Alexandr Perepechenov
A 108 años de su fundación por inmigrantes rusos, la localidad uruguaya de San Javier pretende revitalizar el idioma, conserva con orgullo sus tradiciones culturales y gastronómicas, e incluso busca el sello de la Organización Mundial del Turismo.
En 1913, 300 familias del grupo religioso 'Nuevo Israel' llegaron del Imperio ruso a orillas del río Uruguay. Allí, en el departamento de Río Negro, nació la localidad de San Javier.
Los inmigrantes rusos trajeron su idioma, sus tradiciones culturales y gastronómicas, introdujeron la semilla de girasol a Uruguay y construyeron el primer molino aceitero en el país y otro harinero.
Más de un siglo después, la localidad en la que residen unas 1.700 personas, de las cuales un 60 por ciento son descendientes de rusos, según datos de la alcaldía, conserva activamente el patrimonio cultural y gastronómico, pero va perdiendo el idioma.
"La gente mayor es la que habla mejor el idioma y la que va a poder tener una charla; la gente de menor edad pronuncia o puede entender algunas palabras pero no entablar una charla en el idioma, ni hablar de los niños. Son pocas las personas que lo hablan", explica a Sputnik el alcalde de San Javier, Washington Laco.
El intendente del departamento de Río Negro, Omar Lafluf, comparte esta preocupación.
"Se está perdiendo el idioma", reconoce a esta agencia.
Lo confirma también Alejandro Sabelin, un vecino local de 80 años y vicepresidente del Centro Cultural Máximo Gorki.
"Mi padre, mi madre y mis hermanas siempre hablaban ruso, así que para nosotros era más fácil (mantener el idioma). Ahora poca gente habla ruso, es verdad. Antes lo hablaban mucho", comenta Sabelin en un ruso fluido aunque marcado por algunas palabras antiguas o dialectales que ya no se usan en la Rusia de hoy.
A su vez, la presidenta del centro cultural, Nely Subotin, entiende el ruso pero reconoce que no puede hablar con fluidez.
"Mis papás, mis abuelos nunca nos obligaron a aprender el idioma, y yo lo tenía como algo en mente para escuchar cómo ellos hablaban entre ellos. Después aprendí a escribir en ruso (...) Y entonces mi idioma no es muy fluido porque no tengo práctica", explica en español.
RECUPERAR EL IDIOMA
Ante esta situación, el alcalde Laco revela que las autoridades municipales y departamentales están trabajando, con el apoyo de la embajada rusa para reintroducir la enseñanza del idioma en las escuelas locales.
Señala que el tema fue debatido el pasado sábado en una reunión con el embajador ruso, Andréi Budáev, durante su primera visita a la localidad.
"Se le planteó (al embajador) esa inquietud que viene desde hace mucho tiempo, se le comentó lo que se había trabajado anteriormente, y notamos su muy buena disposición para trabajar en eso. También participó en la reunión el intendente de Río Negro, el cual también se comprometió a hacer gestiones ante la Presidencia y ante el Ministerio de Educación", dice el edil sanjavierino.
Estima que las clases de ruso en las escuelas locales pueden comenzar a impartirse a partir del inicio del próximo ciclo escolar, en marzo de 2022.
El alcalde comenta que hace tres años en San Javier ya se implementó un plan piloto, que contó con el apoyo del Ministerio de Educación y la embajada rusa y contemplaba talleres del idioma ruso realizados por una profesora que venía a las escuelas.
"Fue un plan piloto de aproximadamente un año, y se notó entusiasmo en los chiquilines. Creemos que es ahí donde hay que comenzar con la enseñanza del idioma, porque los niños sabemos que tienen más facilidades para aprender", expresó.
Después de la reunión del sábado, indica, se va a trabajar entre las tres partes: "la embajada, el Ministerio de Educación de Uruguay gestionándolo a través del intendente, y el municipio también aportando si hay que traer algún profesor y brindarle alojamiento y lo demás para que esté por ese tiempo en San Javier".
El intendente Lafluf también destaca el compromiso con el embajador de "trabajar en conjunto, a nivel de las escuelas", para revitalizar el idioma ruso.
Tanto Sabelin como Subotin se muestran satisfechos con la iniciativa.
"Eso es muy bueno, lo importante es que se mantenga", dice el sanjavierino octogenario.
La presidenta del centro Máximo Gorki asegura que también planteó al embajador Budáev la necesidad de seguir con los proyectos de apoyo al idioma ruso en San Javier.
Mientras muestra a Sputnik el aula en el centro donde se dictan clases de idioma ruso para niños, adolescentes y adultos, señala: "Tratamos hacer lo posible para que esto se mantenga pero el tema económico se dificulta mucho".
"Hablamos con el embajador, este año vamos a ver qué posibilidades hay por medio de la fundación Russkiy Mir (Mundo Ruso) de que nos den una mano en este sentido. Queremos que no pase mucho tiempo porque si no todo se enfría, todo queda en el tintero", expresa.
LAS TRADICIONES SIGUEN VIVAS
Las tradiciones rusas que se preservan con más entusiasmo en San Javier son la gastronomía y las danzas populares, revela Laco.
"La gastronomía es la que más se promueve, incluso en todas las fiestas o actividades que se realizan en la localidad siempre se les da la oportunidad a los que se dedican a la gastronomía típica de vender sus productos", señala.
Entre los alimentos típicos locales destacan el shashlik (carne de cordero macerada), los vareñiki (tipo de pasta rellena), el piroj (tarta rusa), el kvas (bebida alcohólica hecha con miel fermentada) y, por supuesto, las semillas de girasol tostadas (el girasol incluso aparece en el escudo de San Javier).
Al mismo tiempo, en San Javier las tradiciones rusas se fusionan con las uruguayas.
Así, de acuerdo con Subotin, "es muy común tomar mate comiendo girasol tostado".
"Hay un restaurante que se llama Na Zdorovie que está todo ambientado e incluso, si ustedes logran ir, van a ver que la gente que atiende anda con la ropa típica de Rusia, también se encuentran todas las comidas típicas", relata el alcalde.
En cuanto a las danzas, en el Centro Cultural Máximo Gorki existe desde hace décadas el conjunto Kalinka, que, según Laco, tiene de todas las edades: "desde niños chiquitos, siete-ocho años, hasta personas mayores".
"Hay mucho interés, los chiquilines (niños) lo toman como algo importante y siempre demuestran interés en participar y ser parte del grupo, que es numeroso, de alrededor de 40 bailarines", asegura el alcalde.
Con orgullo, Subotin muestra a Sputnik algunos de los trajes populares rusos y ucranianos usados por los bailarines y las bailarinas del Kalinka y guardados en el centro Máximo Gorki.
Casi todos están hechos a mano por una profesora rusa que trabaja con el grupo de danza. Algunos de los trajes son específicamente de la región de Vorónezh, de donde eran originarios los primeros inmigrantes rusos en San Javier, explica Subotin.
Sputnik visita además el museo del centro cultural, donde entre otras piezas se exhiben instrumentos musicales típicos, muñecas rusas (matrioshkas), fotos de sanjavierinos ilustres y una impresionante cantidad de premios ganados por el conjunto Kalinka, no solo en Uruguay, sino también en otros países, como Argentina y Rusia.
Laco y Subotin agregan que el centro cultural también tiene un coro que canta en ruso, formado principalmente por personas mayores, "que son los que hablan y tienen el idioma más presente".
PUEBLO TURÍSTICO
Sin embargo, San Javier mira no solo al pasado sino también al futuro, buscando una apertura hacia el mundo como pueblo turístico.
El alcalde anuncia que la localidad presentará este mes su candidatura a la iniciativa 'Best Tourism Villages' ('Mejores Pueblos Turísticos') de la Organización Mundial del Turismo (OMT).
La iniciativa piloto de la OMT pretende convertir el turismo en uno de los motores del desarrollo rural y el bienestar de las comunidades, así como comprometerse con la sostenibilidad económica, social y ambiental. El sello reconoce a los pueblos que constituyen "ejemplos notables de destinos de turismo rural con valores culturales y naturales reconocidos", destaca la web de la organización.
"Ahora estamos trabajando con la Dirección de Turismo de la Intendencia (de Río Negro) en la postulación de San Javier ante la OMT como el sello de pueblo turístico (…) Eso se presenta ahora el 30 de agosto a la OMT, y en el mes de octubre, en el 24 Congreso Mundial de Turismo, se darían a conocer los ganadores a nivel mundial", relata Laco.
Explica que el trabajo en la postulación comenzó en julio con el apoyo del Ministerio de Turismo y la Presidencia de Uruguay.
"En el país se eligen tres destinos para presentar en la OMT", precisa el alcalde.
El sello de la organización internacional, según el edil sanjavierino, sería para la localidad una ventana hacia el mundo para promocionar el turismo, los productos gastronómicos y la cultura, atrayendo a visitantes de distintos países.
Otra apuesta importante de la candidatura de San Javier es el ecoturismo.
"San Javier está comenzando con la parte turística, sobre todo teniendo en cuenta el río Uruguay, paseos náuticos, áreas protegidas donde el turista puede realizar un avistamiento de aves, convivir con la naturaleza", comenta Laco.
El funcionario asegura que la alcaldía ya está trabajando con distintos actores, como los prestadores de servicios de alojamiento y los que organizan los paseos náuticos en el río o los vendedores de productos artesanales.
Una visita a San Javier es suficiente para darse cuenta de que el pueblo tiene mucho potencial y su historia no termina aquí. Su ambiente único, muy parecido al de una localidad rural rusa bien cuidada pero a la vez muy típico de Uruguay, sus calles limpias y ordenadas (algo que resaltó incluso el embajador ruso después de su visita), su gente entusiasmada con las tradiciones de los antepasados y su hermosa naturaleza fascinan y parecen cumplir con los criterios de un destacado lugar turístico.
Con información de Sputnik