El 81,5 % de los jóvenes ha modificado sus ritmos de sueño y llega a recibir o enviar hasta 100 mensajes diarios a través de su móvil. Las vacaciones escolares y las consecuencias del confinamiento provocan un aumento del número de menores enganchados a la pantalla en horario nocturno.

Los adolescentes se van a la cama a deshora y con el móvil en la mano, sobre todo en vacaciones. Este es el caldo de cultivo para que aparezca el vamping tecnológico. Este fenómeno, del que se habla desde hace años, provoca la pérdida de horas de sueño por estar frente a la pantalla y, tras el confinamiento, es más posible que el problema se agrave o atrape a los adolescentes. Así lo consideran los expertos, que advierten de consecuencias "nocivas" para la salud mental y física de los jóvenes, por lo que recomiendan a los padres que impongan límites en el uso de los dispositivos. "Las rutinas son muy importantes: hay que establecer horas fijas para acostarse y levantarse", recomienda Diego Redolar, profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) e investigador del grupo Cognitive NeuroLab y del instituto Brain 360. Por su parte, José Ramón Ubieto, docente colaborador de estos estudios, llama a "negociar y establecer momentos en los que no se pueda usar las pantallas" para evitar este tipo de abuso.

 

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