Edulcorantes artificiales “diet” alteran el metabolismo y pueden causar diabetes
Un estudio realizado por la Universidad de Michigan señala que los edulcorantes artificiales, tan difundidos en las bebidas “diet” o "light", golosinas y otros productos, puede ser dañino para la salud y causar diabetes crónica y males cardiovasculares, lo cual es otra razón más por la cual es una torpeza gravar con impuestos a los productos con azúcar y no a los edulcorados artificialmente.
Lo grave es que estos productos se comercializan y publicitan como saludables y adecuados para las personas que luchan contra la obesidad y la diabetes.
Estos edulcorantes, entre los cuales principalmente se emplea el aspartame, sacarina, esteviol (derivado de la stevia), y sucralosa, alteran el metabolismo y desgastan las enzimas que protegen al organismo de la diabetes. Actualmente, la FDA (Food and Drug Administration) tiene seis tipos de edulcorantes artificiales aprobados.
El aspartame se emplea en más de 6,000 alimentos en el mundo y en los Estados Unidos se consume de 5,000 a 5,500 toneladas cada año y cuenta con el aval de profesionales expertos en diabetes, como la American Diabetes Assocciation, que ahora tendrá que revisar sus recomendaciones, mientras que se estudiaría también incluir a los productos que contengan estos edulcorantes en la lista de productos gravados con impuestos destinados a desincentivar su consumo.
Los edulcorantes artificiales no tienen calorías y se explica porque durante la digestión no se rompen en azúcares naturales como la glucosa, fructosa y galactosa, que finalmente se convierten en grasa. La sacarina y la sucralosa no se rompen para nada y se absorben directamente a la corriente sanguínea para después ser excretados por la orina.
La diabetes tipo 2 se presenta cuando el cuerpo no puede responder a la insulina, lo cual aumenta el nivel de glucosa en la sangre, que daña el sistema nervioso, los riñones, los vasos sanguíneos y el corazón.
Los científicos asocian el uso prologado de los edulcorantes con un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
En cuanto a la sacarina, se ha probado que altera la microbioma intestinal, es decir, los microorganismos saludables que viven en el intestino.
En tanto, el aspartame reduce la actividad de la enzima intestinal que protege contra la diabetes tipo 2. Además, esta respuesta puede ser exacerbada porque el cuerpo erróneamente percibe algo que sabe a azúcar y lo asocia con las calorías. A mayor discrepancia entre el sabor dulce y el contenido calórico, mayor desregulación metabólica.
Como si fuese poco, los edulcorantes artificiales también cambian la actividad cerebral asociada con la ingesta de comidas dulces.
Un examen de resonancia magnética para medir el flujo sanguíneo cerebral, mostró que la sucralosa, en comparación con el azúcar natural, reduce la actividad de la amígdala, que es la parte del cerebro relacionada con la percepción del sabor y la experiencia de comer, recuerda el Daily Mail.
Otro estudio reveló que el consumo prolongado de gaseosa “diet” está relacionado con una reducción en la actividad del núcleo caudado del cerebro, una región que interviene en la vía de recompensa y es necesaria para producir la sensación de satisfacción.
Los investigadores plantean que la disminución de esta actividad puede llevar a un consumidor de productos “diet” a compensar la falta de placer derivado de la comida incrementando el consumo de toda clase de comidas, no sólo de gaseosa.
Estos estudios celulares y cerebrales podrían explicar por qué la gente que consume edulcorantes presenta mayor riesgo de obesidad que aquellos que no los consumen.
El estudio advierte a los consumidores y profesionales de la salud que revisen sus suposiciones sobre los “beneficios” de los productos edulcorados artificialmente, que se encuentran en una gran variedad de presentaciones, desde yogur hasta galletas.
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