Medios de comunicación de Chile informan que la Empresa de Ferrocarriles del Estado ha inaugurado, con tecnología y material rodante chino, un servicio de tren que cubre la distancia entre Santiago y Curicó (196.5 km) en 1 hora 3 minutos, alcanzando la velocidad de 160 km/h, lo que lo convierte en el tren más veloz de América del Sur.
A modo de comparación, los trenes más veloces del mundo desarrollan entre 300 km/h, en Italia, y 460 km/h en China, pero aún así, para nuestro continente las prestaciones del tren chileno son buenas (en el Perú los trenes en el mejor de los casos van a entre 40 y 50 km/h.
En la página de internet de Empresa de los Ferrocarriles del Estado (https://www.efe.cl) se ve que Chile sigue invirtiendo para desarrollar su red ferroviaria (por ejemplo, extensión del tren Limache Puerto a Quillota y La Calera, y servicio Santiago-Chillán), lo cual indica que el estado chileno se preocupa por facilitar la integración del país y la movilidad de los ciudadanos.
Chile mantiene una política de estado de impulsar los ferrocarriles, de lo cual es buena muestra la inauguración del tren Santiago-Curicó. En https://www.efe.cl/corporativo/historia/ encontramos:
“2022– Trenes Para Chile
2022- Trenes Para Chile. En 2022, el Presidente de la República, Gabriel Boric, anuncia el plan ՙTrenes Para Chile՚ que permitirá al 2027 triplicar los pasajeros movilizados, pasando de 50 millones a 150 millones de personas, además de transportar 6.000 millones de toneladas anualmente.”
Si los estudios técnicos confirman la viabilidad de la construcción del puerto chileno que compita con el de Chancay, la cultura ferroviaria de Chile ayudará mucho.
Diferencia Mientras en el Perú solamente se habla de ferrocarriles, en Chile los hacen. En el Perú tenemos eternos “proyectos” como, entre otros, el Tren Grau, el Tren de cercanías, Ferrocarril Binacional con Bolivia, etc., pero ninguno se inicia. Una explicación del estancamiento sería que para los políticos gobernantes no es fácil obtener soborno de los proyectos ferrocarrileros y por eso optan por dejarlos de lado. Están acostumbrados a la coima segura y confiable que reciben de los transportistas de carga y pasajeros, quienes son acérrimos enemigos del ferrocarril. [Nota de Con nuestro Perú] |