En el gobierno humalista la salud ha marchado a contracorriente
Herberth Cuba García
El ministro Alonso Segura, a escasos días de dejar el cargo de ministro de Economía y Finanzas, hizo un balance de las reformas que se efectuaron a lo largo del lustro humalista. El diario Gestión registró sus palabras, que por la importancia para el sector salud merecen un comentario. En el presente artículo están entre comillas.
Segura ha señalado que deja cinco reformas en marcha. La primera es “el impulso al capital humano. Las reformas remunerativas para la educación, la salud, Fuerzas Armadas y Policiales, y Servir.” El Decreto Legislativo 1153, para el sector salud, ha sido parte de esa reforma. En esa norma no fueron incluidos Essalud ni los nuevos organismos administrativos creados por el gobierno humalista, como IGSS y Susalud, entre otros. Tampoco han incluido al personal administrativo del sector salud ni al personal profesional que trabaja en las funciones de salud pública.
El Decreto Legislativo 1153 tiene pendiente aún su reglamentación, lo que se ha traducido en violación de los derechos laborales. Por ejemplo, no pueden cobrar las bonificaciones de luto, sepelio, tiempo de servicio, entre otros. Los funcionarios del Núcleo Ejecutor, que conduce el Ministerio de Salud (Minsa), aplicaron el DL 1153 en modo compulsivo y sin consenso. Aún hay protestas, y el nuevo gobierno deberá hacerles frente con prudencia.
La segunda reforma es la de infraestructura. “Ahí entra la parte de APP”. El propio ministro Segura señaló que “no hubo una entidad rectora que los mirase” y “que si no te aseguras de que estén bien diseñados y bien costeados, puedes terminar comprometiendo la estabilidad fiscal”. El sector salud es el ejemplo claro del incumplimiento de esa precaución. El Minsa no creó ningún mecanismo para transparentar las APP. La única APP que hicieron fue blanco de múltiples cuestionamientos. Al contrario, se complicaron los trámites para las inversiones en infraestructura y se crearon entes burocráticos regionales y nacionales que frenaron la inversión. No se consiguió la totalidad de la titulación de los predios de los establecimientos de salud existentes. La inversión quedó rezagada año tras año. Recién hace unos días el ministro de Salud dijo, como primicia, que tiene listo un paquete de inversión de nueva infraestructura. El Minsa ha ido a contracorriente de esta reforma impulsada por el MEF.
La tercera reforma es la diversificación productiva. Aquí se debería resolver “la problemática público-público y público-privada”. El alto nivel de nuestros profesionales de la salud y los servicios —por ejemplo, de cirugía plástica— los hace muy competitivos y atrayentes para los extranjeros. El Perú debería fortalecer la exportación de servicios de salud. Sin embargo, el freno burocrático del Minsa para las inversiones públicas y privadas ha sido contraproducente para esta reforma.
La cuarta reforma es la política social. El componente de salud de esta reforma ha sido el talón de Aquiles del MEF. El proceso de descentralización en marcha exigía una nueva relación entre el gobierno nacional, regional y local. La llamada reforma de salud tenía la obligación de cumplir con la ley de bases de la descentralización y dar las normas para compartir las funciones de salud pública en los tres niveles de gobierno. ¿Qué sucedió? Las transfirió. Este equivocado proceso complicó la articulación, la complementariedad y la sinergia con los gobiernos subnacionales. Estos gobiernos se han autonomizado y han restado capacidad de respuesta unitaria al Estado. El Ministro Alonso Segura ha señalado que “el impacto de esta reforma se verá en tres años”, lo que indica que no tiene evaluaciones concurrentes al proceso. Sin embargo, los malos indicadores sanitarios indican la gravedad del problema. El impacto de esta reforma es sobre seres humanos en modo directo. Esperar tres años para darse cuenta que algo anda mal puede tener lógica económica o política, pero resulta inhumano. El daño es irreversible.
La quinta reforma es el TPP. “Es continuación de lo que se ha hecho. Como la Alianza del Pacífico, el TPP tiene que mandarse al Congreso. Requiere una serie de informes que están terminados”. El rol del Minsa en esta parte ha sido catastrófica. La delegación del Minsa se retiró antes de la firma, “con el pretexto de que los dejaba el avión”. En Lima los funcionarios y el propio ministro de Salud propiciaron una serie de reuniones con los grupos de presión contrarios al TPP. El Minsa no ha logrado todavía emitir las normas complementarias internas al TLC con EE. UU. Es un pasivo muy serio y ya tiene ad portas el TPP. ¿No se dieron cuenta los del MEF ni los de la PCM?
En el sector salud el gobierno humalista ha ido a contracorriente de la política económica. El ministro Alonso Segura ha omitido señalar que hubiese una reforma de salud. Y tiene razón.
15 de Julio del 2016
ASOCIACION MEDICA PERUANA