Escribe: César Vásquez Bazán
En 1898 enunció la curiosa teoría que el Tratado de Ancón era una cesión disimulada a Chile de Tacna y Arica.
Once años después, en julio de 1909, el exembajador se presentó en la Legación Boliviana en Santiago para ofrecer armas a Bolivia, con el fin que este país enfrente militarmente al Perú.
Existen dos actos políticos del bully judío-alemán-chileno Abraham König que revelan con nitidez sus intenciones antiperuanas.
El primero de estos actos políticos se verificó en 1898. König Velásquez se desempeñaba como diputado; aún no era embajador en Bolivia. En las sesiones de su Cámara, en agosto de ese año, el matasiete König sostuvo que el Tratado de Ancón implicaba la cesión disimulada a Chile de las provincias peruanas de Tacna y Arica(Maúrtua 1901, 298-299). El camorrista König explicó que el Tratado de Ancón sólo había sido una fórmula para hacer menos dolorosa para el Perú la entrega de Tacna y Arica. Algún tiempo después, el gobierno chileno adoptó como propia la tesis levantada por König (Porras 1930, 130-131).
La segunda acción del matón Abraham König se produjo once años después. En julio de 1909, el impresentable tinterillo oligárquico se presentó en la Embajada de Bolivia, en Santiago, con el fin de ofrecer armas para que ese país inicie la guerra contra el Perú. Siguieron su ejemplo centenares de chilenos que prometieron sus servicios personales o colaborar en la obtención de material bélico.
El interesado apoyo del rábula König se verificó en ocasión de la publicación del laudo argentino relacionado con la delimitación de la frontera entre Perú y Bolivia. Bolivia se quejó que el laudo fue expresión del favoritismo argentino hacia el Perú. En el país del Altiplano se produjeron protestas contra el fallo, que se repitieron –oh sorpresa– en Santiago. La clase gobernante chilena quiso así utilizar la ocasión para movilizar a la opinión pública de Rotolandia en contra del Perú y Argentina, bajo el cínico pretexto de ayudar a la causa de Bolivia.
En la ocasión, como enemigo del Perú, König ofreció equipo militar a Bolivia para que enfrente a nuestro país. El rábula judío-alemán-chileno declaró públicamente que “sentía vivas simpatías por la causa de Bolivia (!) y que, en vista de que ese país se encontraba desarmado, había puesto sus influencias para conseguir que obtuviera las armas que necesitaba” (Gutiérrez 1920. 257-258). Por supuesto, al tinterillo autor de laNota de 1900, no le importaba Bolivia, nación a la que motejaba de “salvaje”, “inválida”, “inconclusa”, y “proyecto no consolidado”. Lo que se proponía el militarista König era volver a agredir al Perú, país con el cual Chile mantenía pendiente la solución de la ilegal ocupación de las provincias peruanas de Tacna y Arica.
Obras citadas
Gutiérrez, Alberto. 1920. La Guerra de 1879. Nuevos esclarecimientos. París: Librería de la Viuda de C. Bouret.
Maúrtua, Víctor M. 1901. La cuestión del Pacífico. Lima: Librería Escolar e Imprenta de E. Moreno.
Porras Barrenechea, Raúl. 1930. Historia de los límites del Perú. Segunda edición. Lima: Librería Francesa Científica y Casa Editorial E. Rosay.
© César Vásquez Bazán, 2013
Julio 13, 2013