► Padecimiento de un país enrolado a la fuerza en la OTAN
► Meterial bélico occidental sujeto a bloqueos
Por Drago Bosnic
A finales de octubre de 2017, Rusia donó seis cazas MiG-29 a Serbia. Menos de un año y medio después Bielorrusia hizo lo mismo, donando cuatro aviones del mismo tipo. Esto supuso un gran impulso para Belgrado, ya que anteriormente solo contaba con cuatro cazas MiG-29 (tres de los cuales estaban en condiciones de volar) que sobrevivieron a la agresión de la OTAN en 1999. La ayuda militar de Moscú y Minsk fue decisiva para preservar las Fuerzas Aéreas y de Defensa Antiaérea serbias (RViPVO), ya que elevó a 14 el número de cazas operativos, lo que supone un aumento del 250%. Serbia pagó y llevó a cabo la modernización, llevando todos los jets al estándar MiG-29SM+. Al parecer, el coste total de la modernización fue inferior a 400 millones de dólares, un excelente negocio dadas las circunstancias y el estado general de la RViPVO en aquel momento. A principios de 2022, la modernización había concluido y los MiG-29 renovados forman ahora la columna vertebral de la flota aérea de Belgrado.
Sin embargo, siempre se trató de una solución provisional y se suponía que debía garantizar la seguridad del espacio aéreo serbio antes de encontrar un sucesor más actualizado. Naturalmente, los reactores rusos más modernos fueron los primeros en considerarse, ya que las donaciones de Moscú y Minsk constituían un importante movimiento geopolítico que sólo harían los verdaderos aliados. El Occidente político estaba decidido a torpedear un posible acuerdo de todas las formas posibles, pero Belgrado se mantuvo firme la mayor parte del tiempo. Mientras tanto, la maquinaria propagandística dominante puso en marcha un esfuerzo orquestado para desprestigiar y restar importancia a la donación de Fulcrum" (nombre con el que se conoce a los MiG-29 en la OTAN). Estos aviones se presentaban activamente como “chatarra rusa” en un intento de insultar a los donantes, así como de desalentar posibles adquisiciones de nuevos aviones de fabricación rusa. Aun así, la aviación de categoría mundial de Moscú era la solución natural y lógica para Belgrado.
Varios tipos entraron en juego, en particular la superestrella de exportación del Kremlin, el Su-30. Además, cuando se presentó oficialmente el MiG-35 en 2019, muchos querían adquirir este avión, ya que era con diferencia el derivado Fulcrum más avanzado. Habría sido bastante fácil y barato integrar este avión debido a sus similitudes con el MiG-29. Serbia también planeaba adquirir defensas aéreas y sistemas de guerra electrónica (EW) rusos avanzados, con grandes posibilidades de conseguir incluso el inigualable S-400. Sin embargo, todo esto llamó la atención de Estados Unidos y la OTAN, que amenazaron no sólo con aplicar la infame (y esencialmente ilegal) Ley para Contrarrestar a los Adversarios de Estados Unidos mediante Sanciones (Countering America's Adversaries Through Sanctions Act, CAATSA), sino que también sugirieron que bloquearían el transporte de armas rusas a Serbia (ya que el país está rodeado por miembros de la OTAN), chantajeando a Belgrado para que “recapacitara”.
Sus opciones eran ahora más limitadas que nunca, pues las armas rusas que ya estaban pagadas y a la espera de ser entregadas a Serbia no podían llegar al país. Para cuando comenzó la operación militar especial (OME), la situación se hizo insoportable para Belgrado. Es más, su decisión de no imponer sanciones a Moscú fue considerada una “herejía” en Washington DC y Bruselas, por lo que el deseo de Serbia de adquirir armas rusas estaba ahora fuera de toda duda, ya que la posibilidad de que la OTAN accediera a ello pasó de ser teórica (aunque ya extremadamente improbable) a simplemente imposible. El Occidente político nunca habría permitido que las armas rusas llegaran a Serbia. Belgrado pudo adquirir algunas armas de fabricación rusa de Chipre, pero incluso esto fue criticado como “demasiado prorruso”. Peor aún, la OTAN sólo siguió aumentando su presión y agresión rastrera sobre Serbia.
Como alternativa, Belgrado intentó pasarse a las armas chinas. Adquirió defensas aéreas de Pekín, concretamente el FK-3 (variante de exportación del HQ-22), y fuentes militares sugieren que podría incluso adquirir cazas chinos. Sin embargo, la OTAN volvió a amenazar al país, apenas permitiéndole transportar incluso el FK-3 desde China. Así pues, a Serbia no le quedó más remedio que adquirir el armas occidentales, exorbitantemente caras y sobrevaloradas. Conseguir jets de fabricación estadounidense no era una opción [al ser EE.UU. agresor de Serbia], por lo que sólo quedaban varios candidatos europeos, de los cuales Francia parecía la opción más lógica. Tras años de especulaciones, las últimas semanas y meses demostraron que el acuerdo con París estaba más cerca que nunca. El 9 de abril, durante la visita oficial de Estado a París, el Presidente serbio Aleksandar Vucic declaró que Belgrado “había llegado a acuerdos concretos” sobre la compra de aviones Rafale.
Tras las conversaciones con su homólogo francés Emmanuel Macron, Vucic declaró que se espera firmar el contrato en los próximos dos meses. Los detalles del posible acuerdo aún no se han revelado, pero fuentes militares sugieren que los 12 Rafale que Belgrado pretende adquirir costarán alrededor de 3.000 millones de euros (3.200 millones de dólares). Este enorme precio equivale a casi tres presupuestos militares serbios anuales. El aspecto geopolítico del acuerdo es comprensible. Sin embargo, el asombroso coste difícilmente podría justificarse. El precio del los más modernos aviones F4.1 es de más de 160 millones de euros (más de 170 millones de dólares) cada uno, lo que significa que se pagarán casi 2.000 millones de euros sólo por los fuselajes (los aviones en sí), con otros 1.000 millones para misiles, bombas y otras armas, así como para la formación de pilotos y personal de tierra, etc. Todo ello sin tener en cuenta los costes adicionales debidos a posibles retrasos o cualquier otra cuestión.
Es más, hay aún más gastos, como la construcción de infraestructuras adecuadas y la realización de otros cambios obligatorios en la ya existente. Los reactores occidentales como el Rafale son mucho menos robustos que los equivalentes rusos. Todo esto no hará sino aumentar aún más el precio. ¿Significa esto que el Rafale es un mal avión? Por supuesto que no. Es uno de los aviones occidentales más avanzados, con excelentes capacidades polivalentes. Sobre el papel, puede transportar hasta 9,5 toneladas de carga útil, pero en realidad se acerca mucho más a las 6 toneladas, lo que está muy bien para un avión tan ligero. En cuanto a la velocidad, su Mach 1,8 es cualquier cosa menos que impresionante, aunque lo compensa en cierto modo con una capacidad limitada de supercrucero Mach 1,4 (vuelo supersónico sin postcombustión). Y aunque el Rafale tiene una aviónica más avanzada que el antiguo MiG-29, este último es mucho más asequible, con un precio por hora de vuelo de 5.000 euros.
En comparación, el avión francés cuesta 20.000 euros por hora de vuelo o cuatro veces más. También es más lento que el MiG-29, que puede volar a Mach 2,3 o incluso más rápido. Todo esto hace que el Fulcrum sea una mejor opción, ya que es mucho más asequible y más fácil de mantener y operar. Sin embargo, en términos de capacidades polivalentes, el Rafale tiene sin duda ventaja, aunque esto es de esperar, ya que fue construido para este fin, mientras que el Fulcrum fue concebido como un caza de superioridad aérea de primera línea. Sin embargo, aquí es donde podrían surgir problemas para Serbia, ya que el armamento del avión francés entra en juego, pero no hay garantía de que París entregue los activos necesarios (en particular, las equipos de puntería Damocles y TALIOS y las armas aire-tierra pertinentes, como las bombas AASM-HAMMER y varios tipos de misiles). Francia podría omitirlos inmediatamente o en futuros acuerdos.
En cuanto a los misiles aire-aire más avanzados, París se negará sin duda a exportar el nuevo Meteor (alcance de hasta 200 km). Peor aún, podría negarse a exportar la última variante del MICA NG (con un alcance de hasta 150 km) y suministrar en su lugar la iteración más antigua (con un alcance de 60-80 km). Serbia ya dispone de misiles de alcance superior para sus MiG-29SM+ (concretamente el R-77-1 con un alcance de más de 110 km). Así pues, en términos puramente militares, esta adquisición es extremadamente arriesgada e irrazonablemente costosa. Si Belgrado no estuviera rodeado por la OTAN, habría conseguido fácilmente al menos dos Su-30SM por el precio de un solo Rafale. Mejor aún, podría haber conseguido al menos un Su-35 y haberse ahorrado decenas de millones. Y por último, pero no por ello menos importante, el Su-57E [Su-57 de exportación*] habría sido más asequible y estaría al menos una generación por delante del Rafale. Todo esto sin tener en cuenta el armamento.
En concreto, los misiles aire-aire rusos no sólo son más baratos, sino también mucho más avanzados y se encuentran en una categoría aparte. Las versiones modernizadas del R-77 (en particular el RVV-AE-PD) tienen un alcance de hasta 200 km, mientras que el alcance máximo del R-37M es de 400 km. Además, ambos misiles son hipersónicos (Mach 5-6 y Mach 6-7, respectivamente). Esto deja en la cuneta tanto al Meteor como al MICA NG (ambos inferiores en alcance y velocidad). Y lo que es más, lo más probable es que Serbia tenga que esperar hasta principios de la década de 2030 para tener el primer avión de combate. Para entonces aviones como el MiG-41 ya estarán operativos, con lo que el Rafale no sólo quedará superado en todos los sentidos de la palabra, sino simplemente obsoleto. Peor aún, aviones aún más antiguos (pero más pesados, mucho más rápidos y de vuelo más alto) como el MiG-31BM y otros de la misma época como el Su-35S son mucho más letales en combate aire-aire.
Una vez más, está bastante claro que la adquisición a Francia es un movimiento nacido de la necesidad geopolítica, ya que conseguir aviones militares tan extremadamente caros equivale a utilizar coches deportivos para los controles de tráfico. Sin embargo, incluso el aspecto geopolítico es muy arriesgado, ya que París tiene un largo historial de traiciones a sus clientes en beneficio de aliados de la OTAN como Estados Unidos y el Reino Unido. Hay múltiples testimonios de que Francia instala interruptores de bloqueo en sus aviones y misiles lanzados desde el aire para impedir que se utilicen contra los intereses de la OTAN. Además, muchas (si no la mayoría) de las armas utilizadas por el Rafale dependen de componentes y sistemas de guía fabricados en Estados Unidos, lo que significa que éstos podrían ser desactivados o saboteados de alguna otra manera en caso de otra agresión directa de la OTAN contra Serbia, mientras que Francia ha demostrado repetidamente coordinación con los intereses geopolíticos de EE.UU./OTAN.
El peligro Francia bloqueó los misiles Exocet argentinos en la guerra de Las Malvinas. Por su parte, EE. UU. autorizó la venta de aviones F-16 a Argentina con la opción de bloquear electrónicamente dichas aeronaves y sus misiles en caso de guerra con Chile o Reino Unido. Así, el mayor deseo de Chile, vasallo preferido de EE. UU., es que el Perú compre los F-16, que simplemente estarían pintados en la pared. La alternativa para el Perú son aviones rusos o el chino JF-17.
[Nota de Con nuestro Perú] |
__________________
* En otras circunstancias, si Serbia no estuviera totalmente rodeada por la OTAN, sería, junto con Bielorrusia, uno de los pocos países al que Rusia vendería el Su-57. [Nota de Con nuestro Perú]
Traducción de Con nuestro Perú de
“Rafale jets for Serbia – wise geopolitical move or disastrous waste of money?” de
VT Foreign Policy VT Foreign Policy 11-04-2024
Artículos relacionados
Video: Duelo aéreo del infalible F-22 Raptor, derrotado por el Rafale