Tacna en el mes de su reincorporación
Ricardo Oviedo Zavala
Una de las primeras acciones de la campaña de chilenización emprendida por el gobierno de Santiago fue la clausura de las escuelas peruanas y la expulsión de sus preceptores. Fueron los maestros peruanos las víctimas de los primeros maltratos de esta campaña. En 1900, el Intendente de Tacna, Manuel Palacios y el diario El Norte, vocero del oficialismo chileno, iniciaron la campaña con fuerza en contra de todas las escuelas peruanas que funcionaban en Tacna y Arica. Así, el 09 de febrero de ese año, se ofició a los directores de las escuelas para que declararan si los locales en que funcionaban eran gratuitos o no, o en todo caso, quién los financiaba. El objetivo del gobierno chileno era demostrar que dichas escuelas eran financiadas por el gobierno del Perú. Palacios informaba a la Cancillería de su país que allí se enseñaba a "odiar a Chile" en base a los acontecimientos suscitados en la guerra del 79. Sobre este informe, el gobierno de Santiago pidió un pronunciamiento al fiscal Aguirre Vargas. El 11 de abril, el fiscal presentó su dictamen dando a conocer que en el territorio ocupado " más que las leyes chilenas, impera la enseñanza libre, pesan doctrinas de descrédito para su nombre (de Chile) y atacaban su soberanía como las que se decía que se enseñaba en todos los colegios y escuelas de las provincias cautivas, regentadas por peruanos, pudiendo por lo tanto, clausurar dichos establecimientos".
El enemigo chileno obligaba a los niños tacneños a mirar las rumas de restos de peruanos asesinados