Los criminales muestran escasa actividad en la zona del cerebro responsable de las emociones, indica un estudio publicado en el libro The Anatomy of Violence (Anatomía de la Violencia).
El autor, Adrian Raine, explica en que muchos violadores, asesinos y psicópatas se evidencia, en neuroimágenes, patrones anormales de actividad cerebral que podría ayudar a entender por qué vuelven a sus crímenes.
Los psicópatas y asesinos muestran escasa actividad en las partes frontales del cerebro relacionadas con las emociones, la autoconciencia y la sensibilidad a la violencia.
En su nuevo libro, Raine, profesor de Criminología en la Universidad de Pennsylvania, dice que quienes perpetran actos de violencia doméstica, en los adolescentes agresivos o en los delincuentes más leves se observa esas anomalías y que continúan con ese tipo de conducta.
“Las semillas del pecado tienen base en el cerebro, pero pueden ser atacadas con el tratamiento correcto”, sostiene Raine y agrega que los hallazgos sugieren que mucha gente castigada por sus crímenes no puede controlar su conducta y debería ser considerada gente con desórdenes que requieren tratamiento, dijo al Sunday Times.
Raine y su equipo de neurocientíficos hallaron que el córtex prefrontal ventromedial (zona del cerebro asociada a la t oma de decisiones) se muestra encogida en los criminales habituales con tendencias psicopáticas.
En los delincuentes contumaces e impulsivos, la parte del cerebro relacionada con el aprendizade de los propios errores (el córtex dorsolateral prefrontal) se evidencia atrofia (crecimiento inferior al normal).
La investigación mostró que la escasa actividad en el cíngulo anterior se relaciona con un mayor riesgo de reincidencia, mientras que el encogimiento de la amígdala (zona del cerebro relacionada con las emociones y la moralidad) en los adolescentes con problemas de conducta, es descrito por los doctores como razgos agresivos y antisociales, como robo, violencia y mitomanía (la mentira incontrolable).
Graeme Fairchild, psicólogo clínico de la Universidad de Southhampton, dijo al Sunday Times que si las partes del cerebro que tienen que ver con la culpabilidad o la empatía están dañadas, entonces podría tratarse de casos de disminución de responsabilidad, pero es muy temprano para usar esta investigación en las cortes. No obstante, habría que preguntar si verdaderamente son culpables de su conducta, sentenció.