SHARE, una actitud correcta ante el Sida

Luis J. Masa González (*)

Para muchas personas portadoras del VIH, ha mejorado la situación en muchos lugares de trabajo. Este cambio se debe, en gran medida, al programa Respuestas Estratégicas de las Empresas al VIH (SHARE). Teniendo en cuenta que de los 33,2 millones de personas portadoras de VIH a mayoría se encuentran en edad laboral, SHARE se revela como un programa necesario.


A día de hoy, el Sida constituye un grave problema en el mundo laboral. De manera habitual, las personas con VIH sufren discriminación en su vida diaria. En el caso de España, también se produce en el ámbito laboral por la ausencia de medidas gubernamentales para este tipo de problemas.

Más de 650 empresas de 24 países distintos han puesto en marcha el programa SHARE. Dieciséis de estos países adscritos al programa han realizado una serie de cursos formativos sobre VIH. La Oficina Internacional del Trabajo (OIT) ha sido la encargada de la elaboración de un formulario de recomendaciones prácticas sobre el VIH y el lugar de trabajo. De este modo, miles de funcionarios de Gobierno y representantes sindicales han recibido formación sobre VIH en su ámbito laboral. Gracias a SHARE, las empresas ofrecen programas de prevención, tratamiento y cuidado.

La aplicación del programa comenzó en 2003 en seis países: Belice, Benin, Camboya, Guayana, Ghana y Togo. Ahora, tras cinco años de aplicación de SHARE, la OIT ha sacado a la luz el informe ‘Salvar vidas, proteger empleos’, donde se evalúan los efectos del programa. El documento evalúa los seis países pioneros en la utilización del programa. A nivel global, el informe destaca mejor acogida y mayor respeto hacia las personas con VIH. Los trabajadores encuestados reconocen tener ahora una mejor actitud hacia aquellos infectados por el virus.

Se trata de un avance significativo en lo que a ruptura de tópicos y prejuicios se refiere, ya que tradicionalmente la infección por VIH ha sido un factor de riesgo para quedarse sin trabajo. Según el informe, las mujeres están más expuestas y resultan más afectadas que los hombres a la infección. Esto se debe a razones biológicas, socioculturales y económicas.

Otro dato relevante del informe de la OIT es el cambio de actitud hacia el uso del preservativo. Por ejemplo, en Camboya, un 68% de los trabajadores encuestados manifestó una actitud positiva hacia el uso del preservativo. En resumidas cuentas, se puede observar como SHARE ha contribuido a la creación de un ambiente laboral más favorable y comprensivo hacia las personas con VIH.

En la propia Organización de Naciones Unidas también se ha lanzado un programa de similares características. ONUSIDA intenta dar una respuesta mundial al VIH. Sus actuaciones se centran en evitar nuevas infecciones por el VIH, prestar asistencia a las personas que viven con el virus y mitigar el impacto de la epidemia. El programa ONUSIDA tiene como objetivo primordial detener la propagación del SIDA para el año 2015.

Tanto SHARE como ONUSIDA representan dos modelos de justicia y solidaridad en las relaciones humanas. Modelos que luchan por la igualdad en el ámbito laboral y contra la discriminación de personas portadoras del virus. Pero el bienestar de los seropositivos no sólo depende de estos programas, sino que incumbe al conjunto de la sociedad. En muchas ocasiones el desconocimiento de la enfermedad lleva al rechazo hacia sus afectados. Si estos programas logran superar esta barrera, y convertir lo desconocido en conocido, la convivencia y respeto hacia estas personas mejorará en gran medida.

(*) Periodista
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