Los hijos nacidos de padres longevos presentan menor riesgo de padecer cáncer, indica un estudio realizado por la Escuela de Medicina de la Universidad de Exeter.
Tener una madre que viva hasta 91 años o un padre que alcance los 87, reduce el riesgo de padecer cáncer en un 24%. También se reduce el riesgo de sufrir diabetes y derrames cerebrales.
Cada década que un padre o madre vive más allá de los 65 años reduce el riesgo de muerte del hijo antes de los 80 años en quinto, dice el estudio ppublicado en la revista Journals of Gerontology: Series A y agrega que tener padres políticos longevos no reduce esos riesgos, por lo cual se evidencia una conexión genética o ambiental.
Los científicos examinaron datos de 9,764 estadounidenses que respondieron cuestionarios cada dos años entre 1992, cuando tenían 51-61 años, hasta 2010, cuando tenían de 69 a 79 años.
En esos 18 años hubo 938 nuevos casos de cáncer en el grupo de estudio y los investigadores determinaron que la enfermedad fue más rara entre los que tenían al menos un padre longevo.
La tasa se redujo también hata 19% por cada 10 años que uno de los padres vivió más allá de los 65 años y cayó 40% en aquellos con madres que vivieron hasta los 85.
El equivalente para los padres fue de 14% menos riesgo, probablemente porque los malos hábitos, como el tabaquismo, son más frecuentes entre los hombres, explican.
Otro estudio había indicado que los hijos de padres que llegan a los 100 años por lo general viven más y tienen menor riesgo de padecer males cardiacos.