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John Pershing

Los Estados Unidos de Norteamérica es un país poderoso que ejerce gran influencia en América Latina, por el intercambio comercial, por sus manifestaciones culturales disociadoras, por su influencia política, etc.

Existe también influencia ideológica: los EE. UU. se han proclamado jueces y opinan sobre el grado de democracia y libertad de prensa que existe en los países de América Latina. De igual manera, critican a nuestros países por la producción y transporte de drogas, pese a que en su propio territorio los estadounidenses nada efectivo hacen para eliminar la comercialización de estas sustancias.

Esas ínfulas estadounidenses de proclamarse jueces y árbitros de la conducta de los países de América y del resto del mundo no tienen ninguna motivación moral o ética; expresan la intención de dominar e imponer sus intereses, para lo cual, como sabemos, no se detienen solamente en admoniciones y amenazas, sino llegan a las invasiones y guerras que han causado millones de muertes e incalculable destrucción, como vemos a lo largo de estas décadas recientes (Panamá, Iraq, Yugoslavia, Libia, Afganistán, Pakistán, Siria, etc.), fechorías en las que continuamente cometen crímenes de guerra que no se castigan porque tienen derecho de veto en las Naciones Unidas y desafían la ley internacional.

Como reacción a esta intromisión, y sin mostrar asomo de dignidad, muchos envilecidos y cleptocráticos gobernantes de América Latina toman en cuenta estas observaciones del gobierno de los EE. UU. y se rebajan al punto de dar explicaciones a los estadounidenses, o prometen enmendar caminos, sin que pase por su cabeza la idea de rechazar estas ofensivas intervenciones de una nación tan violenta y agresiva.

Va un resumen de las fechorías perpetradas por EE. UU. contra países de América Latina.

 

México. Como otros países de América Latina, México sufrió largo tiempo inestabilidad política y guerras civiles caudillistas, lo cual le impedía consolidar su autoridad en todo su territorio. De esta manera, en el norte de México los estadounidenses aprovecharon el caos, adquirieron tierras y se organizaron hasta el punto de proclamar en 1836, en esa parte del territorio mexicano, la “República de Texas”, que México nunca reconoció, porque era una simple careta que se ponían los eatadounidenses para disimular su expansión territorial. Finalmente, en 1845 se desató guerra entre México y los EE. UU., la que duró hasta 1846, con resultado favorable a EE. UU., que así robó ese territorio mexicano, que ahora es el estado de Texas.

Cuba. A fines del siglo XIX y comienzos del XX, lo que quedaba del imperio español estaba en declive. En Cuba se llevaba una intensa guerra por la independencia. En la década de 1890, próceres como Antonio Maceo y José Martí extendieron la insurrección en varias provincias de Cuba. Mientras, los estadounidenses, que tenían la intención de desalojar a los españoles y robarles el imperio, habían comprado tierras y plantaciones. No les parecía bien que los cubanos alcanzaran la independencia sin que ellos —los eatadounidenses— tuvieran el control de la situación. Así, el 15 de febrero de 1898, de manera extraña una explosión dañó el acorazado Maine, que estaba en la bahía de La Habana. Los estadounidenses tomaron esto como pretexto e iniciaron acciones militares contra los españoles, que en diciembre de 1898 firmaron su rendición, con lo que Cuba, Puerto Rico y Filipinas pasaban a poder de los EE. UU. Finalmente Cuba alcanzó la independencia respecto de España, pero los EE. UU. se reservaron— hasta el triunfo de la Revolución Cubana en 1959— derechos de control político y diplomático en Cuba. Además, los estadounidenses robaron Guantánamo, área que usurpan hasta el día de hoy.

Puerto Rico. La entonces colonia de España tuvo muy mala suerte, EE. UU. la engulló entera, se la anexó. A resultas del conflicto en Cuba, España cedió Puerto Rico a los EE. UU. en 1898. Esto se facilitó porque los movimientos insurreccionales independentistas no habían tenido fuerza suficiente, y los españoles los reprimieron de manera eficaz, situación diferente de la de Cuba, donde las fuerzas independentistas eran relativamente fuertes.

Colombia. Hasta la década de 1880 el estado colombiano incluía la provincia de Panamá. En 1881 los franceses empezaron a hacer el canal de Panamá, pero por dificultades económicas, abandonaron los trabajos en 1893, que fueron asumidos por empresarios estadounidenses. Con la intención de apoderarse del territorio en que se hacía la obra, los EE. UU. prepararon el tratado Hay-Herran, que el senado de Colombia no ratificó porque daba demasiadas prerrogativas a los “americanos” y contenía la semilla de la pérdida de la provincia de Panamá. Ante esto, los EE. UU. promovieron abiertamente el separatismo de esa zona y movilizaron barcos de guerra para que impidieran a Colombia restablecer su autoridad. El 3 de noviembre de 1903 los secesionistas títeres proclamaron su independencia, que los EE. UU. reconocieron inmediatamente.

Nicaragua. Este país, que en la Colonia era parte de la Capitanía General de Guatemala, proclamó su independencia y autonomía en 1838. Fue independiente conjuntamente con México, antes de eso, en 1823, formaba parte de Federación de Estados Centroamericanos. Como en la mayoría de países de América Latina, Nicaragua tuvo una vida republicana turbulenta, con caudillismos, revoluciones, golpes de estado, etc. En estas condiciones, el estadounidense Cornelius Vanderbilt aprovechó para ganar en territorio de Nicaragua el control del tránsito del océano Atlántico al océano Pacífico, en la década de 1850. Posteriormente aparece el eatadounidense William Walker, quien asume el negocio del tránsito y, además, se proclama presidente de Nicaragua, para anexar este país a los EE. UU. Los nicaragüenses, con la ayuda de los otros países de América Central, derrotaron a Walker. Los EE. UU. nunca abandonaron su intención de apoderarse de Nicaragua o de dominarla mediante sirvientes coimeados. Para asegurarse de que todo les saliera bien, entre 1910 y 1933 los estadounidenses invadieron Nicaragua varias veces, pero siempre encontraron la resistencia nicaragüense, por ejemplo con Augusto César Sandino, el General de Hombres Libres. Así, mediante ocupación militar los EE. UU., para compensar a Colombia por el despojo de Panamá, obligan a Nicaragua a firmar el tratado Esguerra-Bárcenas, mediante el cual se fuerza a Nicaragua a ceder a Colombia el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina1, caso que se ha resuelto parcialmente con un fallo favorable a Nicaragua que ha emitido en noviembre la Corte Internacional de Justicia.

Perú. La hostilidad de los EE. UU. hacia el Perú siempre ha sido tremenda y mal disimulada. Los estadounidenses todo el tiempo han trabajado por el debilitamiento y destrucción del Perú, hasta el día de hoy, con el problema de las drogas2. Observando mapas oficiales peruanos de 1930, notamos que en el nororiente teníamos territorio hasta el río Putumayo (Trapecio Amazónico), y en la zona estaba la ciudad peruana de Leticia. Tal como obligaron a Nicaragua a ceder archipiélagos a Colombia, los estadounidenses —para resarcir a Colombia por la pérdida de Panamá— obligaron al Perú a entregar a Colombia el Trapecio Amazónico (territorio desde el río Caquetá hasta el Putumayo). Así, por presión de los EE. UU. el Perú firmó en 1922 el tratado Salomón-Lozano —que el gobierno de la época mantuvo en secreto—, por el cual el Perú cedía a Colombia todo el Trapecio Amazónico. Con el fin de lograr que el Perú perdiera ese territorio, los estadounidenses enviaron a los generales John J. Pershing y William Lassiter, quienes aparentando ser mediadores terminaron de consolidar el robo territorial cometido por Chile contra el Perú. Actuando con delincuencial hipocresía, estos falsos mediadores de los EE. UU. fingían promover negociaciones entre Chile y Perú y “denunciaban” los robos y asesinatos que Chile perpetraba contra los peruanos que vivían en territorios ocupados. Pero la estricta verdad es que estos dos sinvergüenzas coordinaban todo con Chile y gozaban con los asesinatos que cometía Chile y con las expulsiones y humillaciones que sufrían los peruanos; de esa manera tenían al Perú totalmente a la defensiva en el sur para impedirle reaccionar3 en el norte ante Colombia.

Sirvientes fieles al castigo

Es curioso que Colombia y Perú, los países más maltratados, perjudicados y humillados por los EE. UU., estén ahora alineados como sirvientes del enemigo estadounidense, siguiendo como perritos fieles los dictados de la potencia del Norte destructora y disociadora, por ejemplo en la Alianza del Pacífico, que tiene por objeto debilitar al Mercosur —cuyos gobiernos, a diferencia de los de Perú y Colombia, no son títeres de los EE. UU. — y fortalecer el dominio de los EE. UU. en el Pacífico Sur, para lo cual también cuenta con la colaboración de Chile, su delincuencial lacayo, destructor del Perú y asesino de peruanos.

EE. UU. contra toda América Latina

Los gobernantes de los EE. UU. se creen predestinados a dominar y sojuzgar a América Latina (tenemos la famosa doctrina Monroe), para lo cual buscan torcer la orientación política de los gobernantes de la región, los corrompen, los amenazan y los cooptan. Para los objetivos de dominación y hegemonía de los estadounidenses es muy importante que no haya unión de los países de nuestra región; y donde ven unión siembran la discordia.

Para debilitar al Mercosur y evitar que se formen de manera efectiva otras asociaciones de países, los EE. UU. lanzaron tiempo atrás el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), cuyo propósito era minimizar Mercosur. Sin embargo, la oposición que hubo en todas partes —Canadá, EE. UU. y América Latina— frustró el proyecto.

Los EE. UU. rechazan toda asociación comercial y económica de países latinoamericanos que no esté controlada por ellos. Por esta razón, con la intervención de los mencionados países sirvientes (Perú y Colombia), los EE. UU. trabajan fuerte para desbaratar la Comunidad Andina de Naciones (CAN). La conducta servil y digitada de los gobiernos de Perú y Colombia ya provocó un primer golpe: la salida de la CAN de Venezuela —nación de gran riqueza y poder adquisitivo4—, y ahora por designio de los EE. UU. y su sirviente Chile están aislando a los socios menores, Ecuador y Bolivia, para debilitar más a la CAN y posibilitar el surgimiento de la artificial Alianza del Pacífico, que regionalmente solo sirve a los intereses de Chile de apoderarse de la posición geográfica del Perú y no aporta nada que no exista en los actuales TLC entre México, Colombia, Perú y Chile5.

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1 Están en promedio a 200 km de la costa de Nicaragua y ¡a 800 km de la costa colombiana! Para 1803 la Corona española, por maniobra del corrupto Tomás O’Neille, pasa la jurisdicción de la Isla San Andrés y otros áreas de la Capitanía General de Guatemala (Nicaragua) al Virreinato de Santa Fe, que no hace nada por defender la zona cuando el 26 de marzo de 1806 O’Neille prácticamente la entrega a los ingleses, que además ocupaban la costa Mosquitia de Nicaragua. Cuando el Gobernador de Guatemala se entera en 1803 de la extraña transferencia, protesta; y en 1806 España emite una Orden Real rectificatoria.

2 Así como el cultivo de amapola se ha decuplicado en Afganistán durante la invasión de los EE. UU., de modo similar la producción de coca y cocaína aumenta en América del Sur cuando los EE. UU. apoyan u organizan la lucha antidrogas, la cual es un gran negocio de los fabricantes de armamento y equipos electrónicos (comunicaciones, interceptaciones, etc.). El método de prolongar la lucha antidrogas y beneficiarse de ella es muy simple: en su territorio los EE. UU. relajan la represión de la venta de drogas, para que siempre haya sudamericanos interesados en venderla. En esto no hay nada de descuido. Recordemos cómo los estadounidenses organizaron la búsqueda, persecución y muerte del presunto Osama bin Laden, recurriendo a extensas redes de informantes y empleando las más modernas tecnologías. Nótese que bin Laden era una persona que se ocultaba, mientras que los vendedores de drogas de los EE. UU. no se ocultan, salen a las calles; encontrarlos y capturarlos es muchísimo más fácil que perseguir a bin Laden, pero no lo hacen.

3 El gobierno y la prensa corrupta de entonces ocultaban estos hechos, y la población no entendía bien qué estaba pasando. Así, en Iquitos, un grupo de 48 peruanos —unos pocos militares y el resto civiles—, en una acción tipo comando, recuperaron la ciudad peruana de Leticia, pero el gobierno de Lima los desautorizó y obligó a retirarse.

4 Esta hostilidad de Colombia y Perú deja a la CAN sin la posibilidad de aprovechar a fondo el comercio con Venezuela y el abastecimiento seguro de petróleo a precios razonables. Ahora que Venezuela dijo adiós a la CAN, es miembro pleno del Mercosur, que la ha recibido con los brazos abiertos.

5 Por esta razón los burócratas parasitarios de la Alianza del Pacifico se defienden diciendo que lo que se busca es una “profundización” y “ampliación” de los TLC.

 

 

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