En el diario limeño El Comercio del 22 de noviembre de 2014, con el título «Lorena Salmón: "Ni un pelo de tontas"», se lee:
La cosa siempre ha sido así. Es un misterio pero las mujeres siempre queremos el pelo que la genética no nos pudo dar. Las lacias añoramos los rulos libres y voluptuosos. Las rizosas gastan un presupuesto designado exclusivamente para plancharse el pelo (aunque esto suena vintage), hacerse el laceado japonés o ponerse keratina en toda la cabeza, práctica que sospecho, además, tóxica porque cada vez que voy a la peluquería y soy testigo de este procedimiento, estilista y cliente tienen que salir al aire libre para hacerlo.
Comentario
1) El verbo es laciar cuando se trata de alisar el cabello. Lacear es echar un lazo, atar con un lazo, lacear un caballo, etc., lo cual nada tiene que ver con los cabellos lacios.
2) La autora emplea un barbarismo (anglicismo), “vintage”, quizás para impresionar, pero esa voz inglesa no guarda relación con el contenido, pues se refiere a “vintage” cuando habla del planchado de cabello, siendo el significado de vintage la adopción actual de un estilo o moda destacada de otro tiempo.
Como sabemos, el cabello lacio ha existido desde tiempos inmemoriales hasta la actualidad, no pertenece a una época exclusiva. mientras que alisarse el cabello es una práctica continua en el tiempo desde que se crearon métodos para hacerlo. Por tanto, es preferible suprimir el comentario entre paréntesis.
De otro lado, si se hablase de “vintage” correctamente, este adjetivo debe escribirse en cursivas (vintage), por no haber sido incorporado al Diccionario de la Real Academia. Por tanto, sería preferible usar otro adjetivo en español más preciso, como de la década tal o cual, etc.
3) El sustantivo es queratina, no “keratina”.
Podemos decir por ejemplo:
La cosa siempre ha sido así. Es un misterio pero las mujeres siempre queremos el pelo que la genética no nos pudo dar. Las lacias añoramos los rulos libres y voluptuosos. Las rizosas gastan un presupuesto designado exclusivamente para plancharse el pelo, hacerse el laciado japonés o ponerse queratina en toda la cabeza, práctica que sospecho, además, tóxica porque cada vez que voy a la peluquería y soy testigo de este procedimiento, estilista y cliente tienen que salir al aire libre para hacerlo.