La medicina considera seis semanas el tiempo máximo de almacenamiento de la sangre para emplear en transfusiones, pero un nuevo estudio indica que si supera las tres semanas ya es tan nociva como comida alimentos grasosos o fumar.
El estudio, publicado en la revista de la International Anesthesia Research Society explica que el efecto pernicioso se debe a que la sangre con más tiempo de almacenamiento tiene menos óxido nítrico, que es un mensajero químico que relaja los vasos sanguíneos. Con el tiempo, el óxido nítrico (que transmite a los vasos sanguíneos señales para dilatarse o expandirse, también transporte oxígeno a los tejidos) llega a perderse por completo.
Los investigadores, de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore, indican que la sangre con más de tres semanas puede sufrir daño irreversible y perder efectividad.
Después de guardarse tres semanas, las células sanguíneas se tornan más rígidas y presentan mayor dificultad para penetrar en los capilares más pequeños, señala el estudio.
El estudio guarda relación con otro realizado en 2008 y publicado en el New England Journal of Medicine, donde se observó que los pacientes de cirugía cardiaca que recibieron sangre más vieja presentaron mayor riesgo de morir en el hospital, presentaron mayor necesidad de ventilación asistida o más tuvieron más fallo renal o sepsias.