Aleksandr Dunáev
La Armada Militar italiana planea adquirir misiles de crucero de largo alcance para promover con una mayor eficacia los intereses del país en el Mediterráneo, donde la competencia geopolítica se hace cada vez más intensa.
Con sus dos portaaviones, cuatro destructores, doce fragatas y decenas de otros buques, la Marina Militare italiana es la tercera armada más potente de Europa y la novena en el mundo. Sin embargo, los almirantes italianos no creen que toda esta potencia sea suficiente frente a los desafíos que surgen en lo que antaño fue el Mare Nostrum de los romanos.
La carencia principal para la flota italiana son los misiles. Actualmente dispone de los misiles subsónicos Otomat. Diseñados todavía en los años 70 como un arma antibuque, que tienen un alcance máximo de 360 km y están presentes sólo en las unidades de superficie.
TRES TIPOS DE MISILES PARA LA ARMADA
Por lo tanto, el Estado Mayor de Defensa está evaluando la adquisición de misiles de crucero, que puedan emplazarse en buques y tengan un alcance superior a 1.000 kilómetros. Todavía no se han asignado fondos para la compra, pero, según destaca el diario La Repubblica, los militares podrían elegir entre tres opciones.
La primera sería el proyecto FC/ASW, desarrollado conjuntamente por Francia y el Reino Unido, cuya realización está prevista tan sólo para 2030. Sin embargo, visto el reciente escándalo entorno al pacto Aukus, que empeoró bruscamente las relaciones entre París y las potencias anglosajonas, es probable que el proyecto se ralentice o se bloquee completamente.
Como alternativa, la Armada italiana podría escoger el SCALP, un misil que ya existe y fue empleado por los militares italianos en Libia en 2011. Aunque en el consorcio Mbda, que lo fabrica, también participan los británicos, el misil se produce en Francia, lo que permitiría evitar los imprevistos políticos relacionados con el proyecto FC/ASW.
Pero la opción más probable son los Tomahawk que en los últimos 30 años fueron utilizados en varios conflictos, desde la Guerra del Golfo hasta la guerra civil en Siria. Estos misiles de producción estadounidense tienen un alcance de hasta 1.600 km, están armados con unos 500 kilos de explosivos y son capaces de evitar los sistemas antimisiles.
Además, la compra de los Tomahawk tendría una cierta importancia política, ya que reforzaría los vínculos militares entre Roma y Washington, algo que corresponde a la línea atlantista del actual Gobierno.
Los observadores italianos notan que hasta ahora EEUU ha vendido estos misiles solo a Australia y el Reino Unido. Sin embargo, dada la progresiva retirada norteamericana del Medio Oriente y del Mediterráneo, Washington podría estar interesado en reforzar las flotas de sus aliados de la OTAN, con lo cual no pondría obstáculos a la venta de los Tomahawk a Roma.
UN INSTRUMENTO PARA EL TABLERO MEDITERRÁNEO
Según explica el almirante Giuseppe Cavo Dragone en una entrevista a la Rivista Italiana Difesa (RID), los nuevos misiles se convertirían en un instrumento de la diplomacia naval de Roma.
Para Italia el desafío más evidente es Libia. Situado a pocos centenares de kilómetros de las costas italianas, el país magrebí no sólo es un punto de partida para decenas de miles de migrantes que desembarcan en Italia, sino también sigue siendo uno de los principales proveedores de hidrocarburos para los consumidores italianos.
Sin embargo, en los últimos años en Libia aumentó la influencia de potencias, como Turquía o Rusia, en detrimento de Italia. Con los misiles de largo alcance, la Marina Militare espera reequilibrar a su favor la situación en el país vecino.
Otra zona que preocupa a los estrategas italianos es el Mediterráneo Oriental, donde Turquía no duda en utilizar su flota para arrebatar a Chipre y Grecia los ricos yacimientos de gas descubiertos en los últimos años. La empresa italiana Eni se ve directamente afectada por la tensión en la región, ya que obtuvo de Chipre la concesión para desarrollar el yacimiento Bloque 7, una parte del cual se encuentra en la zona económica exclusiva de Turquía.
EL REARME DE DRAGHI
En un plan más general, los planes de dotar la flota italiana de nuevos instrumentos se inscriben en la política de rearme del Gobierno de Mario Draghi, que en los últimos meses confirmó la participación de Italia en el programa del caza F-35, decidió construir sus propios drones y anunció que iba a adquirir casi 700 nuevos tanques.
Las recientes decisiones del Ejecutivo dejan entender que Italia está dispuesta a recurrir a los instrumentos bélicos para alcanzar sus objetivos geopolíticos. Sin embargo, los contratos militares tardan años en cumplirse, con lo cual Roma corre el riesgo de que, cuando, por fin, disponga de misiles y tanques para promover sus intereses geopolíticos, sus rivales ya tengan instrumentos más potentes que la dejarán en una posición de desventaja.
Con información de Sputnik