Según expertos, la principal diferencia entre el arsenal nuclear estratégico y el táctico puede radicar en su potencia explosiva o en el alcance del portador.
Rusia ha comenzado los preparativos para sus próximos ejercicios militares, que incluirán armas nucleares no estratégicas, un anuncio que despertó el interés de los medios por esta clase de municiones tácticas de gran potencia.
Misil Iskander
La información relativamente escasa sobre armas nucleares tácticas en fuentes abiertas, en comparación con el arsenal estratégico, se debe a la no inclusión de esta categoría de armamento en el tratado START III, entre Rusia y EE. UU. Además, no ha habido una práctica de presentar informes al respecto, afirma el periodista de guerra Alexánder Kots en su canal en Telegram.
Las opiniones de los expertos se dividen en cuanto al criterio clave para distinguir las armas estratégicas de las no estratégicas. Las primeras se diferencian principalmente por el portador, explica a la prensa rusa el analista militar Boris Yulin, mientras que otras fuentes priorizan el factor de la potencia de la explosión o la energía que se libera al utilizar la munición.
Las armas nucleares estratégicas se usan para alcanzar objetivos estratégicos, como ciudades o centros de comunicaciones, y “se lanzan en la retaguardia profunda con los objetivos correspondientes”, según Yulin. En cambio, las armas nucleares tácticas son misiles con un alcance limitado o proyectiles de artillería, que se dirigen contra las tropas enemigas en el campo de batalla para solucionar tareas tácticas. El especialista menciona que la potencia de ambas categorías puede coincidir.
Por su parte, Kots indica que la principal diferencia entre ellas es la potencia con la que cuentan medida por equivalencia con la explosión de distintas cantidades de trinitrotolueno (TNT). Mientras las armas nucleares estratégicas tienen un rendimiento de cientos de kilotones a megatones de TNT, las tácticas suelen alcanzar de 1 a 50 kilotones.
Ejemplos de municiones con capacidad nuclear
Una de las ojivas nucleares sobre las que existen datos fiables es la que se instala en el misil balístico Iskander-M. Su potencia oscila entre 5 y 50 kilotones.
Algunos aviones de combate —cazas y bombarderos— también pueden estar equipados con armas nucleares. Por ejemplo, a finales de la década de 1980, la Fuerza Aérea soviética incorporó el misil de alta precisión J-59M, capaz de transportar una ojiva nuclear de entre 50 y 100 kilotones. Otro ejemplo son los modernos misiles de crucero Kalibr, que en teoría pueden equiparse con ojivas nucleares de que van de los 50 a los 200 kilotones.
Del mismo modo, hay bombas nucleares de caída libre y municiones no convencionales para la artillería. La de menor tamaño es el proyectil 3BV3 de calibre 152 milímetros diseñado para los cañones D-20, ML-20, los obuses autopropulsados 2S3 Akatsiya, 2S5 Giatsint-S y los remolcados Giatsint-B, cuya potencia alcanza 2,5 kilotones. Kots especifica que esto es solo una pequeña fracción de lo que constituye el arsenal de armas nucleares no estratégicas de Rusia.
Afirmaciones de un excoronel de aviación
El coronel de aviación retirado y exdiputado ruso Víktor Alksnis explicó la diferencia entre ambas clases de armas nucleares a finales de 2022, señalando entre los objetivos estratégicos los silos de misiles del enemigo, bases militares, puertos, zonas industriales con empresas de defensa, grandes ciudades, etc. En ese momento, aseguró: “No hay objetivos en el territorio de Ucrania que requieran el uso de armas nucleares estratégicas para ser alcanzados”.
Por otro lado, detalló que el arsenal nuclear táctico “son armas de campo de batalla” y “no son armas de destrucción masiva”. Su uso permitiría destruir objetivos en las profundidades tácticas y operativas y, por lo tanto, podrían servir para atacar posiciones enemigas fortificadas, destruir puentes estratégicos, centros de transporte y comunicaciones, destruir puestos de mando protegidos o aeródromos.
Alksnis aseveró también que las detonaciones de prueba de varias cargas nucleares tácticas en los polígonos nucleares de la URSS en los años 1950 y 1960 demostraron que una semana después de la explosión no había restricciones para que las personas habitaran de manera normal las tierras afectadas.
RT, 06.05.2024