Un fallo debajo de lo esperado
Por Raúl Wiener
Fácil se podría discutir mi titular de ayer:
“No hay empate en La Haya”, cuando lo que ha ocurrido finalmente con el fallo de los solemnes jueces reunidos en Holanda es lo más parecido que podía haber a una decisión que le dé a las dos partes para decir que han ganado y para lamentar lo que no lograron. El derecho, una vez más, ha evidenciado que no es equivalente a la justicia, lo que quiere decir que lo que se ha plasmado en el fallo no es igual a lo que en frío se podría decir que correspondía a cada uno de los dos países.
La compleja línea de las 80 millas paralelas y la proyección diagonal a partir de ese punto refleja que los señores de la Haya han hilado fino para decir cosas como que había algo parecido a una línea de frontera (posición Chilena), pero que no la había en forma definitiva (posición peruana). ¿Y por qué pudieron moverse en tan delicada cornisa? Por una sola y aplastante razón: porque lo justo de la posición peruana se contrabalanceaba con las concesiones que gobiernos peruanos hicieron hacia nuestros vecinos sureños.
No había una frontera, pero en diversas circunstancias las autoridades de Lima hicieron como si lo hubiera. La línea en paralelo asfixia a Tacna y constriñe la pesca en el sur, pero nuestro país funcionó por mucho tiempo aceptando que los barcos pesqueros que pasaban la línea reclamada por Chile, fuesen detenidos y arrastrados hacia puertos chilenos y sancionados con fuertes multas. Y eso que en la revisión histórico-jurídica no se ha incluido la grotesca manera como la flota industrial del sur peruano se chilenizó entre mediados de la década de los 70 (gobierno de Morales Bermúdez) hasta la mitad de los 80 (segundo gobierno de Belaúnde), a través de la venta de plantas harineras y embarcaciones que antes eran de Pesca Perú.
Gobiernos y empresarios peruanos construyeron el potencial pesquero chileno y cuando descubrieron que no necesitaban más de nuestra ayuda, cerraron la frontera y se apoderaron de una franja de mar a la que no habían prestado importancia. Ayer, los jueces de la Haya, han confirmado el “derecho chileno” a explotar un espacio de mar que viene a ser el más rico de todo su extenso litoral, mientras los pescadores peruanos se han quedado con las redes vacías. El paralelo hasta las 80 millas garantiza que lo que era económicamente más valioso nos fue negado. En ese aspecto no ha habido empate, sino castigo a antiguas debilidades de nuestra historia.
Que no teníamos nada y que nos dieron de las 81 millas en adelante es un hecho cierto. Pero no ameritaba el exceso de triunfalismo que nos envolvió en las últimas semanas. Ni las banderas, ni el poema de García, ni la invitación a Palacio de Humala a casi 300 personas.
28.01.14
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