El ataque aéreo estadounidense del 29 de agosto en Kabul mató a 10 civiles, incluidos siete niños, pero a ningún miembro del grupo terrorista Daesh (autodenominado Estado Islámico de la provincia de Khorasan, prohibido en Rusia), admitió este viernes el jefe del Comando Central de EE. UU., general Kenneth McKenzie, en rueda de prensa en el Pentágono.
"Ahora estoy convencido de que hasta 10 civiles, incluidos hasta siete niños, murieron trágicamente en ese ataque. Además, ahora evaluamos que es poco probable que el vehículo y los que murieron estuvieran asociados con ISIS-K (Daesh) o fueran una amenaza directa para las fuerzas estadounidenses ", afirmó McKenzie.
McKenzie dijo este viernes que el ataque con drones realizado en Kabul el 29 de agosto fue un "trágico error".
"Nuestra investigación ahora concluye que el ataque fue un trágico error ... Una revisión exhaustiva de todas las imágenes disponibles y los informes sobre el asunto nos llevaron a la conclusión final de que 10 civiles murieron en el ataque", reconoció McKenzie.
Tras el retorno de los talibanes al poder en Afganistán el 15 de agosto pasado, el aeropuerto de Kabul se convirtió en la única puerta de escape para miles de afganos, excolaboradores de las tropas aliadas y representantes de otros grupos vulnerables que estaban desesperados por huir del país.
Con las multitudes agolpadas allí, y en medio del caos que reinó durante las evacuaciones, el aeropuerto se convirtió en blanco ideal de un ataque suicida que se produjo el 26 de agosto y dejó más de 200 muertos, entre ellos 13 militares estadounidenses, y otros tantos heridos.
Tras el atentado, reclamado por la rama afgana del Daesh (grupo proscrito en Rusia por terrorista), EE. UU. lanzó una represalia contra los yihadistas, y el 29 de agosto realizó un segundo ataque con un dron que tenía como objetivo impedir un atentado inminente, pero acabó matando a 10 miembros de una familia, incluidos siete niños.
Con información de Sputnik