Mercedes Alvaro
En Ecuador la trata de personas tiene rostro de mujer, especialmente menores de edad y jóvenes adultas: siete de cada 10 víctimas el año pasado fueron mujeres y niñas, la mayor parte víctimas de explotación sexual.
"En este momento Ecuador pasó a ser un país de solo origen a convertirse en un país de tránsito y de destino de explotación en materia de trata de personas", dice a Sputnik el oficial regional del Programa Global contra la Trata de Personas (Iniciativa TRACK4TIP) para Perú y Ecuador, oficina que también coordina las operaciones en Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay, Gilberto Zuleta.
Ecuador conecta hacia el sur a quienes quieren ir a Perú y de ahí pasar a Bolivia, Chile y otros países, que enfrentan no solo el riesgo propio del tránsito irregular sino el de la explotación sexual; la población con mayor riesgo es la que tiene condiciones históricas de vulnerabilidad: indígenas, afroecuatorianas, migrantes de cualquier nacionalidad, pero principalmente colombianas y venezolanas.
El año pasado en Ecuador se identificaron a 140 víctimas de trata de personas, aunque los datos, según reconocen las autoridades involucradas, distan de la realidad porque hay muchas víctimas sin identificar.
El 90% de las víctimas fueron mujeres con edades de entre 12 y 17 años, y de entre 18 y 29 años.
REDES SOCIALES EN LA TRATA
En medio del contexto de la pandemia del covid-19, las mafias de crimen organizado dedicadas a la trata de personas han apostado por el uso de redes sociales y tecnologías de Internet para captar a las víctimas a través de ofertas laborales fraudulentas.
Zavala dice que adicionalmente las redes son utilizadas para realizar explotación, a través de sitios con contenido sexual, lo cual genera incluso que una sola víctima pueda ser explotada por unos 40 clientes.
La situación de Ecuador confirma el patrón a nivel global de que la trata de personas continúa como un delito con un fuerte componente de género pues afecta sobre todo a mujeres y niñas: a nivel mundial, el 46 por ciento de las víctimas son mujeres adultas y el 19 por ciento niñas, a quienes básicamente se las explota sexualmente.
EXPLOTACION LABORAL Y MIGRACIÓN
De acuerdo con datos de la Oficial Regional del Programa Global contra la Trata de Personas de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, entre 2004 y 2020 la trata de personas con la finalidad de trabajo forzado se incrementó de 13 por ciento a 20 por ciento en hombres, niños y adolescentes varones.
Si bien no existen datos para la población LGTBQ+ (lesbiana, gay, bisexual, transgénero, transexual, travesti, intersexual y queer), se sabe que es un grupo vulnerable con elevado riesgo de ser objetivo de trata de personas.
La crisis económica generada por la pandemia del covid-19 y el flujo migratorio que experimenta la región han exacerbado las condiciones de riesgo, vulnerabilidad, inequidad discriminación y exclusión, por lo que ha crecido la trata de personas con fines de servidumbre doméstica.
"En el contexto de vulnerabilidad y riesgo migratorio, muchas personas por su situación desesperante se ven obligadas a aceptar condiciones elevadas de riesgo, violencia, explotación, confinamiento y violencia en casas en que son explotadas en contexto de la servidumbre doméstica", destaca Zuleta.
El riesgo de trata de personas con fines de servidumbre doméstica se presenta mayormente para la población venezolana, por la alta migración de estas personas; al momento también hay un importante flujo de ciudadanos haitianos, y aunque en menor número también hay ciudadanos de Nepal y de otros países asiáticos.
Las cifras de la Oficina de la ONU demuestran que el 92 por ciento de las víctimas en la región son de los propios países latinoamericanos.
ENGAÑOS QUE SE REPITEN
"Mi papá me maltrataba de niña, él era consumidor de droga y siempre llegaba a casa mal y me pegaba, eso causó un alejamiento con mi familia. Incluso intentó una vez abusar de mí cuando tenía nueve años. Mi papá nos abandonó cuando era niña. Un día, salí sola y un señor me secuestró y me desperté en un hotel cuando tenía 14 años, y comenzaron a explotarme por el pueblo de Tengel-Guayaquil (oeste de Ecuador). Ahora tengo 17 años y tengo un hijo. Cuando me llevaron a ese lugar, me dieron una cédula de mayor de edad incluso. Ahí me pegaban, incluso me pegaban con un látigo de cuero", cuenta una víctima ecuatoriana en un estudio sobre la trata de personas realizado hace 10 años.
La adolescente explotada en Tenguel logró escapar de sus captores a los 15 años y volvió a su casa, pero luego volvió a ser engañada, la llevaron a una mina en el sur del país, con la expectativa de mejorar los ingresos para darle un mejor de vida a su hijo, y la volvieron a explotar sexualmente.
En 10 años la situación no ha cambiado mucho en Ecuador; las mujeres, sobre todo de grupos más vulnerables, son engañadas para trasladarlas de ciudad, e incluso de país, con fines de explotación sexual.
TEMAS AUN PENDIENTES
La abogada Patricia Gutiérrez, experta en derechos humanos que ha tratado temas de trata en el sur de Ecuador, comenta a Sputnik que en materia de legislación el país ha avanzado mucho, pero aún hay temas por tratar y situaciones por visibilizar.
"Si bien prevalece la explotación sexual, hay muchos otros temas de la trata como la explotación por mendicidad, captación para fines delincuenciales e incluso matrimonios pactados, o entrega de hijos, sobre todo en zonas rurales, pero que de alguna manera se han naturalizado", sostiene Gutiérrez.
Adicionalmente, no hay restitución integral de derechos y las víctimas se sienten vulnerables pues aunque la trata es un delito penal, no es tan fácil enfrentarlo; en las instituciones que manejan el tema hay personas especializadas solo en Quito (norte), Guayaquil (oeste) y Cuenca (sur) no así en otras ciudades.
Con información de Sputnik