De no haber sido por la férrea lucha del pueblo ruso contra el poderoso ejército alemán, hoy Hitler habría dejado instalado el nazismo dominando al mundo. La Segunda Guerra Mundial costó a Rusia la vida de 27 millones de personas, entre miltares y civiles, siendo el país que sufrió el costo más alto en vidas.
 
 

Maria Bodrova

María Bodrova

 
Esta vez Russia Today ofrece el testimonio de una de las pocas sobrevivientes del cuerpo de enfermería, quien se enroló a los 13 años:
 
 
María Bodrova, veterana de la Gran Guerra Patria: "Le ponía la mano en la frente a un soldado y, antes de que pudiese agarrármela, fallecía"
"Los nazis lanzaban panfletos desde sus aviones exigiendo que nos rindiéramos, pero los rompíamos o los usábamos para encender hogueras y asar patatas", recuerda María Bodrova, veterana de la Gran Guerra Patria, que con tan solo 13 años tuvo que trabajar de auxiliar de enfermería en su escuela transformada en hospital. ¿De dónde sacaba las fuerzas para cuidar a los soldados heridos día y noche? Véalo en 'Entrevista', de RT.
La adolescencia de María Bodrova coincidió con uno de los momentos más trágicos de la historia de Rusia, la Gran Guerra Patria. En la nueva 'Entrevista' de RT, la veterana de 93 años compartió su experiencia.
Cuando en 1941 las tropas de la Alemania nazi invadieron la URSS, María Bodrova, que tenía entonces solo 12 años, vivía en la ciudad de Elektrostal, cerca de Moscú. Según recordó, cuando dieron la noticia "por un altavoz enorme", "los niños cobraron ánimo, pero los adultos estaban muy tristes".
La veterana detalló que los niños siguieron yendo a la escuela, pero en el programa de estudios les introdujeron clases para proteger a la Patria: "Teníamos que aprender a arrastrarnos, a correr, a lanzar granadas de mano, poner vendas o contener una hemorragia". Dijo que cuando "los nazis lanzaban panfletos desde sus aviones exigiendo que se rindieran", ella y sus compañeros los rompían o los usaban para "encender hogueras y asar patatas", e incluso tiraban patatas contra las aeronaves alemanas.
"Era un trabajo muy duro día y noche"
Sin embargo, en 1942, su escuela fue transformada en un hospital para los soldados heridos, aunque según la veterana solo había una médica y casi no había enfermeras, por lo que Bodrova empezó a trabajar de auxiliar de enfermería. Explicó que los voluntarios ayudaban a desvestir y limpiar a los heridos. "Era un trabajo muy duro día y noche", señaló. "Te acercabas [a los soldados] y decían 'ponme la mano en la frente'. Yo se la ponía y antes de que pudiese agarrármela fallecía. ¿Sabe lo que era eso? Era muy duro verlos morir", subrayó.
Además, apuntó que en el hospital no disponían de vendas, ni de medicamentos, ya que "todo eso se había enviado al frente", y detalló que para dar de comer a los soldados recogían plantas, "se les echaba un puñado de cereales" y se cocía todo junto.
"Todos estábamos orientados hacia la victoria"
Mientras María Bodrova trabajaba en el hospital, sus padres y sus hermanos fueron enviados al frente, a cavar trincheras o a trabajar en una guardería. "Yo me quedé sola", dijo.
Detalló que su madre tenía ciática y que tras pasar una temporada cavando trincheras quedó paralizada hasta la cintura. "Entonces, dejaron que mi padre volviera del frente. Volvimos todos: mis hermanas, mi hermano y yo", apuntó.  
La veterana subraya que "todos estaban orientados hacia la victoria": "No pensábamos que al retirarse las tropas perderíamos, teníamos en mente la victoria y que íbamos a ganar". Agregó que se unieron a los guerrilleros y, aunque cuando los descubrían los castigaban, volvían a escaparse.
María Bodrova dijo que también tiene recuerdos felices de aquella época, pese a que el trabajo en el hospital la obligó a madurar mucho. El fin de la Gran Guerra Patria lo celebró en Moscú, y recordó que aquel día "todos se abrazaban y lanzaban las gorras al aire". 
La veterana señaló que ahora celebra el Día de la Victoria asistiendo al desfile militar del 9 de mayo. "Me gusta mucho el desfile. Es donde se ve nuestra fuerza", concluyó. 
 

 
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