aun faltaba más, la investigación quedó abierta a conocer donde se encontraban los restos de estos dos peruanos y en especial conocer más de la vida de ellos, a quienes el Perú les debe un reconocimiento.
Al haber encontrado los “Documentos de Moyobamba” Benavides Correa continuó en su investigación sobre las dos Reales Cedulas y se dio un aporte mayor en base a un texto oficial, al cual ya no se le tomaba en cuenta, y que nuestra Cancillería respondía a los escritos ecuatorianos solo con encartes plegables, y con los dos textos fundamentales publicados por la Academia Diplomática, unos sobre el fallo de Braz Dias de Aguiar y el otro sobre el Informe Mc Bride.
Hoy al recordar a mi maestro en el aniversario de su desaparición, y al revisar el viejo folleto, de los “Documentos de Moyobamba”, continuo en seguir su ejemplo desde mi biblioteca, la misma que enriquezco con textos que sirven en mis investigaciones, porque como siempre me decía en forma sarcástica mi querido maestro: “Defender al Perú, cuesta…”
(*) Abogado