Luis Rivas
 
París, 6 abr (Sputnik).- Argelia y Francia siguen enfrentadas seis décadas después del fin de la cruenta guerra que desembocó en la independencia del país africano. Argel rechaza los términos del plan propuesto por París para sellar la paz de la memoria histórica.
 
 

Emmanuel Macron 4

 

 
Francia y Argelia mantienen abiertas heridas que datan de lo que Argel denomina "gloriosa guerra de liberación"; un conflicto armado que duró de 1954 a 1962 y que ha dejado a ambos lados del Mediterráneo traumas que unos no pueden borrar de sus pesadillas y a otros no les conviene normalizar.
 
Entonces candidato, en visita a Argelia en 2017 Macron calificó la colonización francesa en ese país como "crimen contra la humanidad". Ya después, como jefe del Estado electo, prefirió evitar declaraciones similares que levantaran la crítica y el escándalo entre buena parte de sus compatriotas, ciertos historiadores franceses y, en especial, entre los argelinos de origen europeo que debieron salir del país tras la independencia y los descendientes de los "harkis", los soldados argelinos enrolados en el ejército francés de la época.
 
Macron ha ido dando pasos hacia la reconciliación de las memorias. El más reciente, hace poco más de un mes, el reconocimiento de la tortura y asesinato por parte del ejército francés del líder nacionalista argelino, Alí Boumendjel, durante la Batalla de Argel, en 1957. En su momento, la muerte fue camuflada como suicidio. Pero fuentes del Elíseo son claros, no habrá más disculpas ("verdaderas disculpas", dice Argel) : "el arrepentimiento es vanidad; el reconocimiento es verdad y la verdad son los actos".
 
UNA "GUÍA  DE DESAPARECIDOS"
 
El caso Boumendjel es un ejemplo de las iniciativas propuestas por el historiador francés de origen argelino, Benjamin Stora, al que Macron encargó un informe sobre el acercamiento memorial entre los dos países. En ese trabajo Stora propone, entre otros puntos, abrir los archivos a investigadores franceses y argelinos; reforzar la enseñanza sobre el pasado colonial y la guerra de liberación; homenajes, conmemoraciones y creación de estatuas a personajes que lucharon por la independencia de la antigua colonia, y una "guía de desaparecidos" que ayude a desenterrar los restos de argelinos, tanto "musulmanes" como de origen europeo, asesinados en matanzas durante los 8 años de guerra.
 
Poner de acuerdo a una expotencia colonial con su otrora colonia en un relato común es una tarea difícil para los historiadores. Francia ocupó Argelia en 1830, cuando ese territorio —en teoría dependiente del declinante imperio otomano— estaba regido por Hussein Pachá y apoyado por 10.000 tropas turcas.
 
Desde entonces, el ejército francés tuvo que hacer frente a continuas revueltas que fueron reprimidas de forma brutal. Años más tarde, argelinos de todos los orígenes, musulmanes autóctonos, argelinos de origen europeo y de la comunidad judía sefardí del país fueron alistados, muchos voluntariamente, en el ejército francés que combatió en las dos grandes guerras sobre territorio europeo.
 
MATANZAS POR AMBOS LADOS
 
El 1 de noviembre de 1954 la guerrilla independentista del Frente de Liberación Nacional (FLN) inició su actividad armada con una serie de atentados. Esa fecha marca el inicio de una guerra salpicada de cruentas matanzas por ambos contendientes. El Ejército francés deberá hacer frente también a múltiples acusaciones por tortura y desaparición, no solo de guerrilleros musulmanes, sino de militantes de la izquierda local que apoyaban la independencia.
 
El informe Stora ha sido criticado no solo en Argelia, que lo considera solo "un asunto franco-francés", es decir, sin valor alguno para Argel. También ha recibido los ataques de historiadores franceses que estiman que no pone de relieve las acciones terroristas contra civiles, obra del FLN, como las matanzas de argelinos de origen europeo ocurridas entre el cese el fuego en marzo de 1962 y la fecha de la independencia real, el 5 de julio del mismo año.
 
El trabajo de Benjamin Stora, a quien la prensa conservadora recuerda su pasado trotskista y su justificación de la lucha armada del FLN, es atacado también con dureza por dos colectivos argelinos. Por una parte, los Harkis y sus descendientes. Los harkis son los antiguos soldados argelinos que formaron parte del ejército francés y lucharon contra la guerrilla independentista. El ejército de Charles De Gaulle les dejó abandonados en su retirada y regreso a Francia. Decenas de miles fueron masacrados por "traidores". Los que escaparon de su país, gracias a la dignidad de algunos militares franceses que desobedecieron al mando, vivieron en barracones durante décadas, olvidados o humillados en el país por el que lucharon. Aún hoy mantienen vivas sus reivindicaciones de reconocimiento.
 
OLVIDADOS Y HUMILLADOS POR FRANCIA
 
El otro colectivo argelino que no ha podido cerrar sus heridas son los llamados "pieds noirs" y sus descendientes, es decir los argelinos de origen europeo, nacidos o emigrados al entonces territorio francés. Italianos, malteses, y decenas de miles de españoles buscaron un futuro mejor en la Argelia francesa desde finales del siglo XIX. Ellos rompen el cliché del "colono rico". Miles de familias que se instalaron en ese territorio y que durante décadas se construyeron una vida a base de esfuerzo y trabajo.
 
Tras la independencia, el mensaje que recibieron de los triunfadores fue diáfano: "la valija o el ataúd". Más de un millón y medio de personas abandonaron sus casas y pertenencias en pocos días para "emigrar" a Francia, donde fueron también menospreciados como "extranjeros".
 
Argelia independiente pasó de convertirse en un ejemplo internacional contra la colonización a un escenario de purgas y luchas intestinas entre antiguos militantes nacionalistas. Régimen de partido único hasta 1989, la insurrección islamista de 1991 y su represión provocó unas 200.000 víctimas mortales. Las convulsiones políticas no han cesado desde entonces y se han manifestado en la destitución del presidente Abdelaziz Buteflika en 2019 y en las grandes manifestaciones del movimiento de la juventud argelina, la "Hírak", reprimidas gracias a las medidas contra la propagación del covid-19.
 
Como muchos de los exmiembros del FLN y sus familiares, parte de la juventud argelina sueña con emigrar a Francia. La antigua metrópoli es "Eldorado" para una parte de la población que no encuentra futuro en su propio país, a pesar de las inmensas riquezas en gas y petróleo del subsuelo argelino. La retórica nacionalista y el relato de la lucha contra la expotencia colonial ya no cuaja, aunque siga formando parte de la narración oficial que sostiene al poder. La memoria de esa guerra de independencia es un argumento político que es difícil de abrir a la consulta objetiva de historiadores independientes.
 
En Francia, por otra parte, la autoflagelación y el arrepentimiento, la crítica al pasado colonial sin medida en la Educación Nacional ha creado en los cientos de miles de descendientes de argelinos una generación de rechazo a Francia, su propio país. Macron es consciente que ese factor, unido al surgimiento de movimientos y partidos de carácter "decolonial" o indigenista, puede llevar al país a un enfrentamiento entre comunidades que ponga fin a los principios de la República.
 
UNA INICIATIVA CON TINTE NACIONALISTA
 
Su iniciativa de reconciliación de memorias con Argelia persigue también un interés de política interna. Por ello, el presidente francés prepara una serie de ceremonias simbólicas con perfume electoralista:
 
- Jornada nacional de los "harkis", el 25 de septiembre
 
- Ceremonia sobre "los acontecimientos de octubre de 1961". Denominada así púdicamente la matanza de ciudadanos argelinos en París, cuando se manifestaban por la independencia el 17 de octubre de ese año.
 
- Celebración de los "Acuerdos de Evián", que pusieron fin a la guerra y dieron acceso a la independencia de Argelia.
 
Todos los protagonistas de la antigua Argelia francesa serán objeto de recuerdo por Emmanuel Macron. Todos, menos los "pieds noirs". Habituales votantes del antiguo Frente Nacional, el único partido que siempre ha defendido su causa, Macron piensa —quizá— que no son susceptibles de conversión a su política.
 
El año del 60 aniversario de la Independencia de Argelia, Macron se juega la reelección. El recuerdo de la trágica y complicada historia entre los dos países también votará ese día. Macron lo sabe y pretende reconciliar a todos los descendientes de los que protagonizaron ese convulso periodo. Equilibrar los intereses de Francia y los de su propia carrera política será un reto complicado. (Sputnik)