Dahiana Cusnir
 
El año nuevo judío, el número 5782, comienza al atardecer del lunes 6 de septiembre y finaliza dos días después. Más de 150.000 israelíes lo recibirán con serias dificultades económicas.
 
 

jerusalem israel

 

 
La llegada de Rosh Hashana (en hebreo “cabeza de año”), al igual que el año anterior, se celebra en medio de la crisis generada por la pandemia, con la diferencia de que esta vez no es bajo medidas del confinamiento, a pesar del creciente número de contagios que se registran diariamente en el país debido a la variante delta.
 
Rosh Hashaná es una fiesta anual celebrada por los judíos de todo el mundo, los observantes asisten a los servicios de oración en la sinagoga y escuchan el sonido del shofar (cuerno de carnero) que anuncia la llegada del nuevo año y llama a la meditación y al autoanálisis.
 
Durante este período, en el que se hace un balance de lo realizado durante el año y se insta al arrepentimiento por los errores cometidos, culmina el décimo día con la celebración del Yom Kippur o “Día del Perdón”. Una de las principales diferencias con el año nuevo occidental, es que según la tradición, en Rosh Hashaná se decide en el cielo si la humanidad tendrá un año más de existencia.
 
Las familias y amigos se reúnen en comidas festivas que incluyen una variedad de alimentos dulces como manzanas y miel, granada, jalea de pasas y pastel de miel, entre otros, que simbolizan un dulce año nuevo por venir.
 
 EXPECTACIÓN POR EL AÑO NUEVO
 
Se espera que este año se junten muchas más personas en comparación con el año anterior, debido a la mayor laxitud en las restricciones. Esta vez, las familias israelíes tienen gran expectativa ya que pueden reunirse y celebrar la llegada del año nuevo como tradicionalmente acostumbran a hacerlo.
 
Tal es el caso de David y Yael Truzman, residentes de la ciudad sureña de Ashkelon, quienes dijeron a la agencia  Sputnik sentirse emocionados al poder reunirse con el resto de la familia, que vive en Tel Aviv, para celebrar Rosh Hashaná. Recuerdan con tristeza cómo fue el año pasado: “Para nosotros fue muy deprimente estar los dos solos en los días altos (como los judíos llaman al período de estas fiestas), prácticamente no conocemos a nadie en la ciudad y tampoco fuimos a la sinagoga, realmente fue muy triste”.
 
“Creemos firmemente que este año 5.782 será realmente dulce y bueno”, agregaron. Haciendo referencia a lo que los judíos se desean, los unos a los otros, en estos días: augurios positivos para el año entrante.
 
LA MIEL NO ALCANZA PARA TODOS
 
Dada la crisis sanitaria y económica, cientos de miles de israelíes están desempleados y se considera que alrededor de 155.000 personas entraron en el círculo de la pobreza, lo cual podría dejar a decenas de miles de familias israelíes sin comida durante la celebración del año nuevo judío, de acuerdo con la organización Leked, la red de distribución de alimentos más grande de Israel.
 
Nicol Hassin, quien reside en Israel desde hace cinco años junto a sus dos hijos, dijo a la agencia Sputnik que para ella “este Rosh Hashaná marcará una gran diferencia, ya que desde hace 10 meses no tiene un empleo formal y lo que gana apenas alcanza para los gastos básicos del hogar.
 
“Los niños acaban de volver a la escuela y todo el dinero que logré reunir fue para comprar una parte de los útiles escolares”, agregó. “Antes teníamos otro estilo de vida diferente, sin lujos, pero sin limitaciones”.
 
Nicol, por suerte sin covid-19, manifestó sentirse “triste e impotente” al no tener el dinero para comprar obsequios a sus hijos y celebrar con un gran banquete como solían hacer.
 
Los datos del Instituto Nacional de Seguros en 2018 mostraron que el 21,2 por ciento de la población  israelí se encontraba en situación de pobreza, incluido el 29,6 por ciento de los niños del país (aproximadamente uno de cada tres). El último año y medio de la crisis de covid-19 solo ha exacerbado el panorama. 
 
 
Con información de Sputnik