cirujanosHa encarecido la atención médica y favorecido a las compañías aseguradoras

Herberth Cuba García

Durante el lustro del gobierno del presidente Humala se ha implementado un proceso llamado “Reforma de Salud”. El núcleo ejecutor de esta reforma sostiene que la garantía para que el exitoso proceso continúe es contar con el concurso de los funcionarios que este designe. Para ello, es necesario cumplir la “hoja de ruta” ya diseñada y aprobada, para que el cambio de gobierno no interfiera.

El núcleo ejecutor ha sido cuidadoso en soslayar el impacto de esta Reforma de Salud en el sector privado. Es más, algunos analistas han señalado, en modo equivocado, que la reforma ha favorecido al sector privado. Sin embargo, la realidad es que ha frenado y hasta destruido la iniciativa privada, ha colocado barreras y ha regresado al mercantilismo de los años ochenta. Esta nefasta política, contraria a una economía social de mercado, propende a la utilización de los resortes del Estado para favorecer a algunos grupos en detrimento de otros. Erradicar el mercantilismo es muy importante, por ser una fuente de corrupción y de traspaso de dineros públicos al sector privado, sin eficacia ni eficiencia. Veamos.

El sector privado de salud tiene obstáculos para crear nueva infraestructura. Se requiere mayor inversión; sin embargo, las normas han hecho difícil encontrar terrenos para construir nosocomios. Se ha favorecido la construcción de establecimientos comerciales y luego, a través de normas de menor jerarquía se ha impedido la construcción de servicios de salud. Es obvio, que el nuevo gobierno deberá enfrentar esta herencia y promover la inversión privada en infraestructura de salud.

Las normas técnicas promulgadas sobre arquitectura hospitalaria son rígidas e impiden que los privados incursionen con formas novedosas, acordes con las necesidades y preferencias de los nuevos consumidores. Peor aún, se mantienen exigencias que pertenecen al pasado y que impiden en el desarrollo científico y tecnológico, así como las exigencias de humanidad dentro las relaciones hospitalarias. Han creado gastos innecesarios para cumplir con estas normas técnicas, y han generado ineficiencia y la caída de la competitividad. Demás está decir que tratan al hombre como una máquina y al hospital como una fábrica. Los burócratas del Minsa no pueden sustituir al consumidor. El sector privado es más proclive a introducir innovaciones debido a la competencia y porque la exigencia de la población es más directa.

Desde hace más de diez años, las clínicas privadas brindan el servicio de ahorro para la atención médica. Han creado, por ejemplo, clubs, tarjetas y otros medios, conocidos como “entidades de salud prepagadas”. Un ciudadano se afilia a una clínica, realiza un pago mensual y cuando lo necesite tendrá la atención médica que ha pactado, según los planes de salud. Este sistema de clínicas con atenciones médicas prepagadas ha sido proscrito. Las clínicas deben “formalizarse”; es decir, abandonar la captación de dinero o convertirse en un seguro.

Según la reforma, las clínicas son entidades prestadoras de salud, no entidades financieras. En consecuencia, estas “entidades prepagadas” deben convertirse en entidades financieras y calificar como una IAFAS (Institución Administradora de Fondos de Aseguramiento en Salud). Este proceso significa la obligación de crear una intermediación financiera para los servicios privados de salud. Es la misma intermediación financiera que realizan los seguros privados y cuyos costos se trasladan a los usuarios. La Reforma de Salud ha puesto contra la pared a los propietarios de las clínicas privadas, que en algunos casos se han visto obligados a deshacerse de ellas. En lugar de legislar para fortalecer y estandarizar esta iniciativa privada, la han proscrito. Han encarecido la atención médica y favorecido al pequeño grupo asegurador que solo cubre la atención médica del 4% de la población de nuestro país, y con múltiples “exclusiones y preexistencias”.

El llamado proceso de reforma ha soslayado la carencia de médicos especialistas. No se puede construir nuevas clínicas, adquirir equipos modernos ni ofertar nuevos planes de atención si antes no se sabe si habrá profesionales que puedan poner en valor esa inversión. El Congreso de la República aprobó el Proyecto de ley de Residentado Médico; es decir, la ley para promover la formación profesional de médicos especialistas de calidad. Sin embargo, el Minsa bloqueó la aprobación en el Pleno del Congreso. Luego del lustro humalista la escasez se ha agudizado y golpeado al sector salud.
El nuevo gobierno tiene que reformar el mal llamado “proceso de reforma de salud” y promover la inversión pública y privada.

29 de Abril del 2016
ASOCIACION MEDICA PERUANA