El tan voceado sínodo de este año 2024 se realiza en el Vaticano desde hace varios días en el aula Paulo VI  o Sala Nervi del Vaticano, decorado con arte satánico.

 

sinodo 2024

El sínodo 2024, al fondo se ve la escultura La Resurrezione, del masón Pericle Fazzini

El auditorio fue diseñado por un masón. Como se sabe, la masonería es un culto satánico. Ellos tienen grados para ascender, desde el uno hasta el 33. A los sujetos nuevos captados no les revelan que se trata de una religión de Lucifer, sino hasta que han llegado a los grados más altos.

Una vez alcanzado el grado máximo, el 33, el ascendido participa en una ceremonia donde lo consagran a Lucifer o Baphomet con una serie de ritos satánicos que incluyen pisotear la cruz. Hacen esto porque en todo el cristianismo, los satánicos tienen como enemigo número uno a la Iglesia Católica.

A la Iglesia Católica los masones se infiltraron de forma creciente desde hace décadas. Una muestra de la infiltración es que antes en el Código de Derecho Canónico se establecía que pertenecer a la logia masónica significaba ser excomulgado ipso facto, sin proceso alguno, es decir bastaba el hecho de ser masón para en ese instante ser ya un excomulgado. Esta norma, debido a la infiltración masónica, se suavizó y todavía se señala que la masonería es incompatible con el catolicismo, y se menciona solamente una sanción.

 

sala Paulo VI aerea

Vista aérea del auditorio, donde se aprecia la forma de la cabeza de una serpiente

 

Esta Sala de Audiencias Paulo VI fue encargada en 1963 al arquitecto italiano Pier Luigi Nervi e inaugurado en 1971, durante el pontificado de Paulo VI, de quien no hay referencia que haya admitido ser masón, sin embargo en la tumba de su madre hay símbolos masones.

Como muestran las fotos, el auditorio desde afuera representa la cabeza de una serpiente, incluso imitando escamas. Por dentro también se muestra la cabeza del reptil, con los ojos como ventanas, mientras que en el lugar donde debe hablar el Papa u otro orador se construyeron dos columnas imitando a los colmillos del ofidio, es decir, la intención era que pontífice hable desde la boca de la serpiente, símbolo del diablo en la Biblia. Además, también puede servir de altar la boca de la serpiente.

 

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Interior del auditorio, donde son evidentes los ojos, boca y colmilos de la serpiente

 

Pero eso no es todo, en la parte principal, junto a los colmillos instalaron una horrible escultura representando supuestamente a la resurrección de Jesús. Se llama La Resurrezione, del masón Pericle Fazzini.

Como siempre hacen los masones, trabajan con símbolos escondidos, pero evidentes. Así, en esta escultura Fazzini usó el cabello de Jesús para dar forma a la cabeza de una serpiente, de la misma forma que se hizo con la cabellera del crucificado en el Santuario de Fátima, que ha sido llenado de simbolismos satánicos: Fátima: a más de un siglo de las apariciones exhibe esculturas terroríficas

 Además, la escultura de Fazzini está llena de formas que sugieren serpientes, inclusive parece que la cola de una serpiente sale detrás de Jesús.

 

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Detalle de la escultura La Resurrezione, del masón Pericle Fazzini, con la cabeza y cola de la serpiente.

 

La vidente y estigmatizada Marie Julie Jahenny, cuyas profecías se están cumpliendo sin falla, también dijo que en la Iglesia el arte se degradará con figuras contrarias al catolicismo, mientras que la hermana Lucía de Fátima, narran sus compañeras de convento, tuvo una visión en la que vio un templo horrible y un pontífice con ojos espantosos, que sólo podría definir como la mirada del diablo.

Esperemos los resultados de este sínodo, que está hablando de transparencia, pero que esconde los debates del mismo. Según diversas opiniones, en este sínodo se pretendería introducir que es correcto tener compasión por el demonio (algo en lo cual han dado los primeros pasos), avanzar con la normalización de la homosexualidad contradiciendo a la Biblia.

También darían forma al pecado contra los migrantes, contra la sinodalidad, la paz, la creación, los indígenas, entre otros, en lo que parece la utilización de la Iglesia como instrumento político.

 

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