Aleksandr Dunáev
 
Con la aparición en Italia de una nueva especie de mosquitos, la Aedes Koreicus, más resistente y adaptada a temperaturas más bajas, aumenta el riesgo de la difusión de parásitos y enfermedades infecciosas.
 

Aedes Koreicus Ilmeteo

Ilmeteo.it

 

 
Normalmente en Italia es bastante raro ver mosquitos en la segunda mitad de octubre. Con el gradual descenso de las temperaturas los insectos desaparecen, concediendo a los humanos una tregua hasta la próxima primavera.
 
En los próximos años este régimen habitual de guerra y paz entre el hombre y el mosquito podría cambiar. A mediados de octubre la revista científica Parasites and Vectors publicó un artículo de un equipo de investigadores de la Universidad de Milán que atrajo mucha atención de los medios italianos.
 
UN DESCUBRIMIENTO PREOCUPANTE
 
Los autores del texto relatan que entre julio y septiembre de 2020 los científicos recogieron unas 6.000 larvas y centenares de huevos de mosquitos en la provincia de Bérgamo (Lombardía) y los pusieron en un insectario bajo condiciones estándar, a saber, 26 grados Celsius y 80 de humedad.
 
La mayor parte de los mosquitos que obtuvieron pertenecían al género Culex, muy difundido en Italia y el resto el mundo. A su vez, entre los insectos restantes había unos 50 ejemplares de la especie Aedes Koreicus.
 
Como se deduce del nombre, este mosquito es originario de la Península Coreana, pero también está presente en Japón, China y el Extremo Oriente ruso. Sin embargo, después de que en 2008 fue detectado en Bélgica, también se difunde en Europa.
 
En Italia fue encontrado por primera vez en 2011, en la provincia de Belluno (Véneto), adonde llegó, probablemente, a través de uno de los aeropuertos locales: las ricas regiones septentrionales, que representan la parte más desarrollada del país, mantienen intensas relaciones comerciales con el Este asiático.
 
UN MOSQUITO QUE NO TEME EL FRÍO
 
En los últimos diez años el Aedes Koreicus colonizó un territorio montañoso de más de 3.000 kilómetros cuadrados, que se extiende desde Liguria hasta Véneto, y ahora se expande rápidamente hacia el oeste y el sur, “probablemente gracias a la presencia de densas redes de carreteras y hábitats adecuados”, indican los investigadores.
 
Se sabe que los mosquitos aman el calor, pero el Aedes Koreikus se adapta bien al clima temperado y le gustan las zonas montañosas con temperaturas más frescas, entre 23 y 28 grados.
 
La razón es sencilla: la resistencia al frío le da una ventaja evolutiva, gracias a la cual puede colonizar territorios, en los que no debe competir con otros mosquitos.
 
EVENTUAL PELIGRO EPIDEOMILÓGICO
 
La nueva especie se añade a las muchas que ya están presentes en Italia. Además del fastidio que dan todos los mosquitos, el Aedes Koreikus puede ser vector de enfermedades tanto para la gente, como para los animales.
 
En particular, puede vehicular los nematodos, una especie de parásitos humanos que causa enfermedades de transmisión alimentaria. También propaga el virus de chikunguña, que provoca un fuerte dolor en las articulaciones, y la encefalitis japonesa, una enfermedad que resulta letal en el 40-70 por ciento de los casos.
 
Hasta el momento, en Italia no se han registrado contagios, pero no es un motivo para bajar la guardia, como demuestra otra especie invasiva de mosquitos, originaria de las zonas tropicales.
 
El Aedes albopictus, más conocido como mosquito tigre y presente en Europa desde hace unas tres décadas, causó una epidemia de chikunguña en la isla francesa de Reunión en 2005-2006, que dejó 248 muertos. En 2007 el insecto fue responsable de la primera y única epidemia de la misma enfermedad en Europa, que sólo en Italia afectó a unas 200 personas.
 
La propagación del Aedes Koreicus, igual que la del mosquito tigre, es un efecto colateral de la globalización. Con la intensificación de los cambios comerciales y los flujos de aviones, barcos, trenes y vehículos entre varias partes del mundo, es inevitable que especies endémicas de unas regiones se difundan en otras.
 
Una vez que un insecto invasivo se implanta en un territorio que tiene condiciones favorables para su propagación es prácticamente imposible erradicarlo. Por lo tanto, los italianos deberán acostumbrarse a la presencia de un nuevo vecino incómodo, esperando que el fastidio que da se limite a las picaduras y no genere epidemias de enfermedades exóticas y peligrosas. 
 
 
Con información de Sputnik