Debe incluir prestaciones médicas, sociales y económicas
Herberth Cuba García
Es lugar común en los diseñadores de políticas de salud el concepto de “acceso universal al cuidado y la atención de salud”. Sin embargo, el contenido de esa frase tiene diversas interpretaciones y juicios de valor. Es necesario aclarar y definir los términos para equiparar su comprensión en los diversos actores involucrados en la salud de nuestro país.
El sesgo más común y equívoco es la creencia de que “acceso” significa que los usuarios posean un seguro médico. Es decir, que posean un documento, una póliza de algún tipo de seguro. Esto llevaría a que la estrategia para lograr ese objetivo sea ampliar el número de personas que poseen una póliza o documento. Esta vía puede darse a través de mecanismos burocráticos de acreditación con diversas fuentes de financiamiento. Otra vía sería realizar planes de promoción de estilos de vida saludables y planes por diagnósticos, como salud mental, cáncer, enfermedades crónicas y degenerativas, entre otros. Esta distorsión en la apreciación ha generado que los usuarios tengan “bajo el brazo” su documento, pero no cuenten con atención médica. Eso no es accesibilidad. Ayuda, pero no es suficiente.
Otra interpretación es creer que si los establecimientos de salud están ubicados en lugares apropiados y con horas adecuadas para la atención médica, se tiene asegurada la accesibilidad. Sin embargo, esto no toma en cuenta la edad de los usuarios, el nivel de pobreza, la existencia de alguna discapacidad o enfermedad crónica, entre otras situaciones que dificultan la obtención de atención médica y de salud.
Ambos sesgos impiden la comprensión integral de la accesibilidad porque eluden definirla como el poder que tiene el ciudadano para acceder a los servicios de salud. El poder de acceso es una condición particular e individual del ciudadano, análogo al poder de compra. Sin embargo, se han dado normas legales, planes de desarrollo y políticas públicas con serias limitaciones en la comprensión de este poder. Unos han endiosado el aspecto financiero, sin el correlato con la existencia de los establecimientos de salud; mientras que otros han priorizado la existencia de los servicios. Ambos olvidan al ciudadano.
La accesibilidad de los servicios de salud incluye, como es obvio, el tema financiero, la ubicación geográfica, la capacidad resolutiva de los establecimientos, los aspectos culturales y la mentalidad de los usuarios. Además, no basta el financiamiento de la enfermedad o el daño en el lugar que se obtiene el servicio médico y de salud, sino también el transporte (el traslado desde y hacia el hospital), la manutención, y la posibilidad de obtener compensaciones económicas por el tiempo que dura la enfermedad y la convalescencia. Es decir, es necesario incluir las prestaciones médicas o de salud, las prestaciones sociales y las económicas. Estos tres tipos de prestaciones son obligatorias para lograr la accesibilidad a los servicios de salud.
Es inequitativo y excluyente el sistema de salud que solo se dedique a brindar prestaciones de salud, porque impide la accesibilidad de la población pobre y vulnerable. Es cotidiano constatar, por ejemplo, a ciudadanos afiliados a algún tipo de seguro que, sin embargo, nunca lo usan. “Tienen el seguro por gusto”. El diseño de las políticas de accesibilidad a los servicios de salud ha sido equivocado. El poder de acceso del ciudadano incorpora sus necesidades, sus deseos y preferencias. Eso no calza con los planes de la burocracia. Es necesario repensar el diseño sanitario nacional para lograr el acceso universal a los servicios de salud; es decir, que nadie quede sin atención médica. Para ello es necesario eliminar las barreras económicas, geográficas y culturales, a través de mecanismos equitativos de acceso. Y también dejar de considerar a los usuarios de los servicios como “menores de edad”, y respetar su capacidad de ejercer el acceso con libertad.
El nuevo gobierno tiene la oportunidad de construir un verdadero sistema de salud, con prestaciones de salud económicas y sociales, como herramientas para lograr el acceso universal a los servicios de salud. El consenso del Foro del Acuerdo Nacional ha resumido todo esto: “Avanzar hacia la seguridad social universal en salud”. La buena noticia es que coincide con las propuestas del presidente Kaczynski.
Asociacion Medica Peruana
2 de setiempre de 2016