Rosa Bronstein
Tel Aviv, 11 de may (Sputnik).-El día de hoy ha estado copado con un triste abanico de violencia: enfrentamientos entre palestinos y Policía israelí en Jerusalén oriental, manifestaciones contra desahucios de palestinos, cohetes desde Gaza y represalias israelíes sobre la franja con menores muertos.
Comenzó temprano en la mañana en Jerusalén este con miles de palestinos reunidos en el complejo donde se encuentra la mezquita de Al Aqsa que arrojaron piedras hasta bloquear una calle. Entonces las fuerzas del orden israelíes entraron en el recinto y respondieron con granadas de aturdimiento y balas recauchutadas, según comunicado policial, en el día en que nacionalistas judíos celebran el Día de Jerusalén, que conmemora la victoria israelí sobre los jordanos y la toma de la ciudad dividida en 1967.
Esto se seguía de un fin de semana violento en el mismo lugar que dejó unos 300 palestinos y una veintena de agentes heridos.
Hoy la Media Luna Roja palestina reportó casi 400 heridos palestinos, más de una decena en estado grave.
La Explanada de las Mezquitas es un lugar considerado sagrado tanto por judíos como por musulmanes. En el complejo está la mezquita de Al Aqsa, el tercer lugar más sagrado para el islam, después de Meca y Medina, y el más sagrado para el judaísmo, donde se cree que ambos templos bíblicos fueron construidos y destruidos. Hoy se prohibió la entrada de los judíos en el lugar, que tienen permitido rezar allí a ciertas horas del día, debido a las tensiones de los últimos días que, además, coinciden con el final del mes sagrado musulmán del Ramadán.
POLÍTICA ERRÁTICA
Durante la jornada los judíos nacionalistas que celebran el Día de Jerusalén tenían previsto hacer el recorrido que hacen todos los años en la llamada Marcha de la Bandera, entrando por la Puerta de Damasco, en la parte musulmana de la Ciudad Vieja de Jerusalén, hasta llegar al Muro de los Lamentos. En general esta marcha es vista por los palestinos como una provocación, y hoy líderes políticos, sociales y encargados de la seguridad israelíes sugirieron que la manifestación cambiase su trayectoria.
La Policía en un principio no lo hizo, si bien después cambió de opinión y, a última hora, informó a los manifestantes que no podían entrar por la Puerta de Damasco.
Mientras el movimiento islamista Hamás, gobernante en Gaza, lanzó un infrecuente ultimátum a Israel: instó al país a sacar a sus tropas de Al Aqsa y del barrio jerosolimitano de Sheik Jarrah, donde cuatro familias palestinas están pendientes de un posible desahucio por parte de nacionalistas israelíes quienes, desde hace años, alegan que las casas fueron construidas sobre tierras de propiedad judía. El caso se está debatiendo en los tribunales nuevamente. Hamás dijo que, de no retirar sus fuerzas hasta las 18:00, atacaría.
ATAQUE ANUNCIADO
Y a las 18:06 sonaron las alarmas antiaéreas en Jerusalén, donde impactaron siete proyectiles lanzados desde Gaza. No causaron daños mayores, pero los parlamentarios de la Knéset (Parlamento israelí) fueron evacuados y corrieron a los refugios, lo mismo que muchas personas que paseaban por la Ciudad Vieja.
A lo largo de la tarde-noche no dejaron de caer proyectiles en Israel, el Ejército comunicó que fueron unos 150. La mayoría iban dirigidos contra las comunidades cercanas a la frontera con Gaza, y casi la mitad fueron interceptados por el sistema antimisiles Cúpula de Hierro.
Las represalias israelíes no se hicieron esperar y bombardearon puestos de observación, bases y también un túnel de ataque de Hamás.
Las autoridades sanitarias palestinas han reportado hasta ahora una veintena de muertos, entre ellos nueve niños.
Hamás dijo en comunicado nocturno que "no desea empezar una guerra, pero si Israel continúa dañando la mezquita de Al Aqsa y a los fieles, no podrá no responder".
Por su parte el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dijo que "Hamás pagará un alto precio por haber atacado Jerusalén". (Sputnik)