Población en riesgo debe realizarse exámenes preventivos
Alrededor del 25 por ciento de las personas infectadas con el virus de la hepatitis B o C podrían desarrollar cáncer de hígado, indicó el Dr. Mauricio León Rivera, director médico del Centro Detector del Cáncer y cirujano oncólogo de la Clínica Ricardo Palma.
Las formas de contagio más comunes de este virus son: mediante la transmisión de sangre infectada principalmente por transfusiones sanguíneas, trasplantes de órganos, inyecciones con jeringas contaminadas, o las relaciones sexuales sin protección.
“La mayoría de personas que son infectadas con este virus podrían desarrollar cáncer de hígado o cirrosis hepática si no se detecta en forma temprana, principalmente porque es una enfermedad silenciosa por largo tiempo hasta que llega a una condición grave y peligrosa”, dijo.
También comentó, que el uso de anabólicos esteroideos, común en varones jóvenes que lo utilizan para aumentar masa muscular es otro factor de riesgo, como el caso del Sr. Dean Wharmby, fisicoculturista inglés que abuso de estas sustancias y acaba de fallecer a los 39 años por esta enfermedad, caso que se hizo famoso en las redes sociales.
En sus primeras etapas el cáncer de hígado es asintomático, o sea no da síntomas, después algunos de los síntomas del cáncer de hígado pueden ser: dolor abdominal, ictericia o tinte amarillento en la piel, pérdida de peso sin razón aparente e hinchazón abdominal.
Para el diagnóstico del cáncer hepático se utiliza la ecografía abdominal donde se visualiza la lesión hepática o la tomografía o resonancia magnética abdominal que evalúa además la presencia de ganglios intraabdominales y la invasión del tumor a estructuras vasculares con el fin de decidir si el caso se opera o no.
El Dr. Mauricio León, recomendó que deben descartar esta enfermedad aquellas personas que utilizan anabólicos esteroideos, o que tienen historia de cirrosis hepática por alcohol o por el virus de la hepatitis B/C, con mayor riesgo de esta infección las personas que recibieron transfusiones de sangre, que fueron trasplantados, drogadictos que comparten jeringas, quienes se hicieron tatuajes o piercings con material no descartable, portadores del virus del sida, pacientes con hemodiálisis, personas que han practicado sexo inseguro y finalmente los pobladores de las zonas alto andinas donde la hepatitis es una enfermedad endémica y la enfermedad se trasmite también de madres a hijos.