mapamarLa clase oligárquica política y militar de Chile, desde que lanzó la guerra del guano y salitre en 1879 contra el Perú y Bolivia y la invasión subsecuente para apoderarse de los territorios con estas riquezas, ha vivido permanentemente obsesionada por expandir su territorio a expensas de sus vecinos y una prueba de ello es la nueva anexión de 37,610 m2 del territorio de la provincia de Tacna y 37,900 km2 cuadrados de mar peruano, a los que hay que añadir otros 28,491 km2 que resultan de la proyección de las 200 millas marinas peruanas hacia mar adentro, es decir un total de 66,391 km2.

Esta nueva acción de rapiña de la clase oligárquica política y militar que aún gobierna Chile, consumada a partir de 1954, es el punto de partida de la reclamación formalmente presentada por el Perú el 16 de enero del 2008 ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya a través de nuestro agente, el ex canciller y embajador Allan Wagner, acompañado de un valioso y solvente equipo, entre los que destacan los ex cancilleres y embajadores José Antonio García Belaunde, Manuel Rodríguez Cuadros y Eduardo Ferrero Costa.

El Perú se vio obligado a recurrir a La Haya porque así lo determinan las normas de convivencia interamericana, luego de que todos los gobiernos anteriores, incluidos los liderados por los presidentes “socialistas” de la llamada Concertación (que dicho sea paso se caracterizan por haber defraudado a los chilenos al haberse convertido en continuadores de la nefasta política del “pinochetismo”), se negaron a darle solución al diferendo mediante un acuerdo bilateral.

La demanda peruana ha solicitado al alto tribunal internacional dirima la demarcación marítima entre los dos países, en atención a que no existe un tratado formal sobre la materia y que esta demarcación se haga en base a una línea equidistante que tenga su origen en el llamado “punto Concordia” o “punto de la orilla del mar” que forma parte del límite terrestre y ha sido reemplazado por los usurpadores por un paralelo geográfico que no está consagrada en ninguno de los tratados suscritos por los dos países en 1883 y 1925.

Por supuesto, que los agentes peruanos en La Haya han solicitado se desestimen los argumentos de los invasores de que el límite marítimo está determinado por los convenios pesqueros de 1952 y 1954, suscritos trilateralmente por Perú, Chile y Ecuador, en los que mediante la primera autoriza a cada país asumir la soberanía y jurisdicción exclusiva sobre sus 200 millas marinas y la segunda, para evitar sanciones a las “embarcaciones de poco porte tripuladas por gente de mar con escasos conocimientos de náutica o que carecen de los instrumentos necesarios para determinar con exactitud su posición”.

ALAMBRADA

Pero, los invasores, ladinamente, al amparo del segundo documento titulado Convenio sobre Zona Especial Fronteriza Marítima de 1954, de manera unilateral, procedieron a desconocer, igualmente de facto, el punto Concordia o punto de la orilla del mar como inicio de la frontera terrestre y reconocer el hito número 1 como si fuera el hito Concordia, que se encuentra a 264.50 metros de distancia de la orilla del mar, atribuyéndole el comienzo de la frontera terrestre.

Por arte de birlibirloque, los invasores del mar peruano impusieron el “paralelo” geográfico que pasa por encima de este hito y que ingresa a Tacna y luego al mar peruano como línea de la frontera terrestre con Tacna y frontera marítima con Perú.

Trece años después de la firma del Convenio sobre Zona Especial Fronteriza Marítima, la clase oligárquica chilena procedió en 1967 a registrarlo en las Naciones Unidas en 1967, y como lo han destacado los agentes peruanos en La Haya, esta demora en registrarlo grafica el hecho de que cuando firmaron el acuerdo de 1954, no estaba pensando en tener un límite marítimo con Perú, sino fijar sus 200 millas.

Cuarenta y cinco años después de la firma del citado Convenio sobre Zona Especial Fronteriza Marítima, más precisamente en el 2012, los invasores tendieron el 15 de marzo del 2012 un alambrado de una longitud de más de 100 metros a partir del hito número 1, en dirección oblicua hacia el mar, para indicar que allí nacía el límite terrestre, contrariamente a lo consagrado por los Tratados de 1883 y 1929, que reconocen que el punto inicial es el de la “orilla del mar”.

PUNTO CONCORDIA

Corresponde recordar al respecto, como lo ha precisado el internacionalista Juan Carlos Herrera Tello, que la fijación del punto Concordia como inicio de la frontera terrestre, consta expresamente en el Tratado de Lima de 1929 y las Actas de la Comisión Mixta Demarcadora de Límites Peruano Chilena de 1930 y fue consagrado de esa manera por iniciativa del propio Chile.

Herrera se remite al historiador chileno Guillermo Lagos Carmona en su libro “Historia de las Fronteras de Chile: Los Tratados de Límites con Perú”, quien recuerda que el 28 de abril de 1930 el ministro Barros Castañón le dio al delegado Brieba la siguiente instrucción: “Para fijar este punto (Concordia); se medirán 10 km desde el primer puente del ferrocarril de Arica a La Paz sobre el río Lluta, en dirección hacia el norte, en la pampa de Escritos, y se trazará, hacia el poniente, un arco de 10 km de radio, cuyo centro estará en el indicado puente y que vaya a interceptar la orilla del mar, de modo que cualquier punto del arco diste diez km del referido puente del ferrocarril de Arica a La Paz sobre el río Lluta. Este punto de intersección del arco trazado, con la orilla del mar, será el inicial de la línea divisoria entre Chile y el Perú”.

Agrega Herrera que de esta manera se ordenó colocar un hito en cualquier punto del arco lo más próximo posible al mar, pero donde quedara protegido de la destrucción del mar y este fue el hito 1 que se encuentra a 264.50 metros de distancia de la orilla del mar. (Mañana Parte II: El Tratado de Ancón consagra el punto Orilla del Mar como inicio de la frontera terrestre).

La Razón, 27.06.2013