Aleksandr Dunáev
El reciente encuentro entre Draghi y Macron en Marsella marcó un nuevo paso hacia la consolidación del eje entre los dos países latinos, que refuerzan su cooperación para hacer frente a los desafíos globales.
DE LAS DISCORDIAS DEL PASADO...
Hace tres años Francia e Italia libraban una guerra verbal sin piedad. Tras la victoria del Movimiento 5 Estrellas (M5S) y de la Liga en las elecciones italianas de 2018, el presidente galo Emmanuel Macron hablaba de la "lepra del populismo" en el país vecino, mientras los populistas italianos le pagaban con la misma moneda. Matteo Salvini, líder de la Liga y entonces ministro del Interior, definía a Macron como "un presidente muy malo" que "charla mucho y hace poco", mientras el canciller y jefe del M5S Luigi Di Maio instaba a la UE a imponer sanciones contra Francia por la explotación de los países africanos.
En febrero de 2019 Salvini y Di Maio llegaron a apoyar abiertamente a los chalecos amarillos, después de que Francia llamó a consultas a su embajador en Roma. Los medios italianos escribían entonces que la vez anterior que el embajador galo se tuvo que ir de Italia fue en junio de 1940, cuando Mussolini le declaró la guerra a Francia.
…A LA COLABORACIÓN DE AHORA
Ahora todo eso parece un recuerdo lejano. El Gobierno, formado por el M5S y la Liga, dejó de existir en agosto de 2019, después de que París y Roma no tardaron en normalizar sus relaciones y volver a cooperar.
Así, en julio de 2020, durante las negociaciones sobre el Fondo para la Recuperación de la economía europea, Italia y Francia hicieron frente común contra los así llamados países frugales que insistían en condiciones más duras para la asignación de las ayudas financieras de la UE.
Los contactos bilaterales se intensificaron aún más a partir del pasado febrero, cuando fue nombrado primer ministro italiano Mario Draghi, exjefe del Banco Central Europeo y ferviente partidario de ideas europeístas.
A principios de julio se realizó la visita de Estado a Francia del presidente italiano Sergio Mattarella, el cual subrayó que entre los dos países existe un vínculo único "que se basa en la historia común y en visiones y valores compartidos".
AGENDA INTERNACIONAL
Dos meses después llegó el turno de Mario Draghi: Macron lo invitó a discutir problemas europeos e internacionales en el restaurante marsellés "Le Petit Nice".
En el ámbito internacional, el tema principal para los dos políticos fue el futuro de Afganistán después de la toma del poder por los talibanes: Francia apoya la idea de Mario Draghi de organizar una cumbre extraordinaria del G20 sobre la crisis afgana, aunque es dudoso que la reunión se organice, dado que Rusia, China y otros países no occidentales no parecen tener interés.
En materia de migración Macron también se declaró dispuesto a apoyar a Italia, una de las principales puertas de entrada en la UE para los refugiados, dando a entender que está a favor de utilizar el presupuesto europeo para reforzar las fronteras exteriores de la Unión.
Incluso sobre Libia, donde los dos países latinos rivalizaron en los últimos años, se delinea una perspectiva de colaboración. Francia e Italia quieren alcanzar la estabilidad en el país magrebí, pero sobre todo hacer frente a otros actores importantes presentes allí, en primer lugar, a Turquía y Rusia.
UN NUEVO EJE EN LA UE
En cuanto a los asuntos europeos, los dos políticos discutieron la propuesta de crear una fuerza de intervención rápida de la UE, que estaría compuesta por 5.000 hombres. Para Draghi y Macron, este proyecto no debería competir con la OTAN, pero en Washington seguramente lo verán de otra manera, lo que hace surgir dudas acerca de su realización: no es una casualidad que hasta ahora los países europeos no han podido dar vida a ningún proyecto de defensa sin el aval de EEUU.
Aun más ambicioso es el proyecto del Tratado del Quirinal, en el cual los dos países trabajan desde 2017. De ser firmado, podría dar un fuerte impulso a la cooperación económica y cultural y crear un nuevo eje entre Roma y París que completaría el que ya existe entre Francia y Alemania.
En general, el encuentro entre Macron y Draghi marca una nueva fase en la luna de miel que están viviendo Francia e Italia en los últimos dos años. Con todo lo que une a los dos países-desde las robustas relaciones económicas a las afinidades culturales- es evidente que el amor entre ellos también se basa en intereses muy concretos: Roma y París se dan perfectamente cuenta de que juntos es más fácil hacer frente a los desafíos globales, desde la pandemia del covid-19 hasta las crisis internacionales como la de Afganistán, y la competencia con otros actores geopolíticos, como en Libia.
Con información de Sputnik