Las colas son producto de la gran brecha de atención sanitaria
Herberth Cuba García
El ministro de Salud, en conferencia de prensa, ha dado publicidad a la Resolución Jefatural 348-2016/IGSS, promulgada el 17 de mayo del 2016, que aprobó el plan Cero Colas con la “finalidad de mejorar la calidad de atención de los usuarios”. Es una medida deseable y oportuna; sin embargo, ¿las colas desaparecerán? Es obvio que no. Así como no se puede crear nuevos empleos por ley, tampoco se pueden desaparecer las colas con una resolución jefatural.
Además, la resolución describe “las actividades operativas y metas físicas” del referido plan, así como los “indicadores de cumplimiento”, “el porcentaje de reducción de tiempo en espera” y el “porcentaje de satisfacción del usuario”. También afirma que “cuenta con los recursos presupuestales” que “serán atendidos según avance de ejecución física y en el marco de disponibilidad presupuestal”, y agrega que el plan se realizará en “tres fases”: admisión y citas, consulta externa y luego servicios de apoyo. Es decir, no se toma en cuenta en ninguna fase al servicio de emergencias, que es el nudo crítico de cualquier establecimiento de salud y en donde la existencia de las colas representa un verdadero drama.
En el detalle, se aclaró que se creará “un anillo de contención en el primer nivel de atención”. Este “anillo” es una barrera administrativa para evitar el ingreso de los pacientes en modo directo a los hospitales, de tal manera que sus problemas de salud sean resueltos en las postas y centros de salud. Es decir, disminuirán las colas en los hospitales y se incrementarán en los establecimientos del primer nivel. Asimismo, “se conformará (en el Cono Sur) una red de seis módulos de urgencias y cinco establecimientos para referencias y contrarreferencias”. Sin embargo, no se dice que las redes de salud ya existen y que el sistema de referencias y contrarreferencias (transferencia de pacientes de un establecimiento de salud a otro) es complicado y burocrático.
Hoy día, los “anillos de contención” existen y los pacientes se saltan las barreras administrativas y entran a los hospitales por los servicios de emergencias. Además, los médicos que laboran en las postas y centros de salud deben conseguir que un hospital acepte recibir al paciente antes de transferirlo. Los hospitales muchas veces se niegan debido a escaseces. Esta traba burocrática hace que el paciente pueda complicarse y agravar su condición, incluso morir en las postas y centros de salud. En modo increíble, la norma señala que la responsabilidad recaerá en el profesional del primer nivel de atención que busca transferir al paciente. Este es un incentivo perverso contra los propios pacientes, ya que permite que el hospital no los reciba. La norma debe ser corregida y adecuada a la escasez que existe en el sistema de salud.
El plan contempla la “participación de orientadores”, “capacitación en la atención de ventanillas”, “sillas de ruedas”, “un software integrado entre programas de citas”, “lector de código de barras”, “lector de huellas digitales” y un “aplicativo para celulares”, para pedir citas. La lista parece interesante, pero insuficiente. Y lo preocupante es que hay un incremento de costos en la mayor burocracia.
La única forma de disminuir o desaparecer la colas será con más consultorios, más médicos, la ampliación de horarios atención y mayor tecnología sanitaria de punta. Es decir, incrementando la productividad y la producción del sistema, de tal manera que la capacidad de respuesta de los servicios de salud sea superior a las necesidades de la demanda.
Ahora bien, la existencia de colas “temporales y tolerables” no es mala; sí lo es el “desequilibrio crónico” entre la necesidad de atender sin demora la demanda de salud y la reducción de los costos de los servicios. En nuestro país se gasta muy poco en salud y, por lo tanto, se ha generado una gran brecha de atención sanitaria, que se traduce en colas. Es necesario atender toda la demanda para ser eficaces, y hacerlo al menor costo para ser eficientes. Las colas reflejan la ineficacia y esconden la ineficiencia.
El Minsa gastará más dinero en el plan Cero Colas, en aspectos no esenciales para reducir las colas. Se lavará las manos con el argumento de que ya promulgó una norma. Los médicos y profesionales de los hospitales, centros de salud y postas enfrentarán el incremento de las expectativas generadas en la población por el plan Cero Colas. Luego de haber perdido un lustro en salud: ¡qué tal manera del gobierno de eludir su responsabilidad!
20 de Mayo de 2016
ASOCIACION MEDICA PERUANA