casimiro sala hospitalizacionJans Erik Cavero Cárdenas
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La región de Ayacucho no cuenta con un hospital decente. Si esta penosa situación aqueja a la región, a la capital de la misma (Huamanga), imagínense el estado de los pocos hospitales provinciales (Huanta, La Mar, Lucanas) y de las postas existentes. Probablemente se trata de la única región del país que carece de un nosocomio público de ámbito regional.

Lo precario que hoy queda del hospital tiene su origen en un breve, pero interesante relato histórico, lleno de presuntos actos de corrupción. El ex presidente regional, Ernesto Molina, lanzó el Proyecto “Fortalecimiento de la Capacidad Resolutiva del Hospital Regional Miguel Ángel Llerena”. Se encargó la elaboración del expediente técnico a un Instituto de Consultoría que hoy libra un proceso contra el gobierno regional, al habérsele imputado un expediente defectuoso, deficiente, plagiado. ¿Quién supervisó el expediente? Turza Arévalo, vinculado a Fortunato Canaán, empresario dominicano que “negociaba” licitaciones con Rómulo León.
 
En julio del año 2010, se licitó la ejecución del nuevo hospital, adjudicándose la Buena Pro el Consorcio Hospitalario, que también libra un arbitraje con el gobierno regional, a quien reclama 22 millones de soles por indemnización. El consorcio ganó la licitación para equipar y construir el nuevo hospital, con una oferta de 118 millones de soles.  Esta ejecución nunca contó con una supervisión adecuada. Molina, exoneró la totalidad de la supervisión, pero fue anulada por OSCE. En abril 2011, con una supervisión improvisada, se inició la obra, demoliéndose la infraestructura existente sin implementarse un adecuado plan de contingencias.
 
Un accidente en el que perecieron varias personas desnudó la precariedad del hospital derruido. El ex comedor hacía el papel de la sala de emergencias y algunos pasillos a cielo abierto improvisaban tópicos, centros de espera, etc. El número de muertes materno infantil se incrementó. En suma, los escombros del hospital Miguel Ángel Llerena garantizaba la muerte de pacientes heridos y enfermos. Resuelto el contrato, en julio del 2011, e iniciado el arbitraje, el gobierno regional decidió restaurar el hospital demolido, ofreciendo demagógicamente otro nuevo hospital regional categoría III-1. Para ello, solicitó al INIA la transferencia de terreno para levantar la nueva infraestructura hospitalaria. Al día de hoy, no hay nada. ¿Sabrá el INIA que en los terrenos cedido existe un hospital fantasma?
 
Pero ahí no queda la cosa. Para este hospital moderno se piensa recurrir a un Concurso Oferta, modalidad por el que se licita conjuntamente la elaboración del expediente técnico y la ejecución de la obra.  Oh sorpresa: El equipamiento y la construcción se ha disparado. Ya no cuesta 118 millones, ni 150, ni 170 millones. Le costará al gobierno regional aproximadamente 300 millones de soles, monto que sugiere que el valor referencial está sobrevaluado, a no ser que se piense en un hospital mucho más grande en extensión, con equipos más sofisticados, con nuevas áreas  y especialidades adicionales, etc.
 
Lo peor de todo es que el gobierno ha encargado la licitación a la OIM, organismo internacional que está involucrado en presuntas irregularidades y construcciones deficientes en otras ciudades del país. Sólo por firmar el convenio, la OIM percibirá casi 10 millones de soles por comisión, monto que incorpora, presuntamente, los porcentajes a favor de malos funcionarios públicos. ¿Quién sustentó esta genialidad ante el Consejo Regional? Edmundo Esquivel Vila, administrador del gobierno regional, otrora gerente de administración de Hernán Garrido Lecca en el Ministerio de Vivienda, luego en el Ministerio de Salud, después en el BANMAT.
 
300 millones de soles es casi el 50% de todo el presupuesto regional. Dudo que el gobierno regional cuente con la certificación presupuestal, salvo que el MINSA o MEF realicen transferencia de partidas. El año pasado el gobierno transfirió 20 millones, este año 44 millones, y el 2013, 40 millones. ¿De dónde se sacará recursos para esta licitación? De otro lado, me temo que el MINSA observe el expediente técnico. Un hospital III 1 es un súper hospital, con tecnología de punta y especialidades de alta complejidad. ¿Hay recursos humanos para gestionar y atender hospitales de este tipo?, ¿cuánto dinero costaría el mantenimiento de equipos e infraestructura?, ¿el MINSA está dispuesto a afrontarlo? Pretender un hospital III 1 es como pretender, para Ayacucho, la construcción de un estadio como el Maracaná o el Nou Camp. Más que anhelos legítimos, el gobierno debe implementar un hospital adecuado para la realidad de la región y mejorar la infraestructura de los hospitales menores.
 
El Presidente Oscorima, el gerente Córdova, el gerente de infraestructura, deben abstenerse de este insano propósito. Caso contrario, de mediar actos de corrupción, serán procesados penalmente. Al gerente regional del gobierno le alcanzaría responsabilidad en este segundo proyecto hospitalario.
 
Posdata.- Un ex jefe de imagen institucional del gobierno regional ha utilizado su pasquín para insinuar que el gobierno “compró” mi silencio. A la gente que merece respeto di cuenta de las razones que me alejaron temporalmente de la radio. A éste, en cambio, no debo explicación alguna porque no suelo responder a investigados por apología al terrorismo y a presuntos corruptos que cobraron al Estado doble remuneración. Si Aldo Mariátegui avergüenza la imagen del Amauta, sucede lo mismo con este personaje respecto al ilustre periodista Octavio Infante, Mártir de Uchuraccay.