Mariano Ignacio Prado, según el libro, es un traidor y un corrupto al que quisieron limpiar con la cirugía plástica de la historia falsa.
Víctor Andrés García Belaunde prepara libro que cuenta la verdadera historia de Mariano Ignacio Prado, reconocido por Congreso chileno como su general de división y porque nunca explicó origen de su fortuna. El Perú tiene a lo largo de su historia grandes hombres y mujeres que honran la patria, pero lamentablemente también otros que traicionaron la fe del pueblo.
Uno de ellos, según el congresista Víctor Andrés García Belaúnde, es el expresidente Mariano Ignacio Prado, cuya trayectoria real es muy poco conocida, y quien acumuló una fortuna usada por sus herederos para formar el imperio empresarial que llevó su apellido durante lustros y a quien algunos historiadores llegaron a calificar como un gran patriota.
De ello trata el libro “El Expediente Prado”, obra de 600 páginas escritas por el parlamentario, que lo presentará en enero en la Biblioteca Nacional, y que recoge los resultados de los trabajos de investigación que desarrolló en los últimos años sobre quien en plena guerra con Chile, prefirió huir a Inglaterra con un preciado botín dejando al Perú en las manos criminales del enemigo.
Para escribir su sexto libro, que será presentado en enero próximo, García Belaúnde hurgó en archivos de bibliotecas del Perú, Inglaterra, Estados Unidos y principalmente en notarías de Chile, donde encontró lo que fue ocultado o borrado de documentos peruanos, pues las huellas de la traición fueron borradas hasta en el diario de debates del Congreso nacional.
Historia falsificada
Su intención, según expresó a nuestro diario, es que los peruanos conozcan la verdad sobre este personaje de la clase oligárquica peruana y que no se le siga considerando, como lo describien equivocadamente varios historiadores, como un gran patriota.
“Varios autores que reseñaron historias utópicas lo hicieron a nombre de la familia para justificar la huída de su pariente; los apologistas de Prado llegaron a ocultar la historia verdadera para hacer de un villano un héroe”, dice García Belaunde.
El autor desmiente en su texto versión que repitieron los herederos del Imperio Prado, de que la fortuna de la que gozaron la heredó Mariano Ignacio Prado de su padre, que supuestamente era hacendado.
Según el relato, en realidad el padre era un señor nacido en el pueblo de San Damián, Huarochirí, y de condición muy humilde, pues trabajó como aguatero en la hacienda Shismay de Amarilis, en Huánuco, donde nació el personaje de la historia. El congresista afirma que las mentiras sobre Prado vienen de antiguo. “Por ejemplo, en su biografía se afirma que estudió en el ex-Convictorio de San Carlos, lo que hemos comprobado que es falso porque no tenía recursos para ello.”
Refiere seguidamente que Mariano Ignacio trabajaba en Lima como sereno y que por esa condición le gustaba vestir de militar. “Se vincula a la revolución de Ramón Castilla en su lucha contra el presidente provisorio Manuel Ignacio de Vivanco y es así que logra asimilarse al ejército.”
“Luego Castilla lo nombra primero prefecto en Moquegua y después en Arequipa donde conoce y se casa con la dama de la aristocracia del lugar María Magdalena Ugarteche Gutiérrez de Cossío cuando ella tenía 20 años y él 39 años. Con ella tuvo once hijos.”
Leoncio y Grocio Prado
El relato de García Belaunde da cuenta que antes de ese matrimonio Prado tuvo cinco hijos con cuatro mujeres diferentes, mayormente humildes, entre ellos Leoncio y Grocio Prado, héroes de la guerra con Chile y de la lucha por la independencia de Cuba.
Con una señora Gutiérrez tuvo a Justo y Leoncio; y con la dama chinchana Casilda Linares Neyra, a Grocio. Y hubo otros que no son conocidos. A ninguno habría prestado ayuda ni económica ni afectiva.
“Mariano Ignacio era prefecto del gobierno del presidente José Pezet, quien firma el tratado Vivanco-Pareja con España; sin embargo, se levanta contra el acuerdo. Después se erige dictador con el argumento de enfrentar a España y se convierte en héroe. En 1867 llama a una asamblea constituyente con el fin de perpetuarse en el poder pero meses después es derrocado por Pedro Diez Canseco y posteriormente sube al poder el presidente José Balta.”
Durante su primer gobierno, en 1867, Prado compra irregularmente, sin ninguna autorización y con sobreprecio, los monitores Manco Cápac y Atahualpa que eran de río y que no sirvieron de nada, pues al poco tiempo de su adquisición ya estaban deteriorados. Contrariamente Chile, con el visto bueno del Congreso, adquiere las fragatas Cochrane y Blanco Encalada, las que fueron piezas principales en el triunfo chileno sobre el Perú.
Al ser derrocado, Prado se exilia en 1868 en Chile, donde se establece un largo tiempo. Según el congresista, todo indica que con gran parte del dinero que cogió para los monitores pudo comprar en ese país varias haciendas y minas, particularmente en la zona del Bío Bío.
General chileno
García Belaunde afirma que Prado, como a los seis meses de llegar al país del sur, funda el Banco Montenegro, nombre de su socio chileno, que había aportado una minucia y ponía su nombre con el fin de disimular que Prado era el verdadero dueño e impedir que se especule sobre la procedencia del dinero para la operación.
Ante su éxito en los negocios y en agradecimiento porque envió en 1865 a solicitud de Chile, la escuadra peruana al puerto de Valparaíso, compuesta por las corbetas Unión Apurímac y América, para reforzar a la flota chilena frente al intento español de recuperar sus antiguas colonias, y que combatieron al lado de la flota chilena en el combate de Abtao del 7 de febrero de 1866. La flota peruana la integraban Ferreyros, García y García y Miguel Grau. Por esta ayuda militar el Congreso chileno le otorgó a Prado el grado de General de División y le pagaba un sueldo de 3,400 pesos mensuales. “Ademas le entregaron una espada con rubíes y esmeraldas cuya foto será publicada en el libro.Luego compra haciendas y minas, algunas en la zona del Bío Bío, investido como general chileno”.
El legislador relata que Prado sigue incursionando en los negocios y multiplicando su fortuna en Chile, donde se había asociado con salitreros como Ossa, hasta que decide regresar al Perú y postular a la presidencia del Perú, la que gana1876.
“Estuvo tres años en el poder y no hizo absolutamente nada para evitar la guerra ni preparó al país para ello, siguió con sus negocios con Chile antes, durante y después del conflicto. Era gran amigo y socio* del entonces presidente de Chile Aníbal Pinto”.
García Belaunde precisa que Prado era dueño de una gran casa en Vergara, en Viña del Mar, zona que pertenecía a la esposa del general José Francisco Vergara, quien era su compadre y quien durante la invasión de Lima fue uno de los jefes militares chilenos que dirigió el incendio de Chorrillos. Posteriormente Prado vendería la propiedad.
La fuga
“Por lo investigado en los documentos podemos afirmar que Prado huye al extranjero en pleno conflicto porque no quería enfrentar a sus amigos y socios chilenos; y con el argumento de que iba a comprar armas se lleva tres mil libras esterlinas que, según él, serían para pasajes y viáticos. Se fuga del país en diciembre de 1879 cuando el Perú ya perdía la guerra y él logra triplicar sus ganancias en Chile, entre ellas una mina de carbón que servía como insumo para la artillería chilena contra el Perú.”
El autor asegura que Prado exige desde el extranjero el envío de 380 mil libras esterlinas para unas compras importantes de las que informa haber entregado 61 mil a la Casa Grace “nadie sabe para qué” y 100 mil para la compra de dos barcos al imperio otomano (hoy Turquía) que los lleva a Londres y que fueron bloqueados allí por gestiones de Chile. “El dinero lo llevan tres personas, el viepresidente José Francisco Canevaro, el presidente del senado José Francisco Rosas y su amigo Julio Pflucker.”
“Posteriormente Prado incursiona en negocios en Guayaquil, en 1887 regresa al Perú, al año siguiente vende todos sus negocios en Chile en 175 mil libras esterlinas (300 millones de dólares) y en 1893 funda el Banco Popular del Perú, aparte de ser propietario de la textilería Santa Catalina.”
“Pena y rabia”
Mariano Ignacio Prado decide después viajar a establecerse en París, donde muere en 1901. Sus hijos extramatrimoniales mueren pobres, así como otros parientes cercanos, entre ellos su sobrina carnal Rita, según documentos que obran en poder de García Belaunde.
Heredan su fortuna sus vástagos “legítimos” que fundan el llamado Imperio Prado que, en su mejor momento, llegó a ser dueño de cincuenta empresas y propiedades, entre ellas hidroeléctricas, aseguradoras (Popular y Porvenir), empresas de cemento, refinería Conchán, urbanizaciones Orrantia en San Isidro y Leuro en Miraflores, barrio de El Porvenir en La Victoria, el cine Diamante el diario La Crónica y muchos otros.
“Al investigar y conocer la verdad de esta traición con pruebas fehacientes he sentido decepción, pena y rabia. Lamentablemente no ha habido juzgamiento a los culpables y a Prado se le llegó a nombrar hasta presidente de la Sociedad Vencedores del 2 de Mayo y Defensores Calificados de la Patria cuando era un falso patriota, contrariamente a auténticos como Grau, Bolognesi, Alfonso Ugarte y otros inmolados por el Perú.”
García Belaúnde recordó lo expresado por el historiador Jorge Basadre quien en la página 2,399 del tomo V de la Historia del Perú escribió escuetamente “la historia no puede menos que censurar el viaje de Prado”.Para los peruanos de a pie, Prado no tiene ninguna calidad de héroe.
Falsificaron cartas de Grau y otros para limpiarlo
García Belaunde afirma que algunos falsos historiadores, contratados por los herederos de Mariano Ignacio Prado para limpiar su imagen en vista que había voces que denunciaban su traición, llegaron al extremo de falsificar cartas laudatorias a Mariano Ignacio entre ellos del héroe Miguel Grau, “lo que es confirmado por auténticos historiadores como Percy Cayo y el jesuita Armando Nieto”.
“Uno de los falsificadores de cartas fue Luis Humberto Delgado, quien inventó misivas de diferentes personajes, lo que se aprecia en el libro “Estampas de la Guerra, Perú y Chile 1879. De la Historia del general Mariano Ignacio Prado. Con documentos originales e inéditos” Lima, Ariel Editores 1965
“Otra de las cartas falsas es la que según Delgado escribe don Miguel Grau dirigida a Francisco García Calderón —presidente durante la ocupación chilena en 1881— el 5 de junio de 1879, desde Iquique, dice:
“¿Recibió Ud. queridísimo doctor, mi carta del 26 de mayo? No debemos perder tiempo para marchar a Europa con el presidente Prado, con los fines patrióticos que le expresé a Ud.”
“Las incongruencias en esta cartas son varias, en principio porque en dicha fecha Grau no estaba en Iquique. Historiadores como Percy Cayo Córdova, por mencionar solo un ejemplo, han analizado esa correspondencia. Cayo Córdova, en su libro La Guerra con Chile (Lima: Juan Mejía Baca, 1980) Hay inexactitudes históricas, de redacción, ortografía y caligrafía de Grau”, precisa García Belaunde.
Denis Merino, Redacción
La Primera, Lima 03-12-2013
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* A la hora de la verdad, de nada sirve ser amigo o socio de Chile, o tener negocios o empresas en ese país. Cuando Chile decide robar y matar, no entra en contemplaciones con sus sirvientes peruanos (empresarios, militares, políticos, periodistas, diplomáticos) y procede a la realización de sus planes criminales de dominar al Perú por la fuerza de las armas o chupándonos la sangre mediante la hegemonía económica. [Nota de Con nuestro Perú.]
Nefastos agentes del enemigo chileno Frente al Perú, las intenciones de Chile son siempre de robo, asesinato y dominación. Por eso, cuando los peruanos abandonan la prudencia ante los delincuentes, invariablemente vienen efectos muy negativos. Tanto confraternizaron los militares peruanos con Chile, que ahora capitulan y toleran al enemigo en las cuatro hectáreas de Tacna. Con los diplomáticos peruanos es peor: sabotearon la demanda peruana ante La Haya, negándose a incluir el injusto histórico (de la agresión chilena de 1879). Los pescadores del sur se reunieron con Chile y ya traicionaron, asumiendo posiciones chilenas. Los empresarios amigos de Chile traicionan a los trabajadores que explotan y al Perú y sin ser nadie ofrecen electricidad y gas a Chile. |
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