Antes de producirse la caída de Alepo esta semana, los países de la OTAN (Europa Occidental y EE. UU.) invocaban desesperadamente al gobierno sirio y a los rusos para que detengan su ofensiva, por razones humanitarias. En realidad la preocupación de estos falsos “humanitarios” no era ni nunca ha sido el sufrimiento de la gente, sino la grave derrota que sufrían sus títeres terroristas y el destino que iba a tener personal militar y de inteligencia de los países que en Siria apoyan al terrorismo (Francia, Reino Unido, EE. UU., Israel, Arabia Saudita, Qatar, Turquía, Jordania, entre otros).