“...los periodistas y gobernantes no pueden quedar para el futuro como traidores, tienen que analizar mucho sus actos.”
La historia es vida y la historia toma alma y color cuando es transmitida no sólo con la destreza del pincel, sino con ese toque especial que añade el cariño con el cual Etna Velarde vuelca sobre el lienzo todo ese conocimiento histórico, sentimiento y amor por la patria interiorizado y exteriorizado para transmitir todas esas vivas imágenes.
Doña Etna ha pintado desde muy joven y es quien, entre otras obras, ha realizado las pinturas de los famosos libros del doctor Gustavo Pons Musso y de la Guerra del Pacífico. Varias de sus obras se encuentran en el Museo de la Nación y constituyen un legado invalorable para el Perú. La historia del Perú no sería la misma sin esos rostros del coronel Francisco Bolognesi, el almirante Miguel Grau y muchas otras pinturas.
Mediante entrevista concedida a Con Nuestro Perú, doña Etna comparte sus experiencias:
―¿Qué recuerda del doctor Pons Musso?
―Era una persona excelente, amante del Perú, hasta el hueso, lo admiro mucho por su amor al Perú, él sí tenía como ideal a la patria. Algunas veces he escuchado críticas, pero no tienen razón. Todos los cuadros le costaban su peculio, de tres por dos, documentación, historia, era de puro amor a la patria, no se le ha reconocido como se debe, creo que ahora está muy enfermo.
Doña Etna Velarde tiene muchísimas obras producidas en más de 40 años de trabajo, entre óleos y acuarelas superan las diez mil. Cuando ingresó a la Escuela Nacional de Bellas Artes pasó de frente al cuarto año, porque ya tenía conocimiento de pintura. En temas históricos es la artista más productiva. Otra de sus especialidades son los temas costumbristas. Sus trabajos se exhiben en forma permanente en diversos países, entre ellos: Ricardo Palma, en el local de la Real Academia de la Lengua, España. Flora Tristán y Tiempo de la Historia, en Francia Sociedad de Mujeres Francesas Francisco Bolognesi y Quiñónez, Estados Unidos Ramón Castilla, Brasil Miguel Grau, BAP Independencia Humboldt y Bolivar, Biblioteca Humboldt de Berlín Mates de Huancayo, Museo de Dresden Varayoc, Museo de Budapest |
Siempre me traía toda la documentación, por ejemplo, en el cuadro de Bolognesi yo ya había hecho todo el plan, con uniformes azules, rojos, pero él se documentó y encontró que una mayoría tenía uniforme blanco, por el desierto, así que cuando estaba casi terminado tuve que replantear el aspecto pictórico, después me encargó la batalla de San Juan de Miraflores, el combate de Iquique, Cáceres en Tarapacá. En esos libros que hizo están mis cuadros.
Era muy serio en su trabajo y muy educador, me parece una maravilla que haya sido profesor, porque ha educado a muchas generaciones y les ha inspirado amor por el Perú, de esa generación todos son admiradores del Perú. Es un ejemplo, porque uno de los valores es la patria, eso significa las tradiciones, los hombres y mujeres que han muerto por el ideal de la patria. Me contaba del comandante Espinar, es un ejemplo, porque formó un batallón con toda la gente que trabajaba en su hacienda, en la batalla de San Francisco dirige a su batallón hacia el cerro donde sabía que lo iban a matar, ya estaba perdido todo y se inmola. Eso es muy interesante, cada vez que paso por la avenida que lleva su nombre voy con una mística especial por nuestros héroes. Creo que es muy importante poner atención al curso de Historia del Perú, cero que hay gente que ni siquiera sabe quién es Grau, no lo puedo creer, hay una despersonalización y cuando van a otro país, como allá sí se aprende, les despiertan amor a sus héroes, entonces los peruanos allá se extranjerizan.
Nuestra historia es muy rica, nos han dejado un tesoro que inclusive están contrabandeando. ¿Quién vende estas cosas? Gente que no tiene convicción de lo que es el Perú, y lo que significa eso, todo lo ven dinero y son capaces de traficar. Tengo un hermano en Ginebra, director del museo etnográfico, y vino trayendo un documental de todos los tesoros peruanos que se venden en internet. Él ha denunciado, hay que tener más control, pero eso falta por falta de convicción, tienen que saber que eso es nuestra historia, que son cosas sagradas, desde la prehistoria hasta ahora.
―¿Qué sentía cuando leía los partes de guerra de la guerra con Chile?
―Tenía que estudiarlos bien y allí se me despertaba la mística hacia todo lo peruano, hacia esos momentos heroicos de los hombres, de morir por un ideal. Pero parece que somos pocos, como los que se dedican a la Historia del Perú y que presiden esas instituciones, como el general Hamman y otras personalidades, todavía guardan una mística por todo lo peruano.
―No sabía de eso. Eso sería un error histórico, no puede borrarse toda esa cantidad de muertes, por ejemplo, he tenido a toda mi familia que sufrió en Moquegua, todas las atrocidades.
―Esto se ha trabajado en silencio a espaldas de la población. Viendo un libro encontramos que se insinúa que Grau fue un cobarde, que Petit Thouars actuó por interés, que no tenemos héroes, son llamados personas destacadas, el traidor Iglesias aparece como alguien razonable.
―¡Eso es horrible, me hace doler todo el espíritu, me duele muchísmo!, porque Grau es un ejemplo desde niño, se hizo solo, fue grumete desde los nueve años, tiene una historia por el mundo, además fue senador, además por los mares, se ha batido con un Huáscar que necesitaba constantemente reconstrucción.
―Eso es lo que nuestros niños reciben a pedido del estado chileno.
―¡Increíble!, y tanto que estamos reclamando reconocimiento a nuestros héroes, entonces qué se puede pedir a nuestros niños y jóvenes, a las pandillas. No van a tener como ejemplo a nadie, por eso no tienen idea de lo que es su tierra ni la vida humana, están actuando según la ley de la selva, como monos y orangutanes que se trompean por el territorio, y todavía estos ni siquiera por el territorio se pelean, porque se les vería luchando para salir adelante con su familia, pero no, se organizan para agredirse.
Ahora los chilenos nos están invadiendo, me han dicho que están comprando tierras en Urubamba, el tren de Machu Picchu es chileno, entonces quienes se oponen al puente de Santa Teresa son los dueños del tren. Todo se chileniza, no han necesitado la guerra para venir a conquistar los bienes del Perú, porque ese es el interés de ellos, porque tenemos todos los climas, una agricultura que sería la primera del mundo con apoyo.
―¿Qué debemos hacer?
―Creo que todo está en manos de la educación. Los profesores tienen que realizar un trabajo único. Pero si a ellos tampoco se les educa bien... hay que capacitarlos. La población y las instituciones deben tomar la palabra. Creo que desde la época colonial uno de los sentimientos que domina es el miedo y no actuamos hasta que no se viene encima todo y la reacción es brutal. Es mejor ir cada uno de los seres de los que nos damos cuenta de lo que pasa ir hablando y capacitar a los demás, pasar la voz, siempre hay alguien que va a pensar un poco más, y no ser tan materialistas y pensar sólo en el dinero, hay que educar el espíritu y la sensibilidad y nos daremos cuenta de nuestra realidad.
―¿Cree que deberían regresar los libros y el curso de Historia del Perú como lo soñaba el doctor Pons Musso?
―¡Tiene que ser eso! Eso es uno de los valores del ser humano y nuestra humanidad, tanto se habla de identidad, eso son nuestras tradiciones, nuestro paisaje la defensa de todo ello, es nuestra historia. Tenemos una historia tan maravillosa que cuando estuve en China me sentí tan grande como ellos por nuestra historia, hablaba desde la prehistoria con todo orgullo. Uno que va con esta educación tan débil se siente empequeñecido ante toda esa grandiosidad que se presenta en esos lugares y en muchas partes del mundo. Acá quieren empequeñecernos con que no tenemos nada, que somos flojos y eso es mentira. La gente se mata por trabajar y quiere trabajar. Jamás hay que aceptar eso, yo soy testigo de que la gente trabaja, yo misma, cuando tengo un trabajo que terminar aunque sea me amanezco, no existe noche ni día, tengo que cumplir, jamás aceptemos eso.
―Se ha trabajado para minar la autoestima de la población.
―Así es y hay que transformar eso desde todos los medios de comunicación, hay que reforzar nuestra convicción de peruanos.
―¿Qué recomendaría a los profesores?
―Tienen que rebelarse y enseñar, así no esté en los currículos, enseñar la Historia del Perú, siempre tienen que hablar del Perú, en todos los cursos, debe ser una misión del profesor. Eso significa construir valores, la identidad y el orgullo de ser peruano y el orgullo de la provincia, de ser mestizo, cholo o de cualquier color. Ahora se habla de la globalización pero que quiere desaparecer identidades para aprovechar sus riquezas naturales. Quieren que prime la ganancia inescrupulosa, es un egoísmo supino.
―¿Qué opina que pese a que La Razón hizo público el hecho, ningún medio, tanto periódico como radio o televisión tocan el tema?
―Está rarísimo, yo ni sabía, voy a averiguar más, hay que llamar la atención a todo el mundo, sería una traición definitiva. Ahora no se verá, pero en el futuro se verá, pero los periodistas y gobernantes no pueden quedar para el futuro como traidores, tienen que analizar mucho sus actos.
―¿Qué recomendaría a los padres de familia?
―También ellos son educadores, no sé si soy capaz de dar consejos, pero creo que igual que los profesores, deben educar a sus hijos y enseñarles la historia que les están negando. Así tendrán también respeto a la lucha de sus padres, dentro de eso está el concepto de patria e identidad.
―¿Desea añadir algo más?
―Que me da mucha alegría y me siento orgullosa de contestar, he removido recuerdos porque hace mucho tiempo que pinté esos cuadros, porque estoy orgullosa de ser peruana y de habitar esta tierra donde habitaron esos grandes héroes, siempre está presente mi amor a la patria y al Perú, soy muy peruana.
Testimonio desde sus inicios (más abajo)
Francisco Bolognesi
Francisco Bolognesi en batalla de Arica
La madre Hermasia Paget, directora del colegio Belén
Chilenos prenden fuego a vivienda
El Huascar en combate
Chilenos atacando una familia
El siguiente es el testimonio de los inicios de la destacada pintora Etna Velarde por los caminos del arte:
Allí comencé a dibujar con mis hermanos. Cuando mi papá vio nuestro interés comenzó a guiarnos, entre juegos de escuadras, pinceles, ya después comenzó a imponer tareas. Allí empecé y también a escribir poesías, me iba a una roca para escribir mis fantasías poéticas, pero esas poesías desaparecieron.
Después regresamos a Lima, en el colegio seguí dibujando y en quinto de media gané el primer puesto de pintura y dibujo en un concurso organizado por el Ministerio de Educación, para colegios nacionales. La directora entonces me recomendó al Ministerio de Educación y mi primer cuadrito fue de Túpac Amaru, para el doctor Emilio Romero, que era el ministro, no había rostros de Túpac Amaru, entonces hice una carita en la que me demoré tres meses, les gustó mucho.
De allí ingrese a San Marcos, a literatura y arte, quería dedicarme a la educación, pero con el tiempo me di cuenta que sería imposible, la educación requiere dedicación completa, entonces me dediqué a la pintura. En el segundo año de letras pinté un cuadro de Raúl Porras Barrenechea; como me hice conocida con los cuadros, me lo encargaron cuando falleció, lo expusieron y el doctor Puccinelli, decano de la facultad de letras, me apoyó mucho, como el doctor Tamayo Vargas. Entonces lo expusieron y entonces comenzaron a encargarme trabajos, para las facultades de letras, derecho, química, etc., para sus galerías de San Marcos, desde allí nunca dejé de pintar ni de escribir poesías.
Tomaba parte en los recitales, pero en esa época la vida era muy difícil para una joven, no me daban permiso para ir a los recitales hasta el amanecer, yo me desesperaba por ir, estaban César Calvo, Corcuera, todos ellos iban a la casa de la poesía, pero a mí lo máximo que me permitían era llegar a las nueve de la noche a la casa.
Cuando me encargaron el cuadro de Túpac Amaru tuve que buscar referencias, en ninguna parte había uno, y el doctor Emilio Romero me dijo que en el Centro de Estudio Histórico-militares había un retrato con sombrero. Entonces fui a verlo, en esa época el presidente de esa institución era Federico de la Barra, él no podía creer que, como me vio tan chica, que yo pintaba, y sobre todo había un concepto discriminatorio contra la mujer joven. Era gracioso, porque fue a mi taller para ver si era cierto que yo pintaba los cuadros, no se convencía.
El precio que me pagaban era bajísimo y había otros pintores mayores, ya señores de peso, a ellos les pagaban muy bien, yo sentía esa diferencia y me dolía mucho, porque a mí me costaban muchísimo hacer los cuadros, alternaba con los estudios de la universidad, estudiar la documentación. Pero empecé la competencia con los señores pintores, me esmeraba bastante, recuerdo que en el Instituto Sanmartiniano el pintor oficial de la institución se molestó, protestó porque a mí me habían dado cuatro cuadros y a él dos, eran cuadros grandes de tamaño natural, de los próceres que habían ayudado a la expedición de San Martín. Entonces el presidente de la institución vino a mi casa a disculparse y decir que ya no haría cuatro cuadros sino dos, porque el pintor oficial había protestado y quería quejarse a los diarios. Entonces le dije que no importa, que iba a hacer lo mejor que podía.
Cuando terminé no fui a la exposición de los cuadros, de puro miedo, y vinieron a la casa a felicitarme y decirme que todos los cuadros de la institución los iba a hacer yo para siempre, entonces pinté 32 cuadros de los próceres y además un cuadro de cinco metros de largo de la llegada de San Martín a Paracas. Allí puse a San Martín con toda la gente, pero a un lado puse a un pescador saludando la llegada, en primer plano. Entonces, cuando lo vieron se alarmaron terriblemente porque había un pescador delante de todos los generales saludando y decían que tenía más fuerza, que cómo había hecho eso sin consultar. Entonces dije que no lo iba a borrar, porque significa el pueblo peruano que saluda la llegada, además aquí hubo una serie de levantamientos en todo el Perú, nunca dejamos de ser rebeldes y era mi primera rebelión, me aceptaron, vino la directiva para analizar el caso. Pero es verdad que los pescadores de Paracas ayudaron a San Martín, le dieron sus botes. En un principio recuerdo que hice unas rocas, pero me dijeron que no había rocas en Paracas, tuve que viajar para ver y vi que era plano, de arena, yo había puesto las rocas, pensando en que tenían que amarrarse de algo los botes. Tuve que borrar las rocas, allá tienen una forma de parar los botes sin rocas. Tuve que traer arena de la playa y ver el movimiento y pinté los pies de mi papá como los del pescador, fue difícil, porque los pies se hunden, era bien complicado.
Todas estas experiencias me han ayudado para hacer bien mi trabajo. No hago nada sin documentarme bien, por eso los artistas del género históricos necesitan documentarse mucho y también ayuda de quienes encargan el cuadro. Es una misión de nación, porque es un documento histórico, tiene que estar bien documentado, no pueden hacer pura imaginación, sino hacen tonterías.
Cuando pinté el combate de Angamos para el doctor Pons Musso, lo conocí en el Instituto Sanmartiniano allí era miembro de la directiva, además era director del colegio San Julián de Barranco; estaba proyectando un libro referente a la guerra con Chile y me vio con entusiasmo, porque pensó que yo podía hacer los cuadros. Primero eran dibujos, pero lo convencí de que sean cuadros, para que queden para la historia. De todas maneras yo tenía que documentarme y yo recién comenzaba con el óleo, era muy difícil, pero aprendí a ser responsable, tenía que buscar cómo vestían los peruanos, chilenos, los uniformes, los fusiles alemanes y franceses, las botas, cinturones, botones, saber cuántos botones tenían las casacas, todo eso es documentación que no tiene que ver con la técnica pictórica, el cuadro puede estar bien hecho desde el punto de vista pictórico, pero si hay un error histórico van a decir que está mal.
En el cuadro del combate de Angamos el doctor Pons Musso de puro patriota me dijo que ponga una banderita delante del Huáscar, pero la sacan y la ponen dependiendo de si está en la alta mar. La exposición en ínsula, en el aniversario del combate, eran grandes cuadros de tres por dos. Vino un almirante Elías, que era director del Museo Naval y dijo: “¡Qué mal está este cuadro!”. En ese momento sentía que el alma se me iba al piso, me quería enterrar, estaba delante de toda la gente. Dijo que la banderita no debería ir allí. Le dije que pinté sobre la base de la documentación del doctor Pons Musso, porque no soy marina, me documentaba con los partes de guerra, lo estudiamos con el historiador que me encarga el cuadro y tengo que hacer lo que me pide y era para que se entienda que el Huáscar es peruano, era un fin didáctico, para los peruanos que no saben y se quedaron discutiendo con el doctor Pons Musso. Les dije que para mañana la banderita iba a desaparecer, pero a ellos les parecía imposible. En la tarde con dos pinceladas lo borré.
Otro cuadro fue para la Sociedad Fundadores de la Independencia, de la hazaña de Quiñonez. Quien encarga el cuadro era el general Mendoza y me tenía que asesorar históricamente el general Ciriani, era muy creativo y entusiasta. Donde muere Quiñonez es en Quebrada Seca. Él me dijo: “Imagínate los Andes, poco a poco vienes a la selva, pero que parezca una quebrada seca”. Entonces hice los cuatro aviones volando en círculo, todo rápido, urgente, porque tenía que viajar a una exposición en Berlín. Cuando entregué el general exclamó: “Así no fue, está malísimo, ahora, ¡qué vamos a hacer!, ¿quién ha hecho este cuadro?, es un adefesio”. Yo estaba paralizada, porque, desde el punto de vista técnico me había sentido Van Gogh haciendo unas ramas secas. Entonces el comandante me dijo que regrese, porque era un “lío de grandes”.