Unos mil ataúdes apilados conteniendo cuerpos que esperan sepultura se encuentran en medio de la ola de calor y varios de ellos reventaron y comienzan a despedir líquidos hediondos en el cementerio de Rotoli, en Palermo, Italia.
Los féretros se acumularon por el incremento de muertes por la pandemia y las restricciones por la cuarentena y son on grave peligro para la salud pública mientras el país la ola de calor registra picos históricos que en Sicilia llegaron a 48.8°C en Sicilia.
Actualmente hay 733 ataúdes apilados en estanterías y 242 ataúdes se almacenan en el piso del almacén del cementerio de la capital de la isla italiana de Sicilia.
El director del cementerio, Leonardo Cristofaro, dijo: “Debido a la falta de parcelas para el entierro, combinada con las altas temperaturas, numerosos ataúdes han comenzado a deformarse” y agregó que están tomando medidas para impermeabilizar los ataúdes de los más pobres, informa Palermo Today.
De los féretros apilados han comenzado a salir líquidos por la descomposición de los cuerpos, acelerada por las altísimas temperaturas de estos días. La alarma la dio en los últimos días el director del cementerio, quien informó a la Municipalidad con una nota y solicitó a las oficinas competentes que intervengan de inmediato para evitar un peligro muy grave para la salud.
Añadió que “la situación es ahora tal que tenemos que iniciar el entierro inmediato (de los ataúdes)” o revestirlos con zinc antes de que “se convierta en un grave peligro para la salud”.
Según los informes, los ataúdes se guardan en varios edificios en los terrenos y desde entonces se han reutilizado tres oficinas administrativas para almacenar únicamente los ataúdes apilados.
La empresa no ha podido continuar con el mantenimiento en el cementerio una vez finalizado el mandato de su anterior presidente y aún no se ha designado uno nuevo.
También hay una falta de parcelas de entierro y aún no se ha tomado una decisión sobre la ampliación de los terrenos.
Para paliar esta situación, desde hace un tiempo las autoridades tomaron medidas, entre ellas trasladar ataúdes al cementerio de Sant'Orsola, con la aportación económica de la administración municipal, y los convenios con el balneario Misterbianco para decenas de incineraciones en el horno situado en la zona de Catania.
En Palermo la estructura de incineración construida en 1982 ha estado parada por un tiempo y quienes optan por incinerar a sus muertos se ven obligados a ir a Reggio Calabria o Messina.
Habría un proyecto de horno nuevo, ya financiado en 2015 con tres millones de euros, pero nunca ha llegado a la etapa ejecutiva de las obras. Si bien quedan en el papel algunas de las intervenciones anunciadas y aún parcialmente realizadas, empezando por la extumulación de los nichos en el muro de la Vía Papa Sergio, donde, de hecho, se pudieron recuperar cerca de mil lugares.