Javier Milei, presidente de Argentina, pasa una semana más de protestas de organizaciones sociales en Buenos Aires, que dejaron ocho personas detenidas y al menos media docena de heridos por la represión policial, que recibió algunas pedradas de los manifestantes.
Las manifestaciones se organizan en rechazo a las medidas económicas de recorte implementadas por el mandatario y exigen alimentos para los comedores populares.
Los argentinos expresan su repudio por las medidas económicas que han causado una emergencia alimentaria. Tan torpe e insensible ha sido Milei que recortó la asistencia con alimentos a los comedores populares, los cuales no reciben suministros desde diciembre.
El gobierno argumenta que ayudará a los más necesitados de una forma directa y sin intermediarios, pero no hay nada de eso hasta ahora, por ello la indignación crece al haber realizado el corte de ayuda sin un sustituto inmediato.
Para reprimir la policía de Buenos Aires utilizó balas de goma, gas lacrimógeno y un camión lanzador de agua en el centro de la ciudad. Es decir, Milei sí organizó la represión, pero no una ayuda alimentaria efectiva en reemplazo de los cortes a los comedores.
Las protestas ya no llaman la atención, por realizarse casi a diario, en medio de una crisis que cerró el año 276% de inflación anual y cerca de la mitad de la población en pobreza, todo agudizado por numerosos despidos en la administración pública, que serían ya unos 15 mil.