Andrés Pachón
La trata de personas en América del Sur afecta especialmente a mujeres y niñas, y eso se acentúa en la que se produce desde Venezuela a Colombia, oculta a los registros oficiales en medio de la gran ola migratoria.
De acuerdo con cifras del Ministerio del Interior, 729 víctimas de trata de personas fueron reportadas en Colombia entre los años de 2013 y 2020, de las cuales 604 casos corresponden a mujeres y niñas y 125 casos a hombres y niños, una cifra preocupante que se recuerda con ocasión del Día Mundial contra la Trata de Personas, que se conmemora el 30 de julio.
"La vulnerabilidad se incrementa desde la perspectiva de que las mujeres no tienen acceso a medios de vida, por lo que una situación de pobreza las expone muchísimo más", dijo a esta agencia Bibiana Aida Almagro, representante de ONU Mujeres en Colombia.
La funcionaria señaló que la problemática es aún mayor porque muchas de las víctimas no denuncian, lo que invisibiliza más el problema, que en Colombia es afrontado por ONU Mujeres en conjunto con la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y el Gobierno central.
Sin embargo, la realidad es que el ilícito parece ser cada vez más difícil de atajar, sobre todo en el caso de las mujeres.
"La mujeres en condición de movilidad afrontan una serie de vulnerabilidades mucho mayores que en el caso de los hombres (…) y están cada vez más expuestas al tráfico con fines de explotación sexual", agrega Almagro.
De hecho, de las 729 víctimas de trata reportadas por el Ministerio del Interior entre 2013 y 2020, el 60 por ciento de los casos se relaciona con la explotación sexual, el 19 por ciento con el trabajo forzado, el 14 por ciento con otras formas de explotación como la del servicio doméstico manipulado, y el 7 por ciento con el matrimonio servil.
OFERTAS PARA RECLUTAR
Según la cartilla Relatos de Victimas de Trata de Personas, que este miércoles publicó la Cruz Roja Colombiana (CRC), entre las ofertas más comunes que usan los delincuentes para reclutar a las víctimas están "trabajar como modelo, actriz, cineasta o empresaria" con salarios muy altos que no son coherentes con las actividades a realizar.
Dependiendo de las circunstancias, los signos de la trata de personas no siempre suelen ser tan evidentes como se creería por parte de las víctimas, por lo que el CRC indica que se deben aprender a reconocer las señales de alerta.
Así si la persona no puede administrar el dinero que gana, desplazarse a otro lugar ni comunicarse con sus familiares y amigos, o también si sus documentos le han sido retenidos y le pagan menos de lo acordado, es muy posible que sea víctima de trata de personas.
Sin embargo, el delito es claramente reconocible cuando la persona vive "en situaciones precarias, hacinamiento o en condiciones insalubres", sufre "violencia física, psicológica y sexual", la obligan a consumir sustancias psicoactivas y a pagar "multas constantes e injustificadas" haciéndolas imposibles de pagar.
"La trata de personas en Colombia es un fenómeno bastante invisibilizado, hay muchos subregistros y por eso las cifras que se observan no reflejan la dimensión real del problema", dijo a Sputnik la abogada Ana Margarita González, de la organización Women's Link Woldwide (WLW).
Según González, las inmigrantes venezolanas que cruzan o intentan cruzar por la frontera hacia Colombia "son algunas de las mayores víctimas de trata de personas y explotación sexual", luego de que son captadas por grupos armados ilegales que operan en ambos territorios y que controlan el territorio fronterizo.
RUTAS DEL DELITO
La ruta de la captación comienza, por lo general, en los estados venezolanos de Táchira y Apure, desde donde son trasladadas por organizaciones criminales venezolanas hacia los municipios colombianos del departamento de Norte de Santander (nordeste), donde son acogidas por los grupos armados locales.
Una vez allí, tales grupos las transportan a municipios vecinos localizados en el sur del departamento de Bolivar (norte) y a otros mucho más distantes, como Pasto e Ipiales (Nariño, suroeste), en la frontera con Ecuador.
Fue así como entre 2013 y 2020 se registraran 146 víctimas de trata interna en Colombia, de las cuales 26 dijeron ser de Antioquia (noroeste), 21 pertenecían a la comunidad migrante de Venezuela, 18 eran de Bogotá (centro) y 10 de Risaralda (oeste).
Pero los alcances de la trata de personas no son son sólo municipales, sino también internacionales, por lo que las víctimas son llevadas también a Aruba, Curazao y Trinidad y Tobago, según comenta González.
De acuerdo con el Ministerio del Interior, al menos 52 países sirven de receptores para las personas captadas en Colombia para la trata de personas, y entre ellos China, México, España, Argentina y Ecuador están entre los principales.
El Reporte Global sobre Trata de Personas reveló que 3.421 fueron víctimas del delito en 2020 en América Latina y de ese total el 64 por ciento lo fue con fines de explotación sexual y el 35 por ciento para trabajos forzados, una realidad abrumadora de una práctica inconcebible en el mundo moderno, pero cuyos tentáculos parecen extenderse cada vez más a expensas de la ley.
Con información de Sputnik