Por Germán Lench Cáceres*
Hipócrates, el padre de la medicina, fue un médico rural, viejo, amable y digno, se le considera sabio, dotado de un gran intelecto, y especialmente como una persona muy pragmática, descrito como “el médico de la experiencia y el sentido común”.
El juramento hipocrático lo hacen los que se gradúan en medicina ante los otros médicos y la sociedad, este es de carácter ético, para orientar la práctica de su oficio, claro y es también el juramento que se basa a partir de la responsabilidad del ser humano.
¿Lo que viene es cierto en el Ministerio de Salud? “En el momento de ser admitido entre los miembros de la profesión médica, los médicos se comprometen solemnemente a consagrar su vida al servicio de la humanidad, la salud y la vida del enfermo serán las primeras de sus preocupaciones. Tendrán absoluto respeto por la vida humana”, estas son promesas solemnes que hacen libremente por su honor.
Al parecer, los médicos huelguistas, quienes gozan de estabilidad laboral ganada por los años de servicios y no por meritocracia, se olvidan que estamos en una economía de competencia donde los aumentos de sueldos y mejoras laborales se obtienen en función al rendimiento, aparte de haber efectuado estudios de maestrías y doctorados o estudios de posgrado.
Los médicos que pertenecen al Ministerio de Salud, quienes en su mayoría, no son doctores ni tienen estudios de maestría, deben responderse las siguientes preguntas: ¿Son evaluados anualmente por su institución para medir su rendimiento?, ¿brindan un trato de calidad y oportuno a sus pacientes?, ¿realizan investigaciones médicas importantes para contribuir con la medicina o por lo menos lo intentan? La respuesta sería “NO”.
Por el contrario, tal como lo vemos permanentemente amputan piernas equivocadas y dicen por error; hay acusaciones de que piden regalos, dinero y atienden en primer lugar a sus familiares y amigotes, si los miles de pacientes aplicáramos la economía de la salud para determinar el uso óptimo de los recursos para la atención de la enfermedad y la promoción de la salud a la hora de demostrar la eficiencia de los servicios que los médicos brindan y sugerir formas de mejorarla, declararíamos al ministerio de Salud como una entidad en reestructuración y convocaríamos a concurso público para contratar los servicios médicos de profesionales con sentido humano.
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