Mantenerse con el cuerpo encorvado puede ser dañino para la salud, pues puede subir la presión arterial y causar otros males, indica un estudio de la Escuela Británica de Osteopatía.
Las personas que andan encorvadas sienten más depresión y la sensación de tener menos energía que quienes mantienen una postura derecha.
Normalmente, en diez minutos de estar sentado o parado con una postura derecha, los músculos de la espalda y el abdomen se cansan, por lo que el cuerpo tiende a inclinarse hacia adelante.
La posición encorvada hace subir la presión arterial porque hay una relación entre los músculos del cuello y el área del cerebro que ayuda a regular la presión, porque cuando las células del cuello sienten que éste se mueven, envían una señal a esa área del cerebro. Se cree que esto ayuda a asegurar un adecuado suministro de sangre cuando cambiamos de postura.
Pero cuando se dañan las células del cuello o se presionan, puede haber problemas con la presión arterial.
En alguna parte de su vida, alrededor de la mitad de hombres y mujeres sufren de problemas con la vejiga, muchos de ellos padecen incontinencia y algo de orina se escapa cuando ríen, tosen o estornudan y en parte la mala postura tiene que ver con ello.
En las mujeres que sufren prolapso (cuando los órganos pélvicos se mueven de su posición), se observa una menor curvatura en la parte inferior de la espina dorsal, por lo cual es importante sentarse derecho, para que esa zona mantenga una curvatura natural, que abarca más músculos de la base de la pelvis, los cuales sostienen a la vejiga. De allí su importante relación con la incontinencia.
Al sentarse encorvado, con el dorso en forma de C, hay más peso sobre la vejiga y los músculos de la base pélvica, que se debilitarán con el tiempo y harán a la persona más propensa a los escapes de orina. Además, los músculos pélvicos fuertes ayudan a una mejor vida sexual.
Un estudio de 2012, de la Universidad de San Francisco, en 110 estudiantes, determinó que aquellos que caminan encorvados se sentían más deprimidos y con menos energía que los que andan derechos.
Sentarse o pararse derecho con los hombros hacia atrás no sólo da a los demás una buena impresión, sino que envía al cerebro un mensaje que hace sentir mejor a la propia persona, según Erik Peper, de esa universidad, citado por el Daily Mail.
Otro de los problemas que acarrea el no mantener una postura erguida es dolor en el pecho, porque los ácidos del estómago viajan por el esófago y causan ese dolor.
De otro lado, quienes se sientan encorvados tienen que pararse para tomar un respiro profundo, porque los pulmones trabajan mejor cuando estamos en posición vertical. De modo que la mala posición puede causar asma u otro mal pulmonar. Además, con la mala postura el cerebro recibe menos oxígeno y no puede funcionar en su plenitud.
La mala postura también puede causar dolores de cabeza, pues los músculos de la espalda y el estómago se cansan y la espina dorsal comienza a encorvarse, por lo que uno tiende a inclinar el cuello y el mentón para sostener una correcta posición de los ojos, por ejemplo, si estamos frente a la pantalla de una computadora.
La tensión en los músculos de la base del cráneo, causadas por la mala posición de la espina dorsal y el cuello pueden afectar el nervio trigémino de esa zona y producir un dolor de cabeza cervicogénico, que se caracteriza por comenzar en la parte posterior de la cabeza y avanza hasta la parte superior de la frente. Un ejercicio contra ello es yacer en el suelo con algo como una guía telefónica como almohada, para ayudar a los músculos del cuello.
Finalmente, mantenerse erecto puede ayudar contra los problemas del síndrome de colon irritable. En especial, tras una buena comida, es bueno pararse derecho para evitar la sensación desagradable de la hinchazón.